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Había retrocedido con nuestra plática, no me acerqué a ella, más bien me alejé.

Recuerdo que cuando entré en este lugar me prohibía a mí mismo hablar con otras personas, "vienes a socializar o a aprender" me decía, con el tiempo fui abriéndome, pero no lo suficiente, la reciente conversación daba muestra de ello.

La dejé ahí parada, confundida y me dirijí al lugar de su supuesta cita.

Uno, dos, tres pasos, había chicos golpeando a los nuevos, a mí no me había pasado pero lo sabía, los más antiguos se comportan bien con los nuevos, los invitan a esta aula, los drogan, los violan, los golpean o los incluyen, siempre pasa eso, pero no en mi caso, porque ellos están aquí en contra de su voluntad, han sido ingresados.

Yo no, yo quise entrar.

Seguía observando la escena hasta que distinguí la cabellera de Brenda entre la multitud, me alarmé hasta que noté que ella no era agresora, en realidad no hacía nada, acababa de llegar, tampoco lucía como la víctima, sólo estaba ahí, sin una expresión legible en su rostro.

Miró hasta donde yo me encontraba y me vió con inconformidad, caminó unos pasos siendo ignorada por el resto y se acercó a mí.

Pam... Pam... Pam-pam....pam -canturreaba mientras me veía.

Me pasó de largo y salió de ahí. Iba a seguirla, pero recordé la existencia de los nuevos; de mi bolsillo saqué una bolsita con cocaína, la tenía para este tipo de situaciones. Me acerqué a los agresores, se las dí con la condición de que no tocaran a los nuevos, ellos accedieron y se fueron a quién sabe dónde a drogarse.

Los nuevos mostraron sus estúpidos modales a mí dándome las gracias, todos se retiraron corriendo porque aún tenían; mala experiencia para ellos.

E-L-L-A  &  E-L-L-ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora