Reto número 25

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-Escribe un relato sobre un personaje que en su infancia fuera pobre y ahora rico, o viceversa.

Aún con los ojos cerrados, puedo vislumbrar los rayos del sol, pero permanezco igual, recostado en la arena, escuchando a las gaviotas ir y venir. Escucho las risas de los niños y los murmullos de los adultos cuando pasan frente a mi. A sus ojos no soy más que un vagabundo; alguien que ha perdido el rumbo, con mi aspecto desgarbado, mis ropas viejas y desgastadas... No soy más que un pobre diablo para ellos. ¡Que arrogantes! y pensar que yo era peor que ellos. Estaba acostumbrado a nadar entre tiburones, a ser el mayor depredador, destrocé a quienes se interpusieron en mi camino, mejoré el legado de mi padre en una manera que él jamás hubiese soñado. Tronaba los dedos y cualquier cosa que deseaba era mía al instante. Miraba a todas las personas como si fuesen carnada, un medio para un fin. Yo tuve suerte, mi auto era mejor incluso aunque mi estado no fuese el adecuado para utilizarlo; el modelo más caro, modificado y  blindado para mi comodidad. Había ganado un trato esa tarde, vencido a mi mayor competidor y salí a celebrar; bebí hasta perderme y solo para demostrar que aún en esa condición era mejor que los demás, tomé mi auto. Las luces pasaban a mi alrededor, todo se movía de una manera distinta, sabía que estaba en mal estado; por un segundo pensé en parar, pero era tarde, sentí el golpe del impacto, escuché como mi auto destrozaba al otro. Perdí la consciencia, y cuando la recuperé solo escuchaba los gritos de un hombre, pedía ayuda desesperadamente e hice lo que nunca creí hacer. Corrí en su ayuda, entre ambos sacamos a los niños que estaban atrapados bajo los restos del automóvil, la cara del padre era una mezcla de alegría, paz y miedo a la vez. Los pequeños respiraban, pero se encontraban en un estado muy frágil y entendí que si no había manera de remediar esa situación, todo el dinero del mundo no sería suficiente para compensar su pérdida. Yo había perdido mi vida, la avaricia había controlado mi menté desde que había sido consciente, desde que me dijeron que más era mejor. Lo había entendido mal en ese entonces, pero ahora lo veo claro. Más es mejor, más felicidad, más salud, más tranquilidad, más paz. ¡Que se jodan los que no les agrade este estilo de vida! Mi dinero se usa ahora para darle más a las personas, devolverles la paz y la tranquilidad que han perdido. Mientras que tenga comida en mi mesa y techo sobre mi cabeza, siempre será un buen día.

No quería algo cliché y terminó igual u_u

52 retos de escritura 2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora