▪ 23 de agosto de 2020.
Mike cuidaba muchísimo a su nuevo coche, era algo que quería hace tiempo pero prefería gastar sus ahorros en viajar y hacer felices a sus hijas y esposa. Clara y Mike querían pasar un día solos y decidieron ir hasta su lago favorito, donde pasaban los días en los veranos de su juventud. Era un lago extenso pero muy privado, parecía un pantano por su situación, estaba rodeado por la montaña, lleno de curvas y apartado de las ciudades. En un extremo del lago, la parte más profunda, se podía ver una pequeña capilla de hace más de 100 años, cuando el lago no existía. Sólo se veía la cruz y una parte de la construcción, si buceabas podías verla claramente y había gente que intentaba entrar para investigar. Clara siempre contaba que cuando eran jóvenes, había una temporada en la que el nivel del agua bajaba y se podían ver las antiguas campanas ya totalmente oxidadas.
Entre los dos habían preparado la comida y un recipiente lleno de té frío, costumbre de Clara que había heredado Lauren, mientras que Mike siempre llevaba uno de café y Sandra también. Pasaron un día genial, sólo estaban ellos y un par de ancianos en la otra orilla, quienes contaron a Mike que vivían en la casa que se podía apreciar en la vertiente desde hacía 26 años. Se bañaron, comieron, leeron, hicieron fotos, pasearon y se volvieron a bañar. Fue un día mágico y hasta las ocho y media no cogieron el coche para volver a casa, realmente obligados porque había empezado a llover y se estaba haciendo de noche.
A causa de la lluvia, de la tierra mojada, de la poca claridad del camino, en una de las curvas de la montaña, el coche nuevo de los Jauregui resbaló y... El vehículo cayó, chocándose con varios árboles por el camino. En la caída el coche quedó en parte destruído, el maletero y la parte trasera estaba totalmente rota, el capó tenía una gran abolladura. Los bomberos con helicópteros tardaron horas en sacar de allí el coche, Clara murió en el instante y Mike aguantó un par de horas pero no pudo soportar más y se rindió. La llamada fue hecha por los ancianos que escucharon el accidente.
Lauren tenía solamente 16 años, Sandra ya tenía 22, entonces pasó a ser su tutora legal y la única persona que le quedaba. Se unieron mucho más de lo que estaban, Sandra se cambió de universidad para estar más cerca de Lauren y que no tuviera que ir a un centro del estado. Del coche salvaron la cámara de Mike, el termo de té de Clara y un peluche pequeño que siempre estaba detrás del asiento, aparte de un par de documentos del seguro. Aquella fue la primera pérdida de las hermanas, dos años después Saturno murió con 15 años y luego vino Sandra...
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▪ 14 de agosto de 2028. 8 de la mañana.
Ally y Normani habían madrugado para preparar el edificio. Ambas trabajaban en una iglesia y desde hacía uno años, habían conseguido un edificio a unos km para acoger a las personas necesitadas. Habían estudiado psicología y Normani se había especializado en adicciones mientras que Ally después estudió para poder ejercer como asistente social. Ayudaban a la iglesia y hacían todo lo posible para curar a personas con problemas y arreglar familias a las que iban a quitar la casa o la custodia de los hijos. Se esforzaban muchísimo para hacer eso real. El edificio lo utilizaban para los días de purga, cada año alistaban la construcción con toda la seguridad que tenían, por ello pocas personas lo conocían, si no eran un blanco fácil. Cada ventana estaba tapada con tablones de madera, hacían dos muro con ellos. Llenaban el almacén de comida para todos y guardaban unas armas, a las que sólo el cura podía acceder.
Ellas se encargaban de cuidar y proteger a los demás. Como siempre.
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▪ 15 de abril de 2027.
Le habían dado la mejor noticia posible a Camila, hacía poco que había cumplido 26 y podría realizar todos sus planes a tiempo. Ese día no había ido a trabajar por la tarde a la guardería; para conseguir más dinero y poder conseguir todos los caprichos y además, ahorrar, por la mañana trabajaba en la Escuela Irckson y por las tardes en la guardería Mickey Mouse. Le encantaban los niños así que para ella no era un trabajo, era un placer poder jugar con ellos.
Eran las cuatro y media cuando salió de la clínica y corrió a casa, impaciente ante el retraso del autobús. Parece que se había puesto de acuerdo para estropearle el día. Tardó 55 minutos en llegar a casa, subió por las escaleras y no por el ascensor, no podía esperar más.
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▪ 7 de septiembre de 2026.
- Pero, ¿por qué?
- ¿No te da morbo?
- No sé...
- Siempre dices que trabaja por las tardes... No va a pasar nada. Será más divertido.
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Sacó las llaves y, casi sin aire, abrió la puerta. Dejó su bolso a un lado en el sofá y se dirigió a la habitación. Estaba entrecerrada y dentro se oía ruido, cosa que le extrañó pero no dio importancia, tenía ganas de gritar la noticia.
Al abrir lo vio, su esposa estaba debajo de otra mujer, estaban desnudas teniendo relaciones sobre su cama, ambas se besaban sin parar. No podía reaccionar, aquello no era cierto. Ninguna era consciente de su presencia, sólo se quedó allí quieta unos segundos hasta que, la morena que no conocía, se dio cuenta y se apartó rápidamente de Helena, intentando taparse con la sábana arrugada. La esposa de Camila miró hacia la puerta y la vio, evidente y rápidamente la latina corrió hacia la salida, necesitaba ir a la calle lo más pronto posible, no sabía qué hacer o decir. Todo su mundo estaba roto. Helena gritó su nombre varias veces seguidas, antes de suspirar enfadada y empezar a chillar contra Gabriela.Camila fue a la calle sin rumbo fijo, sólo con las llaves y el móvil, ni siquiera tenía dinero. Se sentó en un parque y estuvo allí durante horas, llorando, no sabía bien si de dolor o rabia. Quería matarla, pero seguía amándola y no podía. Helena era la mujer de su vida y... Le había engañado con esa chica. Le sonaba de una campaña publicitaria, pero nada más. Entre sus pensamientos apareció que era normal, que su amante era mil veces más atractiva que ella y seguro que hacía más feliz a Helena...
Llamó a Sinu después de secar sus lágrimas, no iba a contarle nada, sólo la noticia.- Hola, mamá.
- ¡Cariño! Esperaba tu llamada, papá me dijo que hoy tenías médico.
- Sí, he ido al médico...
- ¿Y qué te dijo? ¡Cuéntame, Camila, no me tengas así!
- ¡Sí puedo tener un bebé! - Dijo fingiendo alegría, no tenía ganas de nada. Sinu gritaba de emoción por teléfono, avisando a Alejandro. - Me dijo que hay una vía perfecta para mí y que en una semana puedo volver y estará todo en marcha, lo intentaremos pero hay un 95% de posibilidades y lo o la tendría en enero. Y si no volvería a intentarlo a finales de mayo.
- ¡Me alegro tanto, hija! Papá y yo estamos muy contentos.
- ¡Lo conseguiste, pequeña! - Se escuchó gritar a su padre a lo lejos.
- Sí, estoy muy contenta...
- ¿Y qué te ha dicho Helena?
- Eh... está trabajando, no le he podido avisar...
- Ay, Camila, me alegro tanto, sé la ilusión que te hacía. Helena y tú estaréis muy felices, vais a formar una familia, me recuerda a cuando papá y yo supimos que íbamos a tenerte y peleamos por los nombres, él quería Karla y yo Camila. Es la experiencia más maravillosa del mundo, tengo tantas ganas de verte con barriguita...
- Y yo, mamá, y yo... - Dijo en voz baja y a punto de llorar. Su madre lo notó.
- ¿Estás bien, Mila? No te noto feliz...
- No, mamá, es que me muero de ganas de decírselo a Helena, nada más, tranquila. Bueno, te dejo, que tengo que hacer... unas cosas... Avisa a Sofi. Te quiero, mamá, os amo a todos.
Esperó la respuesta de su madre y colgó. Rompió a llorar tirando el móvil a un lado sobre el césped. Se abrazó a sus piernas y lloró horas, imaginando todos los planes que tenía. En 2027 nacería Sofía, luego a finales de 2028, nacería Nico y en 2030 comprarían la casa en la playa, esperarían hasta 2032 para tener a María. Imaginaba cómo iba a crecerle la barriga, las caricias que le daría su familia, decorar la habitación, tener al bebé en brazos, abrazarlo, jugar con él o ella, comprarle juguetes, ponerle calcetines pequeños e intentar coser un gorrito para invierno. Llevarle al parque los domingos con Helena y luego tomar un helado o un granizado, correr con el carrito, escuchar sus primeras palabras, pelear por a quién llamaba mamá y mami, que gatee por toda la casa y ayudarle a caminar. El parto, ver sus ojitos abiertos por primera vez... Ya nada existía.
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Bullets for you. {Camren}
Storie d'amoreMi padre me preguntó a los catorce años: - ¿Lauren, qué harías por amor? - Hm... ¡Recibiría balas! - ¿Y estarías dispuesta a disparar?