Capítulo 4.

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-¿Estás ya? ¡Date prisa! -apremiaba Iris a Jade a través del móvil.

-¿Puedes callarte o te cuelgo? -le amenazó la otra, mirando la imagen de su amiga.

-¡Es que estoy muy nerviosa! Pasado mañana dejamos Valencia para ir a Madrid y que nos las presenten. ¿Cómo se come eso?

Jade puso los ojos en blanco.

-Con patatas y kétchup -bromeó.

-Ja, ja, qué graciosa eres...

En ese momento, Andrea abrió la puerta de su casa, le lanzó una mirada a su amiga y se hizo a un lado para que pasara.

-¡Por fin! Llevo como diez minutos llamando al timbre... -se quejó Jade, olvidándose de que Iris estaba escuchando y viéndolo todo por el móvil.

Andrea le ignoró, cerró la puerta y corrió escaleras arriba.

-Oh, vaya Jade, qué alegría verte, ¿cómo estás? Estoy genial tía, gracias por preguntar -dijo Jade, siguiéndola.

And rodó los ojos y entonces Iris se rió.

-¿Estás hablando con Ir?

-Por oovoo. Así no estaba ella sola en su casa haciendo el equipaje...

-Pues me vendría bien ayuda... -protestó Iris, y Jade vio que se ponía a mirar a su alrededor.

-Créeme que la que más ayuda necesita aquí es And -le respondió esta, mirando el interior de la habitación de su amiga. Por todo el suelo había ropa, al igual que por la cama. En el escritorio habían un montón de neceseres de maquillaje, junto con peines, cepillos, cremas y mil joyas diferentes.

-¿¡Sabes lo difícil que es esto!? -exclamó Andrea, nerviosa-. ¡Voy a estar como dos meses fuera de casa, no sé qué ropa llevarme!

-Bueno, sí, ¿has olvidado que yo también me voy?

-No os olvidéis de mi perras -protestó Iris, que no veía nada.

-Uy, perdón.

Jade colocó su móvil de manera que Iris pudiera verlas perfectamente. También podía ver perfectamente el desorden de la habitación, pero había confianza, qué más daba.

Iris silbó.

-Tu armario será pequeño, pero lo que cabe ahí a presión...

-Cállate, Iris, que ahora tengo una pantalla por medio, pero en dos días desaparecerá -dijo Andrea, mientras rebuscaba entre las prendas del suelo.

-Te ayudaré. Tú, Iris, háblanos o algo y nos distraemos.

Y mientras las tres hablaban, Jade y Andrea lograron ordenar la habitación, poco a poco. Acabaron escogiendo la ropa que Andrea se llevaría, y Jade la ayudó con las cosas de ocio.

Mientras, Iris comenzó a contarles la nueva pelea que había habido entre los amigos de su pueblo. Andrea y Jade se miraron, pusieron los ojos en blanco e hicieron como que escuchaban todo, por dentro pensando que ojalá se acabara aquello ya.

Dos días después...

Eran las seis de la mañana cuando el despertador de las tres amigas sonó. Mientras unas se levantaban sin rechistar (Andrea), otras gruñían pese a saber por qué se tenían que levantar a esa hora (Jade) y otras ni siquiera oían el despertador (Iris).

Andrea era la que más despierta iba de las tres. Lo primero que hizo fue coger el móvil y mandar un audio al grupo que tenían las tres.

-LEVÁNTENSE PERRAS, ES LA HORA. EN UNA HORA Y MEDIA SALE NUESTRO TREN.

Iris escuchó el mensaje con los auriculares prácticamente al máximo, y un segundo después estaba en el suelo, asustada por los gritos del audio de Andrea.

Maldijo a su amiga y se levantó. Si no se daba prisa, perdería el tren, y eso sería lo peor que podía pasar.

Jade, media hora después, fue arrastrada fuera de la cama por su madre, que sabía que si su hija no se levantaba ya, perdería el tren.

Las tres chicas comenzaron su día, una totalmente despierta, las otras dos yendo medio dormidas, y en menos de una hora, ya estaban en la estación de Valencia. La primera en llegar, sorprendentemente, fue Jade, quien no paraba de mirarse las orejas en el móvil.

-Guau, ¿el maquillaje no hizo su efecto?

-El maquillaje ni siquiera ha entrado en acción a estas horas -protestó su amiga, que estaba sentada en su maleta.

Iris llegó poco después, más animada que cuando Andrea le había despertado del todo con su audio. Chocó el puño con ella y saludó a Jade intentando aguantarse la risa al ver a su amiga tan dormida.

-¿Cómo has amanecido, querida Ir? -le preguntó And, pasándole el brazo por el hombro.

-Bueno, estaba completamente dormida hasta que he escuchado tu audio, que además de dejarme sorda, ha hecho que me caiga de la cama del susto.

Andrea soltó una carcajada.

Un rato después, el tren llegó a la estación. Las tres chicas, incluso Jade, que seguía casi más dormida que antes, comenzaron a sentir mariposas en el estómago.

En cuestión de horas estarían conociendo y abrazando a sus chicas, las tres juntas.

Próximo destino: Madrid, con Alba, Rocío, Sonia... Y Mickey, que sólo Jade sabía que estaba con las tres amigas.

-Shh, no queremos que te lleven a casa otra vez.

Cogió la maleta, y siguió a sus amigas al interior del tren, mientras metía la mano en el interior de la maleta y acariciaba a su querida mascota.

Hey, Mickey! {Sweet California}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora