Todo comienza a encajar.

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Instintivamente volteé a verlo. Tenía una sonrisa sarcástica en su cara, como la primera vez que lo vi en realidad, caminando por esa calle tratando con todo su ser de deprimirme. Lo logró de hecho. Sentía que me conocía, de alguna manera podía sentirlo. Me miraba de reojo, pero a la vez se portaba de lo más frío e indiferente. Este comportamiento dolió, dolió demasiado, y me dio miedo también, porque imaginaba la causa  de este. ¿Y si había cometido los mismos errores en esta vida? No soportaría estar sin él peor teniéndolo tan cerca. No podía.
El resto de la clase fue normal. Las cosas para mí eran muy fáciles, recuerdo todo esto de la preparatoria en Zootopia, por supuesto solo hasta cierto punto. Repetidas veces vi a Nick de reojo, parecía que le aburría todo. Pero estaba segura de que no porque no lo supiera, sino porque era muy fácil. Sin duda él era muy listo, me pregunto qué tanto.

Había llegado la hora de salida, las campañas sonaron y la multitud comenzó a salir de la institución. Esquivando a todos a mi paso, logré llegar a donde estaba el pelirrojo. Lo llamé varias veces por su nombre pero él parecía no escuchar, así que tuve que hacer mi mayor esfuerzo para llegar hasta el. Corrí hacia él cuando ya se encontraba más allá de la salida, y gracias al cielo pude alcanzarlo.

— ¡Hey!— Le dije tomándolo por el hombro. — Te estuve llamando hace un rato pero no contes...—

—Sí, te escuché, y déjame decirte que a las personas les disgusta que otros los llamen con tanta insistencia. — Me dijo con cierto tono de fastidio. Su manera de hablar verdaderamente me desanimó, pero no perdería la esperanza. Ya estaba acostumbrada a su rechazo cuando estaba molesto.

—Bueno, eh... Pues...— titubee nerviosa. Lo oí reír por mi reacción y luego me vio divertido.

—Es broma, dime, ¿A qué debo el placer? Señorita Hopps. — Me dijo con ironía.

—Bueno... Sonará loco, pero, creo conocerte. — Él se detuvo un momento, como preocupado, pero luego siguió caminando como antes.

—Olvidé que habías olvidado todo. —

— ¿Y bien?—

—Tu y yo... Pues... Éramos amigos, todo hasta que entramos en la preparatoria.— Me dijo muy calmado.— Luego de eso conociste a más gente, dejamos de salir juntos, comenzaste a ser superficial y... Nada, es triste que hayas perdido lo que te hacía tal especial. —

— ¿En serio hice eso? Digo, lamento que haya pasado eso, pero, para serte sincera el único a quien creo conocer aquí eres tú, y creí que podrías ayudarme a... Ya sabes, recordar. — Lo
Vi a él viéndome a mí como si de una loca se tratase, pero no en el mal sentido, si no en el que la loca de la historia es una gran persona.

— ¿Qué gano yo?—

—Bueno... Ocupar un poco de tu tiempo. —

—Tengo muchas cosas que hacer. —

— ¿Cómo qué?—

—Arreglar un auto... Yo... Eh... lo compré muy barato y ahora voy a arreglarlo. — Al oír eso, una idea vino a mi mente. Escondí una grabadora que traía en la mano y me dispuse a engañarlo.

— ¿En serio? La compañía que te lo vendió debe de ser muy generosa. —
—Es robado niña, acomodo a alguien, y ese alguien conoce a alguien más. Me lo dieron porque les caigo bien. — Al decir esto repetí la grabación, el carraspeó, helado.

—Sería un gran trabajo explicarle esto al dueño, ¿No?— lo miré entre sarcástica y divertida. Al final solo quedó más que bufar y rodar los ojos. (No debería estar un poco más asustado? Digo, esto es peor que evadir impuestos... ¿no?)

—Está bien, siempre y cuando te quites ese collar, es para perras divinas. No quiero a una perra divina en mi moto.— esbozó sarcástico, procedí a quitarme la gargantilla del cuello, un poco confundida.— Y avísale a todos que vas a salir a conocer la ciudad sola, no quiero que sepan que estoy contigo.— Acto seguido se subió a una motocicleta que estaba estacionada frente a nosotros. Aunque estas palabras fueran insignificantes, de alguna manera dolieron, porque no sentí que lo dijera en broma. Después de todo, quizá si le cause daño. Hice lo mismo que él, subiéndome en la parte de atrás de la moto, me alegro no haberme puesto unos tacones justo ahora. Mientras él conducía yo me sostenía de su torso, tratando de ver todo el lugar. Sentía que podía reconocerlo, pero no recordaba de dónde. Condujo en silencio hasta una casa, no era para nada parecida a la mía, era muy sencilla en sí. Tenía un patio y un garaje pequeño con su propio "taller". Había una mujer extraña dentro de la casa. Él se bajó de la moto y comenzó a caminar a través del patio en dirección de la puerta. Yo solo me quede ahí, esperando una indicación para entrar. Esta no se hizo esperar, pues pronto se dio la vuelta y gritó desde lo lejos "¡Oye cariño, no sé si esperas que un mayordomo te cargue pero te seguro que no tenemos nada así aquí!" Reí un poco ofendida por la broma pero pronto lo seguí hasta el interior. Incluso reconocía todo eso. Al entrar vi más de cerca a la mujer, Nick la abrazó y besó en la mejilla. Ella parecida estar concentrada haciendo de comer. Volteó atrás y al verme su rostro se llenó de alegría y no dudó en correr a abrazarme. Para entonces estaba más confundida que Alicia en En el país de las maravillas. Nick regresó a la habitación en donde me encontraba con una camiseta blanca y varías fotos.

— ¡Pero si es mi adorada Judy! Tiempo sin verte cariño, ¿Cómo has estado? Dime, el incidente te...— decía la mujer muy emocionada antes de ser interrumpida por Nick.

—Mamá, ella no recuerda nada. La he traído porque me pidió que le ayudara a hacerlo. Voy a enseñarle las cosas felices de su vida. — (¿Sarcasmo? Si es así, debería ponerlo, si no, pues debería ser sarcasmo.)

—Oh, lo siento mucho. Creo que tengo que irme. — se disculpó mientras caminaba hacia otro cuarto.

—Descuide, ya estoy algo acostumbrada. — la señora Wilde salió de ahí y me vi sola al fin con el pelirrojo. Él sacó varias cosas de la caja, esta decía "Judy". Imagine que debíamos ser muy cercanos para que tuviera una caja con cosas que tiene que ver conmigo.

—Esto es todo lo que tengo de ti. — Deslizó el contenido hacia mí, donde yo lo observé detenidamente. Lo analice lo mejor que pude. Había varias fotos de ambos. Éramos tan amigos, cualquier podría decir que lo habríamos sido por siempre. La fotografía que sostenía en mis manos mostraba a un Nick y yo de pequeños cubiertos por el lodo de pies a cabeza. Nuestra sonrisa denotaba nuestra felicidad y que no había ningún arrepentimiento por haber hecho esa travesura. Sonreí. Todo debió de haber sido muy bueno. — Teníamos 10 años entonces, nos encantaba jugar afuera, el barro siempre te encanto.

— ¿Por qué guardas todo esto?— pregunté revisando más fotos. En algunas él y yo estábamos vestidos para Halloween, la que más atrajo mi atención y rompió mis fortalezas al punto de casi obligarme a llorar, fue la que, a la edad aproximada de 8 años, año en que mi primo abusó de mí, nos mostraba a ambos. Los dos abrazados, él tenía un traje de los scouts y yo uno de policía. Todo empezó de pronto a caer en su lugar.

—Son cosas viejas, ya iba a tirarlas pero creo que deberías llevártelas. Quizá así puedas recordar algo. — Me dijo, no logre percibir muy bien su tono. Pero al menos se sentía un poco melancólico a mi parecer.

— ¿Qué le pasó al auto que está allá afuera?— pregunté recordando que el vehículo no se encontraba en buen estado, quien fuera que había conducido estaría ya muerto.

—El tipo que te dije que conozco se llevó un buen golpe cuando escapaba con él. — respondió frío. La forma en la que me hablaba me destrozaba completamente.

—Bueno, gracias. —

— ¿Se te olvida algo?—

—Cierto, pero no voy a dártela hasta después. —

— ¿¡Qué!? ¡Ya cumplí! Ahora dámela niña. —

—Creo haber dicho que me ayudaras a recordar, y por el momento no lo hago.— lo oí bufar resignado, entonces recordé su típica frase.— Se llama treta, corazón(¿No era "Cariño"?).— guiñé un ojo y el rodó los suyos. — Podrías empezar por acomodarlas.

El resto de la tarde él estuvo contándome lo que sabía de mí, me sorprendí de lo mucho que sabía. De pequeños seguramente éramos muy unidos, este hecho rondaba por mi cabeza. ¿Cómo pude ser tan egoísta? De hacía tarde y me llevo dos calles antes de mi casa. Al entrar mi madre preguntó en donde estuve y tuve que mentir, no porque tuviera, sino porque le había prometido a Nick que no sabrían que estaba con él.

Al día siguiente desperté, y me di cuenta de que no era un sueño. No estaba ni en mi departamento ni junto a Nick ni eran las 5:00 A.M. Y tampoco tenía mi uniforme listo para ir al ZPD junto con ese maldito zorro, saludar a Ben y luego pasar un día trabajando y escuchando a Nick decir estupideces que me hacen soltar carcajadas, para luego volver al departamento, ver la TV con Nick cocinando e irme a dormir con él abrazado a mí. Demonios. Derramé unas lágrimas maldiciendo a ese estúpido conejo, de no ser por él seguiría en coma con esa vida perfecta que había imaginado. Joder. La rutina fue igual a la de ayer, pero esta vez escogí un atuendo menos elegante. Es decir, tenía un armario lleno de ropa cara, pero no me sentía muy bien como para usarla, también opté por no usar maquillaje, solamente un labial de tono bajo y un poco de máscara de pestañas. Esta vez sí me sentía bien, me sentía como yo. Bajé, salude a mis padres, estos me dijeron que hoy celebrarían el que desperté, y como no le importa solo les di el avión salí lo más rápido que pude para encontrarme con Sandra y Jack. Tenía miedo esta vez, porque no quería otro encuentro con Sandra. Cuando salí ambos me miraron con extrañeza, por lo visto nunca me habían visto así. Subí con toda normalidad en el vehículo y cerré la puerta con calma.

—Bebé, ¿Te sientes bien?— inquirió Jack por demás extrañado.

—De maravilla, ¿Por qué?— le respondí.

—Pues... Tu vestuario hoy es... Diferente. — comentó Sandra.

—Ah, ¿Sí?, no lo había notado. — al decir esto solo me coloqué unos audífonos y me pude a escuchar música, la de ellos apestaba, tenían en su estéreo lo que más odio, el rap. Busqué entre mis listas "favoritas" y encontré una canción que parecía buena, se titulaba "All i wanted" de paramore. Nunca había sido muy fan del rock, pero esta parecía ser buena. En cuanto la canción comenzó, me vi sumergida en ella. Los sentimientos que tan solo los instrumentos transmitían eran impresionantes, y luego la vocalista hizo su magia. La letra era perfecta. Me recordaba exactamente todo lo que no quería pero a la vez quería recordar, y ella me hacía saber que estaba sintiendo cada letra, cada acorde de la canción. Toda ella era embriagante, y luego llegué al coro. Esa dulce frase "All i wanted was you", que fue expulsada con dolor y sufrimiento, podía sentir a la chica doblándose para lograr esa nota, y me causaba a mí misma querer rasgar dentro de mí por alguna razón. Era como gritar con todas tus fuerzas y luego de pronto desvanecer. El rock es perfecto.

Al llegar al instituto Jack se ofreció a acompañarme a mi salón de clases, me tocaba educación física, y él tendría una hora libre. Agradecí con toda mi alma esto, pues no quería estar sola con la rubia de nuevo. Seguimos caminando hasta los casilleros de la escuela y el albino se adelantó al gimnasio. Traté de acercarme a donde hubieran más mujeres, de esa forma Sandra no intentaría nada, más que una amiga esa mujer era una acosadora. Nos cambiamos justo antes de que sonara la alarma, otro pequeño grupo de chicas entro a cambiarse lo más rápido que podían, pero yo ya me había librado de ello. Mi al oji-azul sentado en las bancas, con su celular en la mano, me saludo desde lejos con una sonrisa y yo le devolví el gesto. Me senté en una de las bancas de hasta abajo para poder adivinar lo que haríamos a continuación, vi a Nick jugando baloncesto en una parte, al parecer había estado observándole todo este tiempo. Me sonroje y trate de mirar hacia otro lado. Sandra estaba hablando de alguna cosa superficial que yo no entendía y no me interesaba, cuando las puertas se azotaron dejando ver a un hombre muy alto de piel negra y al parecer, físico-culturista. Sus músculos eran tales que no podía abrocharse el botón de hasta arriba de su camisa.

— ¡Bien, bien, mariquitas, hora de juntarse todas en un solo hoyo, no hagan a Bogo esperar o les irá mal!— gritó el hombre. Ya entiendo porque había un búfalo.

Este hombre nos trató a como quiso, nos hizo sudar como si no hubiera un mañana, aunque estaba en forma no tenía condición ya. Me sorprendió que Nick no se cansara tanto, este Nick es más atlético que yo. Más clases pasaron hasta que llegara la hora del receso, completamente exhausta me dirigí a comprar algo de comer, y leído me senté sola en una mesa. Observe mi entorno, todo el mundo mensajeaba o hablaba con alguien, excepto cierto pelirrojo que se encontraba en una mesa simplemente comiendo junto a un grupo de muchachos que jugaban muy pesado. Su mirada estaba perdida en el vacío, admirando el lugar, como si buscara en él una pizca de cordura en este mundo de cabeza. Lo vi tan calmado que me conmoví. Hasta que sentí que alguien interrumpía el momento con su presencia.

—Hola cariño. — Saludó Jack sentándose junto a mí. — ¿Qué haces aquí? Deberías estar con tus amigas, hablando de cosas de chicas, admirándome o algo.

—Bueno, no tengo amigas. — Respondí con la intención de que recordará que había olvidado todo.

— ¡Oh! Cierto, amor, ven con mis amigos, podré presumir que tengo una novia excelente. — acto seguido tomó mi mano y la besó, esto me incomodó, pues aunque se supone que era mi novio, yo no sentía nada en lo absoluto por él. Retire mi mano disimuladamente y respondí.

—No, gracias. Quisiera estar sola. —

—Y, ¿Qué me dices de la fiesta de hoy?, tus padres nos invitaron, Sandra dice que irá a tu casa para arreglarse contigo. —me preocupé mucho ante eso, Sandra en mi casa. No.

—No creo que sea prudente, dile que gracia por la oferta pero puedo arreglarme sola. — me excusé.

—Como quieras, nos vemos. — intentó besarme en los labios pero yo me aparté con rapidez. ¿Es que no captaba la indirecta? Después de que él se marchó me dediqué a buscar a Nick, pero no estaba por ningún lado. Repentinamente alguien de nuevo se había sentado junto a mí, exaltándome. Gire mi cabeza y era él. Lo odio.

— ¿Me buscabas, preciosa?— preguntó con ironía.

— ¡Casi muero de un susto!— grite.

—No es para tanto, eres una dramática. —

—Y tú un bobo. — él se tomó la parte izquierda del pecho tratando de darme entender que lo había lastimado.
—Justo en el "me vale verga". — ambos nos miramos y luego explotamos en carcajadas, todos nos miraban como si estuviéramos locos, pero no me importó. — ¿Qué haces?

—Solo admiro el lugar, y lo idiotas que son todos. —

—Claro, eso es porque no tienes amigos. — bromeó. — bueno, en realidad no le veo (¿?)

—Oye, Hopps, ¿Te gustaría acompañar a este humilde joven a ver la cuidad? Será divertido... Y, bueno, puede que recuerdes algo y así me des la grabación. —

— ¡Por supuesto! Pero, hoy mis padres van a realizar una de esas fiestas elegantes, ya sabes, porque desperté. —

—Entonces será mañana, nos vemos. — se despidió pues la campaña ya había soñado (Al parecer todos andan soñando ahora ¿no? XD) y teníamos que ir al salón de clases.

— ¡Espera!— lo detuve sosteniéndolo de la mano. El giró su cabeza y me vio a los ojos. No supe que más decir, en realidad lo había detenido porque no quería que se fuera aún. — Podrías asistir... Si quieres. — él se deshizo de mi agarre y cruzó los brazos.

—Las fiestas no son lo mío. Pero voy a pensarlo. —

— ¡Genial! Espero verte ahí entonces. — esta vez fui yo quien se despidió, tome mi bolsa y corrí hasta mi salón de clases. Por fin, quizá estaba ganándome de nuevo a Nick.

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⏰ Última actualización: Jul 19, 2016 ⏰

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