Cincuenta y cuatro.

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-¿Podemos hablar ya?- Liam caminaba por toda la casa con un plato de cereal en la mano y yo caminaba detrás de él.

-No- se negó otra vez, ya había perdido la cuenta de todas las veces que había dicho que no.

-Por favor- se llevó la última cucharada de cereal a la boca y negó con la cabeza, dejo el plato en la mesita de centro y se sentó en uno de los grandes sillones, lo miré y una idea cruzo por mi cabeza, me reí y me acerqué, me subí arriba de él quedando a horcajadas, elevó una ceja y una pequeña sonrisa se asomo en sus labios-. Si no hablas conmigo no me moveré de aquí.

-Alice, muévete, no quiero lastimarte- esta vez fue mi turno de negarme y me cruce de brazos.

-No, hasta que escuches lo que tengo para decir- un suspiro salió de sus labios y se llevó las manos a la cabeza.

-Bien, te escucho- lo miré con los ojos bien abiertos, no sabía que accedería y no sabía que diría.

-Yo, em, yo...-balbuce, me saco de encima y se levanto-. No, no, no, por favor tenemos que hablar.

-Alice, no quiero hablar simplemente porque se que disfrutaste estar con él ese día y me duele, me duele el imaginar que reíste con él, que estuviste con él, que fuiste feliz con él- hizo una pausa-. Aunque haya sido por un rato.

-Liam te amo, solo a ti y lo sabes- pude ver sus ojos cristalizarse y mi corazón volvió a romperse, se dio la vuelta y subió por las escaleras, cerré los ojos con fuerza y me limpie las lagrimas bruscamente, lo estaba lastimando mucho, era una idiota, una gran idiota.

One Last Time.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora