All Of Me: "Ninfas Y Otras Drogas"

Capítulo 22: Va a destrozar el rosal

Derek

No sé cómo, pero cuando desperté me encontraba en mi habitación; recordaba que estaba en la madrugada bebiendo en compañía de mi padre, y éste me hizo reflexionar sobre las decisiones que estaba tomando.

Ya no me sentía tan perdido, las cosas ya estaban un poco más claras, sabía que tenía que ir al edificio, aunque le haya prometido a Rocío no hacerlo por un tiempo, y hablar con Victoriana.

Me sorprendí al darme cuenta que ya me refería a ella por su nombre y no por Victoria o Ana, o peor aun, pensar en ella como una mesera.

Ella era una rosa que tenía que cuidar y proteger, no iba a permitir que llegara alguien y me arrebatara el  afecto que ella sentía hacía mí.

—Derek— Papá habló detrás de la puerta.

Su voz sonaba somnolienta. Caminé hasta ella y la abrí, papá no tenía camisa y su cabello rizado era todo un desastre.

—Papá... Te ves horrible.

Él entre cerró los ojos a mi dirección y aquello fue suficiente para que me sacara una sonrisa.

—Eso sucede cuando bebes toda la madrugada. Y tú igual te ves horrible.

—¿Qué te trae hasta aquí? A esta hora.

—¿Ya viste la hora? Prácticamente ya vamos a almorzar.

—¿Bromeas?— No lo podía  creer.

¿Cuánto había dormido?

— No, yo igual estoy de sorprendido. Creí que eran las... Siete u ocho de la mañana, no casi la una de la tarde.

—No quiero comer.

Papá sabía que no me sentía bien, — Toda pena con pan se quita. Jamas he visto a alguien estar triste mientras come.
Así que lleva tu trasero hasta la mesa.

Mi padre podía ser bueno en otras cosas, pero definitivamente no lo era demostrando autoridad. Y mucho menos en las fachas en las que está.

Cerré la puerta y me rasqué la nuca. Quizá en otro momento, habría hecho todo un berrinche para no querer ir a comer con esas personas, pero después de lo que había hablado con él  hace unas horas, me sentía distinto. Creo que hablar con mi padre era lo que me hacía falta.

Me vestí con lo primero que encontré, me cepillé los dientes y me miré por un momento en el espejo; me veía igual que antes, pero la confianza era tan misteriosa, que en el exterior  podía ser igual, pero por dentro era otra persona.  Con otros propósitos, con distintos intereses.

Salí de mi habitación guiándome por las voces, me llevaban hasta el comedor. Escuchaba que Sonia le decía a su hijo que estaba muy feliz de verlo de nuevo; genial, el bastardo también iba a estar presente.

Escuché de otras voces exclamaciones, como que estaban felices de encontrarse de nuevo, reconocí la voz de la pequeña que había adoptado mi padre. Escuché también la risa de mi progenitor y cómo decía que el mundo era tan chico.

Me tomé el tiempo para hacer mi entrada triunfal, y dejar que todos se sorprendieran por que yo estuviera presente en aquella escena tan conmovedora.

Una. Dos. Tres.

—¡Buenas tardes!— dije.

Todas las miradas cayeron hasta mí... Pero mi mundo fue el que se destruyó por completo.

Jeremy estaba de pie a lado de Sonia, Gina se encontraba abrazando a su hermano, y por el otro lado pude reconocer a Victoriana llorando junto a la pequeña niña. Y mi padre.... Mi padre estaba sonriendo.