Te estaré vigilando

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-Vamos a ver. -dice el director- Como sabréis todos, estoy harto de vosotros.
Nadie habla. No me sorprende.
-Así que...he decidido hacer más duros los castigos. Quien sea sorprendido hablando por la noche dormirá fuera. ¿Queda claro? -nadie dice nada- ¿QUEDA CLARO?
-Sí, señor.
-Bien. Podéis sentaros.
Una silla chirría. Todos los ojos se vuelven hacia el responsable.
No puede ser. Es Santiago.
El director se acerca lentamente.
-Hola.
-Hola (Santiago, baja la mirada, Santiago, baja la mirada.) No lo hace.
-Escucha...Santiago. En este campo mando yo, y todos estáis aquí porque vuestros padres han renegado de vosotros. Pero tú...-baja la mirada hasta posarla en Santiago- eres un caso extraño. Y un fugitivo. Sé que tu madre te escondió cuando eras pequeño, y... ¿sabes qué? Eso es un delito. ¿Sabes dónde está ella?
-En un centro trabajando.
-¿Y tu hermana?
-En un colegio interna.
-No las volverás a ver, ¿lo sabías?
Santiago tiembla. Al principio creo que es de miedo, pero me equivoco: es de rabia.
-Eso tú no puedes saberlo. Sólo eres un estúpido director.-dice con arrogancia.
¡PAM! El director le pega una bofetada a Santiago.
-¡BASTA! -se oye. Oh, Dios mío. He sido yo.- Él ha venido nuevo, no sabe las reglas de aquí. No es justo castigarle por algo que no sabe.
-Bien, -dice el director- así que la niña con la nota rebelde superior a la media y el niño nuevo se van a enfrentar a mí. A ti, -dice dirigiéndose a Santiago- puedo perdonarte. De lo único de lo que podemos culparte es de ser ignorante y estúpido. Pero en cuanto a ti, -me dice- tu comportamiento ha sido inaceptable, y teniendo en cuenta que llevas aquí 4 años, no puedo perdonarlo. Y como dije que iba a hacer más duros los castigos...mañana no podrás comer nada en todo el día. Además, para que sirva de ejemplo para los demás, hoy dormirás en el pasillo.
Abro la boca incrédula. No puede hacer eso, ¿o sí? Al menos, Santiago está a salvo. De momento.
Nos terminamos la merienda y salimos en silencio.
-Julia. -me dice el director- Quédate.
-¿Sí, señor?
-Dentro de poco os haremos a todos un escáner. El escáner que se hace al nacer.
Yo tiemblo.
-Julia, eres la renegada con mayor puntuación rebelde del centro. Y eso no me gusta. Si iniciases un levantamiento, todos los del centro te seguirían. Y no quiero que pase eso, ¿entendido?
-Sí, señor.
-Cuando os hagan los escáneres, entenderás por qué digo que el 100% de los renegados te seguirían. Y, por cierto, si te preguntan, te he llamado porque en una semana es el cumpleaños de una amiga tuya y a partir de ahora serán dos galletas de regalo.
-¿Eso es verdad?
-Sí. No le cuentes a nadie nada del escáner.
Se empieza a alejar. Lo que dice lo dice tan bajito que casi no lo oigo.
-Te estaré vigilando.

Renegados [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora