Capítulo 1 ~ Servicio a la habitación

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Acostada en mi cama, jugaba con el celular. Mi alarma sonó y yo pegué un pequeño saltito. Era hora de ir, de ir a trabajar.

- ¡Papá! Me voy al trabajo.- dije tomando mi chaqueta.

- Está bien, cuidate hija.-

- Papa, voy al trabajo... no al Bronx.-

- Lo sé pero aún eres mi hijita-

- No lo soy-

- Si- abrí la puerta

- Que ¡NO!- Cerré dando mi acostumbrado portazo, servía de alguna manera cómo señal para mi padre que con los años había ido perdiendo el oído. Me encaminé por la solitaria acera de una calle poco frecuentada de Madrid. Hacía un frío mordaz y la calle estaba menos iluminada que nunca. Todos los aspectos hacían menos placentero de lo que ya era ir a trabajar a ése estúpido Hotel. El Hotel Hilton, sí es mismo de Paris Hilton. Allí trabajaba yo. Pero no se engañen yo sólo era la chica del servicio a la habitación, eso significa sonrisa falsa permanente y tener que cumplir cualquier capricho de los adinerados huéspedes. Era una mierda. Bueno para que engañarlos, mi vida es una mierda. A los 18 años en vez de estar estudiando tengo que estar trabajando en un estúpido hotel para mantener a mi estúpido padre que no ha vuelto a salir de casa desde la muerte de mi madre. Pero eso fue hace 13 años, joder. Dejé mis estudios apenas mi madre murío y por 10 años habíamos vivido duramente gracias a la herencia y a la pensión de mi padre. Pero el dinero no es eterno y en un pestañeo nos encontramos en bancarrota y yo tube que empezar a trabajar. A veces Vanessa me apoyaba económicamente pero, me sentía una sucia aprovechadora y eso me causaba repulsión. Sumida en mis pensamientos llegué al Hilton. A veces me gustaba imaginar que al entrar yo era sólo una huésped más y que iría a las lujosas habitaciones y me acostaría en las suaves camas. Marqué mi tarjeta para que quedara registrada mi entrada. Me puse el horrendo uniforme. Falda Gris, camisa amarilla y sweater sin mangas gris bordado con las letras HH. Pasé al baño y me arreglé un poco. Me puse los incómodos tacones.

- Al fin llegaste, ahora rápido el señor de la habitación 118 está alegando desesperadamente. Anda a ver que quiere y dáselo que me está provocando jaqueca de tanto alardear.-

- Claro, Miriam- Dije con una sonrisa forzada.

Miriam era mi coordinadora, osea mi jefa. Miriam era una mujer robusta, no muy alta y poco atractiva. Tal vez por el hecho de no tener ningún atractivo andava por la vida amargada. Además de que no tenía esposo, lo que la hacía aún más penosa. De alguna forma yo la entendía, mi vida también era una mierda.

- Señor, ¿Usted solicitó servicio a la habitación?-

- Pues sí! Verá hija he estado alegando todo este tiempo y nadie me ha solucionado el problema.-

-¿Que necesita señor? Le recuerdo que estoy acá para su servicio así que trataré de solucionarle su problema- dije con mi acostumbrada sonrisa.

- Verás mi televisor no funciona y además mi esposa tiene un terrible dolor de estómago y no averiguo lo que tiene.-

- Descuide señor lo soluciono todo ahora mismo.-

Me acerqué al televisor y notè que no estaba enchufado. Lo enchufé.

- Pruebe a encenderlo ahora.-

El señor apretó el botón y el televisor se encendió.

-¿Donde està su esposa?-

- Está en el baño-

Entré al baño y la señora estaba sentada en el piso, con las piernas dobladas y la cabeza apoyada en sus rodillas.

- Señor le aconsejo que le dé estos laxantes, probablemente no le cayeron bien los langostinos de ayer. Si eso no soluciona el problema no dude en llamar a servicio a la habitación y le conseguiremos una ambulancia.-

- Gracias hija, fuiste un gran alivio. Toma una propina por tu ayuda.-

Acepté los 5 euros que me daban y sonreí, luego caminé por el largo pasillo. 5 euros? de que me servían? con eso me compraba un chicle con los precios que tenemos hoy en día en España.

- ______, tienes otro trabajo en la 302. Un chico, acaba de llegar ayer. Solicitó ayuda pero no le entendí lo que me decía así que ayudale tú mejor.-Dijo mi gorda jefa.

- Como quieras, Miriam.-

Subí las escaleras( No permitían al personal usar el ascensor) y llegué frente a la habitación 302. Toqué la puerta y un chico en pijama salió. Me miró de pies a cabeza. Me sentí con ganas de preguntarle si quería una foto, pero me aguanté. Estaba en el trabajo.

- Servicio a la Habitación.-

Sorpréndeme  (Rubius y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora