Capítulo 2: Camila y la felicidad.

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▪ 23 de septiembre de 2024.

- Yo, Camila, prometo amarte y respetarte para siempre, estar junto a ti cuando estés triste, cuando estés feliz, cuando triunfes y cuando fracases. Desde el primer día me enamoré de esos dos ojos brillantes, tan profundos y hermosos como el sol. Me enamoré de tus labios, de tu forma de sonreír o de peinarte, de tu lado torpe, que anda que yo lo diga... Estuviste conmigo siempre, cuando creía que no aprobaría los exámenes de la universidad y cuando tuve aquel virus y por poco no pierdo la voz para siempre.. Intenté apoyarte lo máximo con tus problemas familiares... y con tus noches de insomnio para conseguir llegar al puesto que tanto ansiabas. Las vacaciones en Perú y en Alemania, los paseos por la playa y jugar con las olas, las noches de lluvia en las que te abrazaba porque me dan miedo los truenos, los días que vienes a recogerme al trabajo y vamos al parque a comer juntas, compartir libros, odiar las mismas películas y comer sushi hasta hartarnos mientras vemos Friends. No tengo duda, eres la mujer de mi vida, la mujer con la que siempre voy a estar, tener hijos, nietos, una casa en la playa, viajar con 50 años a Turquía y después de jubilarnos, ir juntas de crucero, sólo tú y yo. Te amo, eres el amor de mi vida.

- Prometo amarte y respetarte, estar en la salud y en la enfermedad, hacer todos nuestros sueños juntas y celebrarlo. Educar a Nico, Sofía y María, llevarlos al parque, enseñarles valores, enseñarles a nadar y a amar la música como lo haces tú. Seguir saltando las olas como siempre hacemos, tirarnos en la arena y enterrarte, que quieras saltar el acantilado y yo te diga que mejor no y termines haciéndolo. Ir a los estrenos de las películas Disney aunque las odie, regalarte peluches por nuestro aniversario, hacerte zumo por la mañana, cantar en el coche a pleno pulmón y amarte, lo que más quiero hacer es amarte. Te amo, Camila, más que a nada. No tengo ojos para nadie más y nunca los tendré, ni manos, ni labios, ni caricias... Te amo, mi amor.

- Entonces... ¿Aceptas a Camila Cabello Estrabao como esposa?

- Sí, quiero.

- Y tú, Camila, ¿Aceptas a Helena Verdon como esposa?

- Sí, quiero.

Camila Cabello, profesora infantil de 23 años, prometida con Helena Verdon, periodista de 25 años, desde los 20 años y pareja desde los 18. Camila le pidió matrimonio a su novia el 25 de diciembre de 2021, delante de toda su familia, mientras fuera nevaba. Había estado ahorrando durante meses para comprarle uno de los mejores anillos de la mejor tienda del estado. Helena había aceptado sin dudarlo, estaban completamente enamoradas. Camila idolatraba a Helena y Helena a Camila. Hacían la pareja perfecta, Sinu y Alejandro adoraban a su nuera y Sofía veía a su cuñada como su hermana. Camila siempre pasaba las navidades en Cuba con su familia, a excepción del día que quiso declararse. Pidió a sus padres que viniesen, no veían a Helena desde que Camila pidió que le avalaran para comprar un apartamento en el centro meses antes y conocieran por error a aquella chica de ojos negros que había conquistado el corazón de su hija. Las dos soñaban con tener hijos cuando Camila cumpliera 26 y comprar una casa en la playa a los 29.

Camila estuvo semanas decidiendo cómo pedirle matrimonio a Helena, quería que todo fuese diferente y único. Helena, nerviosa por la cena con los padres de Camila y los suyos, necesitaba que todo el tiempo su novia le dijese que todo saldría bien. Oscar y Martha no conocían a Sinu y Alejandro, y les había costado meses entender que su Helena, la niña tan religiosa, amase a otra mujer. La pareja había arreglado la casa a la perfección, una semana antes habían montado juntas el árbol, entre besos y carcajadas. El primer día no acabaron la decoración, terminaron tiradas en el sofá comiéndose a besos y pasaron horas allí juntas con el fuego de la chimenea, en el sofá y luego en la alfombra. Camila amaba la navidad y para ella era muy importante que Helena disfrutase. Compró todas las flores que pudo, llenó el salón de flores después de pedirle que fuera a comprar champagne, que se les había olvidado, "olvidado". Pidió a uno de sus mejores amigos que pintase una de sus fotos favoritas y compró uno de los marcos más bonitos que encontró. Embaló el cuadro y lo puso en la mesa del salón, apagó la chimenea e indicó a su familia sobre su plan. Puso música lenta cuando su novia llegó, sonaba la canción favorita de las dos, su canción. Las cortinas estaban corridas para que se viera la nieve y algunas luces de la ciudad, a oscuras le dijo a Helena que se había ido la luz y que, sus padres encenderían unas velas. Cuando Sinu y Alejandro encendieron las velas, la estancia estaba llena de flores y en el centro estaba el cuadro, preparado para que lo abriera. Al hacerlo, pudo apreciar la imagen de las dos, sonriendo en Berlín el año pasado. Helena estaba emocionada ante la escena, nieve, velas, flores, su novia y toda su familia...

- Dale la vuelta, Hel.

- ¿Qué? - Sin entender, Helena giró el cuadro con ayuda de Sofía, que sujetaba una parte. En la parte trasera había un sobre con dos billetes para un viaje a Londres y, a medida que leía aquellos papeles, a su espalda Camila estaba arrodillándose con una cajita de terciopelo. - Camila, no puedo creerme que... - Dijo mientras se daba la vuelta y vio a la mujer de su vida allí.

- Helena Verdon, amor, princesa, reina de mi corazón y dueña... Llevamos dos años juntas, te conocí por casualidad, yo necesitaba ayuda para encontrar la sección de psicología infantil en la biblioteca y tú estabas allí, en una mesa haciendo un trabajo y me ayudaste, recuerdo que subiste a la escalera para alcanzar el libro que necesitaba y me preguntaste qué estudiaba y a mí me daba vergüenza hablar contigo porque me parecías muy guapa. Nos dimos la mano para presentarnos y te dije que lamentaba haberte molestado ya que estabas ocupada y respondiste que no me preocupase porque necesitabas un descanso y un café y te ofrecí ir a por uno y fuimos a esa cafetería tan bonita donde pasamos días y días durante la carrera. Siempre he sabido que eras especial y que eras la única adecuada, el amor de mi vida y por eso estamos aquí... Helena, ¿Quieres... Casarte conmigo? - Murmuró con una sonrisa, los ojos húmedos y la cajita abierta, muerta de miedo.

- ¡Claro que quiero, princesa! - Con lágrimas en los ojos, Helena se agachó y besó a Camila, todos aplaudían emocionados y Camila le puso el anillo a su futura mujer.

A partir de entonces no pararon de hacer planes para casarse, querían ahorrar para tener una boda por todo lo alto ya que estaban seguras de que su matrimonio sería para siempre. Su luna de miel sería en Berlín, volverían a la ciudad que les conquistó.

Pero Camila cumplió 26 y empezaron las peleas, decidieron retrasar su embarazo. Se amaban perdidamente pero Helena no soportaba los celos de Camila. La última se enfadaba cada vez que Helena llegaba tarde y ella, en vez de intentar calmar sus celos, le decía que sí que estaba con su secretaria en un hotel, no lo decía en serio pero Camila se atacaba. Helena no se acordó de su último aniversario y además, se quedó adelantando la publicación del fin de semana, Camila rompió la botella de vino que había comprado para la ocasión y luego, a las 3 de la mañana, discutieron. Las peleas cada vez eran más fuertes, Helena no tenía control sobre sí misma y Camila estaba con la autoestima baja y las bromas de Helena le enfadaban cada vez más. Helena recibía mensajes de su secretaria todos los días, en especial los domingos. Eran mensajes insignificantes pero le dolía a su esposa. Decidieron pasar las navidades separadas, Camila se fue a Cuba con sus padres y volvió el día 1, Helena fue a casa de sus padres, quienes en el fondo pensaba que Helena debía estar con un hombre.

El día 10 de enero de 2028, Sinu llamó a Camila. Todos los 13 de enero, Camila y Helena volaban a Cuba para pasar los días de la purga. Allí estarían a salvo. Pero aquel año fue diferente, Camila no quería que su familia supiera la situación y Helena se negaba a viajar con Camila.

- Mi niña, ¿Cuándo venís?

- Eh, mamá, este año no vamos a ir... - Dijo al teléfono, moviendo la copa de la que bebía vino, mientras a su espalda, Helena estaba dando el visto bueno a los artículos del día 12, intentando ignorar la presencia de Camila. - Helena tiene mucho trabajo aquí.

- Pero, mija, ¿Cómo no vais a venir? Estar en Estados Unidos es peligroso. - Se puso Alejandro al teléfono, consternado por aquello.

- Papá, de verdad, estaremos bien... Iremos a comprar y no saldremos más. - Dio un sorbo al vino y volvió a coger Sinu el teléfono.

- ¿Está todo bien, Camila? - Camila jugaba con la copa, moviéndola entre sus dedos. Tras la pregunta de su madre, se giró y miró a su esposa unos segundos y dijo, queriendo parecer segura.

- Sí, mamá, está todo bien...

Bullets for you. {Camren}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora