▪ 17 de septiembre de 2027.
- No puedes hacerlo.
- Tengo que hacerlo, no hay vuelta atrás.
- Por favor, Lauren... Tú no eres así.
La de ojos verdes ignoró a su amiga, quien no podía entender que Lauren pensase en hacer algo así. En el fondo Dinah entendía el sufrimiento de su mejor amiga, admiraba su fortaleza pero también le dolía aquel cambio.
- Hazlo por mí. No, mejor, por ti.
- Dinah, entiende de una maldi... De una vez que esto no es por mí.
- No le gustaría verte así...
Dinah trabajaba como federal, había ingresado en el FBI hace dos años, la chica más joven que había logrado acceder a los altos cargos. Pese a su puesto, Dinah no aceptaba el gobierno y estaba totalmente en su contra y Lauren también. Mientras la federal preparaba las copas, la de ojos verdes se encargaba de los aguacates, sin mirarle ni una sola vez.
- Lauren, nosotras pertenecemos al otro lado, somos los buenos.
Llevaba tres meses insistiendo en que Dinah le ayudara, quería saber qué ejercicios debía hacer para tener más fuerza. Dinah se resistía, no quería ayudarle, si lo hacia, Lauren cometería el error de su vida. La morena estaba a punto de rendirse, se sentía sola ante las negativas de la rubia, dio un golpe a uno de los armarios de la cocina y empezó a llorar.
- Lauren...
- ¡No lo entiendes! ¡Me la arrebataron! Ellos, ellos... Le hicieron daño y... y... Ella ya no está.
La más alta la acurrucó entre sus brazos y, en silencio, dejó que su amiga se desahogase. Lauren resistía, tragaba sus emociones y no permitía a nadie verla llorar, ni flaquear. Ally llevaba meses preocupada por ella, la llamaba cada noche y nunca cogía el teléfono, iba a visitarle con comida china y sushi y nunca abría la puerta, cada noche en el felpudo había una bolsa llena de comida para que, por lo menos, Lauren se alimentara. Estaba claro que no podían seguir así, sin embargo no encontraban soluciones. Lauren había acudido un mes al psicólogo pero no mejoró en absoluto. De hecho, en un ataque de ira a causa de las palabras del especialista, salió de la sala a gritos.
Hacía un año que había terminado la carrera, biología marina. Le faltaban unos meses para cumplir 24 años y estaba más perdida que nunca. Tenía días más lúcidos, iba al laboratorio y a la organización feliz, pero otros días iba arrastrándose por las esquinas, llorándole por teléfono a Dinah jurando que no tenía más razones para vivir y que se sentía vacía, no le quedaba nada. Lauren tenía una idea clara en su mente: terminar con los que le arrebataron a quien más quería y querrá. Lo que más deseaba es verles sufrir y así se quedaría tranquila. Siempre había estado en contra de la venganza hasta que pasó aquello.
• 2 de junio de 2026.
- ¿Sí?
- ¿Michelle Jauregui?
- Lauren Jauregui, pero sí, soy yo, ¿Qué pasa?
- Tengo que hablarle de su hermana Sandra.
- ¿Qué le pasa a mi hermana? - La hermana de Lauren trabajaba como enfermera en un hospital de las afueras, tendría que haber vuelto a casa hace varias horas pero pensó que tenía otra guardia. A sus 28 años ya era doctora jefe de pediatría.
- Lo siento mucho, señorita Jauregui - El oficial seguía hablando pero su mente desconectó. Su hermana había muerto. Al salir del trabajo, de camino a casa, cuatro jóvenes de 30 años ya identificados, agredieron y golpearon a su hermana hasta dejarla inconsciente. Al ver que ya no reaccionaba, los cuatro salieron corrieron de allí, por suerte una cámara grabó sus rostros. El encargado no quiso entrar en detalles y pidió que fuera a la morgue, claramente con otras palabras, a identificar el cuerpo aunque no había duda.
Ese día terminó su vida. Dinah se encargó personalmente del caso y cuidó todo lo posible a Lauren, quien se mudó a su casa y vendió la familiar. La rubia insistió en que Lauren debía terminar la carrera y conseguirían juntas salir adelante. Las veces que Dinah tenía que viajar por trabajo, Ally dormía allí con ella para abrazarla cuando se despertaba de una pesadilla llorando. Ambas se implicaron en su recuperación. La de ojos verdes desarrolló fobia a la calle las primeras semanas, por ello recibió clases de defensa personal. Después pasaba las noches de bar en bar y quería vengarse de todos los hombres hiriendo sus sentimientos y dejándoles en ridículo.
Era totalmente consciente de su problema, pero no mejoraba. Ideó un plan perfecto, y sólo esperaba el día, el 14 de enero, para ponerlo en marcha. Quería que ellos pagasen todo lo que hicieron.
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▪ 13 de enero de 2028.
Lauren llevaba meses entrenando, ahora era más fuerte. Físicamente seguía igual, ahora sabía defenderse. Todos los días salía a correr, a las seis de la mañana hacía 10 km en la playa y por la tarde 3 km al lado del bosque. Estaba más estable mentalmente, ya no lloraba, ya no tenía pesadillas. Había logrado superar todos esos problemas y ahora sólo se preparaba. En los últimos meses había comprado una pequeña cantidad de armas y con parte del dinero de la casa había conseguido un todoterreno, muy resistente o eso le había prometido el jefe del confesionario.
Sólo quedaban cinco horas para que empezase el toque de queda, en cinco horas comenzaría la purga. Todos los 14 de enero y durante 96 horas, en Estados Unidos no había ninguna ley, podías cometer cualquier crimen sin castigo. El gobierno había querido aprobar esta medida para limpiar la sociedad, los ricos vivirían y los pobres sin recursos morirían, así ahorrarían las ayudas y "una sociedad de calidad" resultaría. Los pobres no estaban de acuerdo con esto, pero no tenían ningún poder para evitarlo. Hacía tres años que existía esto y todos deseaban las siguientes elecciones para zafarse.
Esos días nadie podía salir de casa, se mantenían encerrados en casa, con mil tipos de mecanismos para que nadie pudiese entrar y rodeados de armas, rezando para que no ocurriese nada. En la calle estaba la gente que buscaba venganza como Lauren, que disfrutaba de matar, robar... y que hablaban de "purificarse". Los ricos jugaban con la vida de los demás y a veces secuestraban a personas para disfrutar en grupo.Nadie estaba a salvo. Lauren aprovecharía esos días para matar a los que acabaron con la vida de su hermana. Nadie podría pararle.
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Bullets for you. {Camren}
RomanceMi padre me preguntó a los catorce años: - ¿Lauren, qué harías por amor? - Hm... ¡Recibiría balas! - ¿Y estarías dispuesta a disparar?