Una palabra

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Capítulo 26: Una palabra.

“La felicidad humana no se logra con grandes golpes de suerte, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días”

(Brittany)

Mi último paciente de hoy se encontraba saliendo del consultorio.  Me sentía cansada, había sido un día largo. Si no fuera por Alexander estaba segura que no podría dormir tranquila. No sabía cómo había resultado la visita de Jayson con mi hermana. Alexander me dijo que tal vez ya era hora de visitarla de nuevo. Quería, pero no. Mis pensamientos eran confusos.

Hoy ira a visitar a Nicolas, al parecer había tenido una decaída. Dijeron que no era nada grave, pero sabía que les gustaba minimizar las cosas. Tome mi bolso y salí de mi consultorio. Ángela aún se encontraba aquí.

-Que tengas una linda tarde Ángela- me despedí.

-Tu igual Brittany, termino y me marcho.

-De acuerdo, recuerda que no es necesario que te quedes más tiempo del necesario.

-Si gracias Brittany.

No tarde en salir para dirigirme a casa, ya que Alexander me acompañaría. Solo tuve que mandarle un mensaje y él estuvo listo esperándome.

-Hola amor- me saludo.

-Hola- respondí sonriente, mientras se acercaba para darme un sonoro beso. 

-Deja que conduzca yo.

-Si señor- dije bromeando. Alexander me mostrando su lengua infantilmente. Fui a sentarme a mí asiento de pasajera. Alexander no tardo en poner en marcha el auto.

-¿Cómo estuvo tu día?

-Cansado, la verdad no recordaba que tenía tantos pacientes. Uno se puso un poco difícil, pero logre que se calmara.

-Suerte que no tuviste que atenderme hoy.

-Sí, lo sé. Eres el más complicado- dije con una mueca. Alexander voltio a verme sorprendido y no pude ocultar mi risa. Alexander entendió rápidamente y me miro feo.

-Por un momento me lo creí, lastimas mis sentimientos Brittany.

Estire mi mano para tomar la suya. –Vamos ¿Cómo te lo vas a creer? A pesar de que seas el más complicado, eres mi favorito.

-Genial ¿Solo estas divirtiendo conmigo?

-¿Si no, con quien más?

-Al menos solo es conmigo- dijo aceptándolo.

-Te quiero, tonto.

-¿Ahora pasamos a los insultos?

Alexander me hizo reír fuertemente.

-Solo porque estoy segura que eres hombre, no juro que estas en tus días amor.

Volvió su mirada a mí de nuevo. –También te quiero.

Después de eso no tardamos en llegar a casa de Elizabeth y Nicolas. Nos recibió una sonriente Sue, que debía admitir estaba encantada con Alexander. Nicolas estaba en reposo en su cama. Así que tuvimos que ir directo a su habitación.

-Hija que bueno es verte- dijo feliz Elizabeth abrazándome. –Oh Alexander cariño a ti también. Me da gusto que estén aquí, Nicolas está siendo un poco terco.

-Cariño estoy escuchando- respondió quejándose Nicolas. Estaba acostado en la cama con un par de almohadas en su espalda y una gran charola llena de comida.

-Hola ¿Qué pasa aquí? ¿Qué los tiene discutiendo?

Me acerque a Nicolas y le di un cariñoso abrazo y un beso -¿Cómo estás?- le susurre.

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