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Tabatha.

Me miró un segundo, sentí cómo me hacía cachitos con esas espadas que tenía por ojos.

No se necesitaba mucha ciencia, trucos matemáticos o una bola de adivinación. Emma sabía y no estaba para nada feliz. Me encogí de hombros y preparé mi salchicha para asar en la fogata. De inmediato te percataste de que algo sucedía, pasaste la mirada de ella a mí un par de veces. Miraste al frente, a Franco hablando.

Seguiste actuando hasta que comenzaron a irse tus amigos, entonces tú también te fuiste, no sin antes hacerme una seña para vernos en el coche.

Y detrás de ti fue Emma.

***

¿Hola? ¿Qué tal?

¿Ideas?

La princesa que soñó con un unicornio (DU #0.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora