Era raro, ver como las cosas cambiaban de un segundo a otro, más era que un jugador de futbol que no conocía se abriera a una total desconocida.
Me había quedado allí junto a él, estrechándolo en silencio, escuchando cada gramo de todo lo que quería sacar, sentí como si el propio Thomas estuviera destruido en mi hombro.
Sólo estando ahí, sosteniéndolo.
Lo había visto en sus ojos, la total desolación que había en ellos, pareciera que algo hubiera sido arrancado de su alma, de la manera más vil y cruel que jamás hubiera pensado.
No podía verlo así.
No podía verlo destruido.
Era tan extraño, pero en ese momento de intimidad tan ambiguo todo había cambiado, lo sentí ¿reconfortante? , era difícil de explicar.
Había pasado un largo momento, sus raviolis se habían enfriado, los volví a calentar luego de una pausa, le conté las estupideces de Thomas y la cantidad de veces que me había roto algo siendo su portero personal cuando éramos pequeños, sonrió y eso hizo que algo dentro de mí se removiera.
- ¿Dónde vas?
Mi miró confundido, claramente había sonado como una madre.
- Digo, no te levantes –lo detuve, -tengo una sorpresa.
Me miró fijo, me sentí algo intimidada.
- ¿una sorpresa? –Su cara notaba total confusión- ¿para mí? –asentí alegre.
Me dirigí a la heladera sacando el postre de helado, sus ojos brillaron tal como un niño pequeño en navidad.
Apenas lo probó, sonrió con tristeza y nostalgia, pero al menos lo hacía.
También me hizo sonreír.
Volvía a sentir ese sentimiento de confortación, verlo feliz dentro de los parámetros en que los había visto me hacía sentir así, bueno siempre que alguien le robaba una sonrisa me hacía sentir de aquella forma.
Bah era una persona extraña, que más daba.
Y volví a sentir ese sentimiento de confortación, verlo reír hizo que yo también lo hiciera, sus ojos ya no se veían tan vacíos por ese momento, me alegraba saber qué había olvidado sus problemas tan solo por algunos segundos.
Lo miré percibiendo que se encontraba algo incómodo.
- ¿Estás bien?
- Yo...yo... -tartamudeó.
- ¿Te sientes mal?–me acerqué a él intentando revisarlo.
- No...no –me detuvo, – aun qué la herida de la cabeza me pica un poco pero...
- Déjame revisarte –me acerqué a su lado intentando descubrir el pequeño parche que tenía a un costado de su sien.
Veía como una línea se extendía en su cabeza estaba un poco sangrante, la mayoría estaba casi cicatrizada con unas cuantas costras pero estaba perfecto.
- ¿qué querías decirme?
- Tu... –carraspeo, lo miré expectante.
- ¿Juegas FIFA?
Su pregunta me dejó algo desconcertada.
- Si –asentí, - ¿por qué?
Se quedó en silencio por unos momentos, lo miré curiosa cuando ya había secado uno de los últimos trastos.
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Warrior - Manuel Neuer
FanfictionEn algún momento de la vida nuestros días serán helados, hagamos lo que hagamos, no podemos evitarlo.