Parte 5

75 5 8
                                    

Después de eso fueron los 6 meses más maravillosos del mundo, aprendí a defenderme gracias a él, pase de estar enamorada de un platónico, un chico que nada más conocía por su mamá, a ser la novia del chico más perfecto, para mí.

Pero a veces más importante que una relación, es la persona como tal, sus sueños, sus metas, apoyarlo, aunque eso conlleve cosas que tú no quieras. Su sueño era ir a estudiar música a otro lado del mundo, el mío era más básico. Un día llego con la noticia de una beca completa en Argentina, y aunque no quería que se fuera, no podía ser tan egoísta, solo quedo apoyarlo. Nos prometimos hablar todos los días por teléfono, email y cartas. Después de eso decidí irme a estudiar lejos de mi casa, alejarme de sus recuerdos también. Las universidades nos desgastaban y no nos quedaba tiempo de nada, y de un momento a otro, desaparecimos, como si no hubiéramos existido en la vida del otro, ni un hola en un email, ni un hola en una llamada, ni un hola en una carta. Nos prometimos amor eterno y ese eterno duro poco.

Y ahora, estoy aquí en la playa, con mis amigos, y lo acabe de ver, inexplicablemente era el ¿o será solo una ilusión por que estaba pensando en el amor? No lo sé, solo sé que quede en shock porque cuando menos pensé...

María: ¿Jessica estas bien?

Lice: Pareces que hubieras visto un fantasma.

Yo: Casi.

Shalom: ¿Pero qué paso?

Yo: Es una larga historia.

Nunca jamás conté su historia, nuestra historia, quizás porque quiera guardarla para mí, solo en mi cabeza y corazón, y que apareciera de nuevo me hizo recordar todo. Había estado sola 8 años, después de tanto no había podido enamorarme. María estaba con Alejandro, Lice con Manny, Shalom con Dylan ¿Y yo? Sola, siempre sola. No niego que salí con varios, pero ninguno como él, jamás iba a encontrarlo, o eso creía, hasta hoy.

Mi mamá, creo que siempre estuvo pendiente de él, y de mí, pero nunca me dijo nada, tal vez creía era lo mejor, y sigo creyendo que era lo mejor, pero si sabía que el venia, debió decírmelo.

Creo que tome la decisión de contarles sobre Xabiani a mis amigos porque no sabía qué hacer, igual ya no había forma de comprobarlo, lo había visto y ya, no era probable volver a verlo.

María: ¿Jessica y por qué nunca nos habías contado?

Yo: No sé, lo quería guardar para mí.

Shalom: ¡Wao! Qué historia.

Lice: Si, lástima que duro tan poco ¿Estas segura que era él?

Yo: Segura de nada.

Alejandro: Chicas perdón por interrumpir su charla, mejor vamos a almorzar, tenemos demasiada hambre.

Manny y Dylan: Siiiiii.

Yo: Ok vamos.

Fuimos al mismo restaurante al que íbamos cada vez que veniamos a la playa. Estaba un poco lleno pero había una mesa justa para todos al lado de la ventana, donde se veía la playa y la gente que entra al restaurante.

Estaba a punto de ordenar, cuando lo vi, estaba con una chica subiendo por las escaleras para entrar al restaurante, creo que me dio peor que antes verlo de nuevo, y saber que no era una alucinación me puso mal.

Shalom: ¿Qué te pasa?

Lice: ¿Otra vez el fantasma?

María: ¿Dónde dónde?

A 4 MIL KILÓMETROS DE MIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora