Capítulo 6 - Un gran poder

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Amanecí con los ojos inflamados y seguramente ojerosos. Miré hacia el balcón. Una cálida luz se hacía presente e iluminaba el gran árbol que se veía. Un canario se posaba sobre su rama, y tan sólo verlo me dio una sensación de ternura inexplicable.

Hice todo mi esfuerzo por levantarme y sentarme en la cama. Miré alrededor. Las paredes blancas, la mesa de noche blanca también, con un florero encima, la puerta blanca de lo que debía ser el baño y la temida puerta blanca de la noche anterior.

Sin embargo, esta mañana, la habitación era completamente diferente. Los rayos de sol se filtraban por el balcón, dando un aspecto iluminadísimo a la habitación. La luz contrastaba perfectamente con cada rincón del cuarto. Era como si todo estuviera en su sitio. A pesar de que debería ser al revés.

Miré mi mesa de noche y me fijé en el simpático despertador. Eran las 8:05.

La enfermera dijo que si necesitaba algo presionara el botón rojo, y yo necesitaba comer, así que...

Biip

Después de unos 2 minutos, llegó la enfermera, la amable enfermera, con una bandeja de un apetitoso desayuno en sus manos.

—Señor Alexander, veo que ya se levantó.

Le iba a contestar que ni modo, pero estaba tan agradecido de seguir con vida que no lo hice.

—Pues sí, en verdad que es una bonita mañana.

—Sí que lo es.—dijo dejando el desayuno en la mesa de noche.

—¿Es increíble verdad?, ya tiene tanta experiencia en su trabajo que ya estaba segura que para lo que la llamaba era por el desayuno.

—Jaja, no, la verdad. He empezado este trabajo desde hace 2 meses.

—¡¿2 meses?! Pues sinceramente a mí me parecía mucho más.

—Jaja, ¿porqué?

—No lo sé.—dije sin saber que contestar.

Nos quedamos mirando por un momento y hubo una tensión... algo rara.

—Emm, bueno Alexander, yo me estoy yendo. Pulsa el botón rojo para cualquier cosa que necesites.

—Sí, emm, este suero...simplemente lo puedo llevar para cuando quiera ir al baño, ¿verdad?

—Sí... es chico, lo puedes llevar con total comodidad.

—Jaja, sí, gracias, que pregunta más tonta.

—Bueno, disfruta tu desayuno, nos vemos más tarde.

—Otra cosa más. Sinceramente nunca he estado internado en un hospital. Y...no llevaba celular en ese momento. Del accidente. En sí no entiendo nada de lo que está pasando ahora, así que...¿podrías llamar al señor Robey, que vino a visitarme ayer?

La enfermera mostró un poco de extrañeza en su rostro pero al instante lo cubrió de amabilidad.

—Sí, claro, lo llamo en un rato que tenga libre y cuando conteste vengo y te lo paso.

—Muchas gracias.

La enfermera se fue cerrando la puerta y dejó un vacío tranquilizante, pero, intranquilizante, a la vez.

Me puse a comer mi desayuno con un hambre increíble. Sobra decir que me lo acabé todo.

Central de policía

Oficina de Will.

—Hola, si, sí, ya te lo dije, el señor Hyllard no se encuentra disponible en este momento. Lo siento, pero así es. Yo estoy muy ocupado investigando las muertes de estos muchachos. Sí. En verdad lo siento.—colgué.

MERCURY El Destino de DetroitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora