6. Jacob y Emily

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Espero que me perdonen a esas personas que siguen esperando al capítulo, no tenía tiempo. Espero hacerlos con mucho menos tiempo, gracias😘😘

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Cuatro días. Cuatro días habían pasado desde el incidente del apartamento. Hubiera vuelto a mi casa si no fuera por mí padre, que quería asegurarse que estaba bien. A parte que quería arreglar todo lo que había quedado destrozado antes de volver. Me llevaba a todos los lados a pesar que yo le pedía que no lo hiciera, aunque me encantaba que me pusiera atención.

Mi madre, ella estaba un poco enfadada conmigo porque elegí que quería saber el sexo del bebé en el parto, aunque se alegraba que era ella quien me acompañaba al médico como avanzaba el embarazo. Insistía una y otra vez que debía de saberlo, ya que tenía que saber qué cosas comprar para el bebé.

Mi jefe de trabajo, Gregory, y Maritta, mi compañera de trabajo, habían sabido sobre lo que me había ocurrido. Él quiso darme algunos días libres para que estuviera tranquila y sin estrés, y ella pues estaba muy preocupada. Cada vez que me cansaba o me empezaba a dolerme los pies Maritta me hacía sentarme en una de las sillas y me daba un zumo.

Cada vez me veía que la barriga me iba a explotar, ni siquiera me explicaba cómo podía levantarme y aguantar tanto peso. Me dolía ya la espalda y los tobillos los tenía tan hinchados que parecían salchichas gigantes. Tenía la suerte de la ayuda que me daban todos, sin ellos no hubiera llegado hasta donde estaba.

El timbre sonó haciéndome dar un brinco del susto, seguramente que era Maica. El día anterior me pidió que me recogía para ir al instituto e irnos juntas, no pude negarme cuando se me puso muy insistente por la noche cuando hablábamos por WhatsApp.

Cogí la mochila y abrí la puerta, encontrándome a una Maica muy sonriente. Esta chica tenía algo que contarme, lo intuía.

-¿Lista?-me preguntó, quitándome la mochila de mis hombros.

-Puedo llevarla yo misma- le dije cómica al ver a ver Maica con su mochila en la espalda y la mía en el pecho.

Me puso mala cara, la cual no pude aguantar la risa.

-Sabes perfectamente que no puedes coger peso- advirtió después de que yo cerrará la puerta detrás de mí y empezáramos a caminar.

-Lo sé, pero no quiero que termines sin columna vertebral-me burlé.

-Hoy estas muy graciosilla eeh-dijo y empezamos a reírnos a carcajadas. Cuando paramos Maica me miró con una mueca divertida y una ceja alzada-. Ayer vi a tu vecino.

Intenté disimular mi respiración, pensar en Rosh me volvía loca. Apenas lo conocía, más bien todavía no sabía quién era. Pero las pocas veces que le había visto me entraron las ganas de quitarle la ropa y meterlo en mi cama. Joder, no me reconocía para nada. Malditas hormonas.

Miré a Maica de reojo, al final me estaba replanteando utilizar el juguete que me dio el otro día. Sí, hablaba del vibrador.

-¿Y habéis hablado?-pregunté intentando eliminar mis pensamientos.

Maica me miró con una sonrisa pervertida.

-Nos va a recoger después de clases-contestó mirando al frente.

-¡¿Cómo?!- me paré en seco mirándola sorprendida.

-Luego te cuento en el almuerzo.

Llegamos al instituto luego de unos minutos en silencio. El timbre que indicaba que empezaba las clases había sonado justamente cuando habíamos entrado las dos en el edificio. Íbamos todas las clases juntas, así que no tenía ningún problema.

Embarazosamente irresistibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora