- Había una vez..., había una vez... - la mente de Rafaela se bloqueó por un momento, asi que como era su costumbre miro por la ventana. Afuera hacia un lindo día y las flores en el jardín estaban radiantes.
- Había una vez...-continuó Rafaela -en un mágico reino rodeado por un enorme jardín, donde las flores eran enormes y habían insectos, muchos insectos también enormes. -La pequeña no sabía cómo continuar así que una vez más volvió su mirada a la ventana, y diviso en el jardín un columpio y junto al columpio una muñeca de trapo y un conejito de felpa.
- Los habitantes de este reino -siguio narrando -eran muy particulares las personas eran de trapo, y como era un reino mágico los animales y las personas se trataban como iguales eran de tamaños similares, hablaban el mismo idioma y vivían en comunidad. Por ejemplo había familias de conejos con familias de personas de trapo como vecinos.
como Rafaela miraba más a la ventana que a sus compañeros la profesora no dudo en preguntar.
- ¿Segura que escribiste tu cuento?, ¿por qué titubeas tanto?
- Si lo hice es solo que..., es que lo escribí recién salimos a receso y pues ya pasaron muchos días, si quiere lo traigo mañana. - respondió Rafaela con sus ojos tan abiertos como podía a la espera de que su profesora cerrara el trato con un: "está bien, siéntate Rafaela".
Pero la profesora Anita en cambio prosiguió - no, está bien Rafaela tomate tu tiempo para recordar, vas muy bien y tenemos dos horas antes del recreo.
En eso los demás niños del salón se reían de Rafaela y uno de ellos grito - ¡ay, ya di la verdad, todos sabemos que no te gusta hacer la tarea, ya deja de inventar!, acto seguido todos los niños exceptos sus tres amigos rompieron en carcajadas.
- silencio niños, respeten a su compañera - con furiosa y fuerte voz ordeno la profesora.
A Rafaela su padre le había enseñado que cuando las personas se burlan de otras es por ignorancia y que había que tener paciencia, le decía una y otra vez: "mi linda, en la vida hay personas fuertes dispuestas a soportar y débiles dispuestos a atacar". Aunque compartía muy poco con su papá por el trabajo que él tenia, cada que podían mientras jugaban o leían algún cuento juntos mantenían profundas charlas; las palabras de su padre quedaban especialmente grabadas en la mente de Rafaela, él tenía una forma muy delicada pero realista de mostrarle el mundo a su pequeña.
- tranquila profe, no tiene que regañarles, ellos tal vez no saben que para hacer un cuento hay que inventar. - dijo Rafaela dirigiendo una profunda mirada al compañero que le había gritado. ante tal comentario de la niña el salón quedó en silencio y la pequeña pudo continuar.
- como les decía, en este mágico reino las personas de trapo y los animales se trataban como iguales incluso a los que eran ¡tercos, torpes y bocones! - Rafaela no aparto la mirada de su ofensivo compañero hasta terminar su oración, aquel niño solo hizo una mueca mientras la niña seguía con su historia
- en este mágico reino de enormes jardines vivía una niña de trapo llamada... Chirosa - el nombre solo se le ocurrió - Chirosa vivía sola con su abuelo, él era... ¡panadero! - el padre del niño que había gritado a la pequeña era panadero, así, mientras el odioso niño se había burlado públicamente de ella, Rafaela lo había tomado como material para seguir su cuento. - aunque la panadería era pequeña y de vez en cuando olvidaban poner suficiente azúcar en los roscones, vendían mucho y vivían muy bien, pero el abuelo de Chirosa sabía que estaba envejeciendo y que la panadería pasaría a manos de su nieta, así que intento enseñarle todas sus recetas para que ella continuara con el negocio familiar en cuanto creciera. El problema era, que a Chirosa no le gustaba la idea de ser panadera, ella tenía otros planes, ella quería ser... quería ser... ¡un mimo! - exclamó Rafaela con una picara sonrisa.
Después de haber sido interrumpida y burlada, al tomar a uno de sus compañeros como ejemplo para describir un poquito a su personaje (Chirosa la niña de trapo), sus compañeros estaban encantados con la historia y prestaban mucha atención, así pues en cuanto dijo que Chirosa quería ser un mimo todos rompieron en carcajadas pero esta vez no en forma ofensiva, las risas se debían a que aquel niño decía siempre que quería ser narrador de partidos de fútbol, lo que le quedaba muy bien ya que se la pasaba gritando y hablando de lo que hacían los demás.
- sí, ¿cómo les parece? Chirosa quería ser un mimo o una mima porque era una niña - aclaro Rafaela - pero claro su abuelo estaba en desacuerdo y así como ustedes él también se reía de ella por tener ese absurdo deseo, y le decía:
- ¿cómo que vas a ser un mimo? además eres mi nieta tienes que hacerte cargo de la panadería (Rafaela engrosaba su voz, ponía sus manos en la cintura y fruncía el ceño mientras personificaba al abuelo de Chirosa). ¿De qué vas a vivir? , ese no es un verdadero trabajo, nadie va a pagarte por ser mimo, te vas a quedar pobre y no tendrás con que comer cuando yo no este.
Al ver lo graciosa que lucía Rafaela tratando de hablar como un abuelo cascarrabias ni los niños ni la profesora Anita podían parar de reír lo que le dio tiempo a la niña mientras se callaban de observar sus alrededores a ver que más se le ocurría, de pronto vio hacia atrás a sus tres amigos y recordó una vez, que uno de ellos llego a su casa con una maleta a despedirse de ella, pues sus padres lo habían castigado y como era un niño consentido, había resuelto marcharse de casa antes que pasar una semana sin ver la tele, por supuesto la madre de Rafaela que se dio cuenta llamo a los padres del niño y resolvieron el asunto.
Cuando todos pararon de reír, la pequeña niña continuó - bueno entonces como el abuelo no quería que Chirosa fuera mimo sino panadera en un arrebato de niña de trapo consentida Chirosa decidió marcharse de casa para cumplir su deseo de ser mimo, y demostrarle al abuelo que podía vivir de eso y una tarde Chirosa empaco algo de ropa, una bolsa de pan para el camino y se marchó.
Cuando Rafaela dijo que la muñeca de trapo se marcharía todos en el salón pusieron en sus caras tal expresión de sorpresa que esta vez fue ella quien soltó una carcajada.
- sí, aunque no lo crean esta niña de trapo era muy valiente y decidida se fue de casa rumbo a lo desconocido, pero antes paso a despedirse de su mejor amigo - al decir aquello de la despedida de pronto el amigo consentido de Rafaela recordó aquel día cuando fue a despedirse de ella y ambos se sonrieron tiernamente.
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Olvide La Tarea; "El cuento de Rafaela".
RandomComo fue tu niñez? Esta es la historia del bicho raro del segundo grado, sobreviviendo a uno de esos dias donde, Olvidaste... la TAREA!!!. Seguro fuiste a la primaria y seguro fuiste el payaso de la clase, tal vez eras el nerd, la bonita o el favor...