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Emma.

Había escuchado un golpe en la biblioteca, alguien caerse.

Había subido, buscado y encontrado. Estabas encima de ella, susurrándole bondades que nunca me dijiste, acariciándola con el deseo que te carcomía por dentro, haciéndola llegar más alto de lo que nunca me pusiste. No los vi, el estante atestado de libros censuraba la escenita, sin embargo, los soniditos se volvieron los suficientemente altos para pintar el lienzo.

Me pediste un mes y dijiste a todos, casi de inmediato, que cortamos. Seguro, Adrian, te estabas adelantando para este día, porque si algo tienes es respeto a tus relaciones. No me engañarías. Yo ya sabía que había algo molestándote, no estabas quieto desde Semana Santa, mencionabas cosas extrañas... como princesas y caballeros. Ese no eras tú, sino el que ella hizo que fueras después de su última visita.

Estaba celosa y tu corazón siempre ha sido débil.

***

¡Hola! Disculpen la demora, estaba en el trabajo (/-\) y no puse en borrador los capítulos.

La princesa que soñó con un unicornio (DU #0.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora