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Adrian.

Con frecuencia preferías quedarte en casa que salir a convivir con el resto, aprovechabas la biblioteca de la casa de la playa de Katrina, estaba acondicionada para mantener los libros en buen estado, no se dañaban con el salitre ni la humedad. Llevaban libros de la ciudad a esa biblioteca, la usaban como bodega. Era inmensa, ocupaba todo el tercer piso, al frente tenía una pequeña salita y una mesa de billar, detrás se alzaban los estantes de madera.

Cuidado y te sacaban de tu refugio que te ponías de mal humor... nadie quería ser el encargado de llamarte a cenar.

Por mayoría de votos, ahí fui, dejando mi lugar alrededor de la fogata.

***
Creo que esto es todo por hoy...

Creo...

La princesa que soñó con un unicornio (DU #0.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora