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"Mi vida se encuentra justo en donde se esconde Atón, si la encuentras, me harás él favor de poder pasar a la vida eterna".-repetí, caminando de un lado a otro pensando, chasquee los dedos al tener una idea.-claro.-susurré.— esta en él horizonte de Atón, las dos grandes montañas en donde se oculta él sol, allí está.

Sonreí al darme cuenta tan rápido.

—Si, pero ¿en que lugar exacto?.- preguntó Rick, agarrándose la cabeza.

Parecía algo frustrado, en realidad demasiado frustrado.

—De eso va nuestro titulo Rick.- respondí. - Fuimos preparados para cosas como estas.

—Si lo se.- resoplo,- solamente tengo... Miedo.

—¿Miedo?.-Murmuré.-¿pero de qué?.

—No solo nosotros buscamos a la gran Nefertiti.- se paro y miro él desértico horizonte.

—Pues si Rick, hasta Zahi Hawass la esta buscando.- camine y lo abrace por detrás.- pero solo nosotros buscamos su verdadero yo.- susurré en su oído provocando un estremecimiento.

***

Él sol pegaba de lleno en mi cara, cuando intentaba mirar hacia arriba mi vista se volvía borrosa y se presentaban formas de colores.

Caminar cuesta arriba en un valle con cuarenta grados centígrados no era muy sencillo, y menos si como una tonta te olvidases cargar mas agua y un gorro.

¿Pero saben que es lo mas gracioso?

Que son las seis y media de la mañana.

¿Otra cosa aun mas graciosa?

Es Invierno en esta parte del mundo.

—Vamos Beth ya llegamos.-alentó Rick.- su cuerpo no presentaba ningún vestigio de deshidratación, mientras que yo respiraba como pez fuera del agua.

Pues, claro maldito mal nacido tu viviste gran parte de tu vida en Egipto, mientras que yo estoy acostumbrada al húmedo clima de Inglaterra en una tenebrosa casa a las afueras de Londres.

Trague con fuerza para recuperar humedad en mi garganta reseca y sacudí mi cabeza para alejar esos pensamientos.

—Esperame.- gruñi, mis manos ya se encontraban todas raspadas debido a las grandes piedras rojizas que tenía que usar para sostenerme.

Rick hizo caso omiso a mis suplicas y siguió cuesta arriba.

Llego un momento en que lo perdí de vista mientras sacudía mis manos del polvo, cuando minutos despues llegue arriba encontrandome a Rick sacándose una selfie con la vista de las ruinas de Ajetatón.

Rodé mis ojos por instinto.

—¿Que?, no siempre vengo a estos lugares, además es para un concurso de la selfie mas original.- dijo guardando su querido Samsung, él cual era mas grande que cualquiera de estas piedras.

Bueno quizás no tanto.

Mé senté sobre una piedra sin importarme que manche mis pantalonsillos de color rojizo.

De mi bolso saque mi botella de agua que ya casi no le quedaba nada, mientras Rick la tenia llena.

—¿Con que la selfie mas interesante eh?.- seque mis labios.

—Si puedo ganar un viaje hacia cualquier destino.- se sentó junto a mi.- me gustaría ir mucho a Argentina, Buenos Aires, conocer él famoso obelisco y probar su comida.

—Si están muy bien gastronómicamente.- afirme.- me gustaría probar él famoso asado o esa extraña infusión llamada meiti.- Rick río.

—¿De que te ries?.- el seguía con sus carcajadas.

—Se pronuncia "mate" no "meiti".- sonaba extraño cuando hablaba español.

Yo reí junto a él.

—¿Sabes? Siempre desaprobaba español por mi mala pronunciación.

—Y no culpo a tu pobre maestro.

—¡Ey! Yo no soy él que se sacas selfies para un concurso.

—O eso dolio.- se puso serio de repente.- ya veras.

Se lanzo sobre mi haciéndome cosquillas.

—No Rick, para.- mis risas se escuchaban en todo él valle.- ¡para por favor!

Él hacia caso omiso a mis ruegos, suplicas y todo lo que se inclinara a que Rick me soltara.

Odiaba no respirar a causa de las risas.

Sentía que la fuerza que ejercíamos sobre la gran roca en la que estábamos sentados comenzaba a desplazarse hacia adelante.

—Rick ¡para! ¡La roca!

Era demasiado tarde la roca se fue hacia adelante mientras nosotros caiamos de trasero al suelo.

Se presento antes nosotros una gran nube de polvo, que una vez disipado pudimos divisar un gran agujero que había debajo de la roca y algo que traslucía gracias al radiante sol.

Abrí cuidadosamente él polvoriento libro dorado para que él mismo, debido a tantos años no se haga añicos, al abrirlo completamente pude ver que eran hojas de papiro pero estas estaban escritas no dibujadas como casualmente están los papiros.

Tenían un estado realmente bueno para ser de hace miles de año solamente lo único que cambio fue él amarillento color de las hojas.

Empecé a hojear con sumo cuidado hoja por hoja pensando que era un antiguo libro de hechizos egipcios o recetas y anotaciones de posiones usadas por los sacerdotes para cualquier tipo de enfermedad en la familia real.

Por ejemplo si fuese un caso de envenenamiento, si él veneno utilizado era de color azul, para curar este malestar tenían que usar una piedra del mismo color del veneno u otra cosa utilizada, en este caso la piedra sería él lápizlázuli.

Rick observó él libro por unos momentos y luego me miró.

-¿Te haz dado cuenta de lo hemos hallado?.- pregunta con una sonrisa de oreja a oreja.

-¿Que es?.- dije entusiasta.

-Es un tipo de diario íntimo de alguien de la realeza, mira.- señalo el lomo del libro.- te das cuenta al ver que esta hecho de oro y los exquisitos detalles de como representaron a la diosa Maat ayudando a Ra de su envenenamiento.

—Es de su época.- Murmuré.- esto es a lo que la misteriosa nota se refería.

—Abramoslo.

NefertitiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora