Departamento de Policía
Oficina del Comandante de Policía
Me encontraba en mi agradable oficina, muy ocupado, ordenando documentos, contestando llamadas, y llenando informes, también acompañado de mi fiel compañero Will. El día de hoy sentía un aburrimiento increíble. Siempre lo mismo todos los días. Lo único que quería era volver a mi casa y mandar al tacho todo.
-Señor Hyllard, ¿no cree que debería tomar un descanso?-preguntaba con toda la cortesía posible Will. La voz de Will siempre me tranquilizaba, me ponía en paz en medio de todo este caos. Era un joven lleno de vitalidad, todo lo contrario contrario a mí, y por eso era perfecto como ayudante y compañero.
-Claro que lo creo, Will. Pero como sabes, esta oficina no se va a administrar sola.-contesto cargando una pila de papeles, directo a tirar a la basura.
Y, en un descuido algo torpe y un poco estúpido, tropiezo con la punta de mi escritorio y todos los papeles escapan de mis manos, saliendo volando.
-Por un demonio...
-Ja, descuide señor, en un momento estarán como estaban, en una pila y ordenados. dice Will, recogiendo los papeles.
-Gracias Will...- digo, y empiezo a ordenar también.
Pero, en un reojo rápido, noté un papel que me hace recordar algo que me dejé un tiempo atrás...
-Espera, Will. No botes ese. Pásamelo.
Lo agarré cuidadosamente y lo examiné. Lo recuerdo perfectamente. Aquel documento de Detroit que no terminé de leer, que dejé tirado en la esquina de uno de mis cajones, y que terminé por olvidar, como la mayoría de cosas superfluas.
-Bueno, no me costaría nada terminar de leerlo, la verdad. No puedo creer que me haya dejado esto hace 2 años.- piensa.
Busqué entre las páginas y encontré la exacta página donde me quedé.
Pero ahora es tiempo de "enfrentar el hecho de que la ciudad no puede y no está pagando sus deudas cuando debe y es insolvente".
El gobernador enumeró una serie de problemas que muestran que Detroit ya no puede cumplir con sus obligaciones con sus ciudadanos.
La tasa de homicidios es la mayor en casi 40 años y, por más de dos décadas, Detroit estuvo en la lista de ciudades más peligrosas de Estados Unidos.
Las personas deben esperar una media de 58 minutos para que la policía responda a sus llamados, comparado con un promedio de 11 minutos en el resto del país.
La falta de fondos para mantenimiento y reparaciones significa que solo un tercio de las ambulancias de la ciudad funcionan y los coches de policía y carros de bomberos también están en mal estado.
Hay 78.000 edificios abandonados en la ciudad, y 40% de los servicios de iluminación no funcionan.
La ciudad también alcanzó su límite máximo legal de impuestos a los ciudadanos, e incluso considerando que podría aumentarlos todavía más, los residentes no podrían pagar un volumen mayor de tributos, remarcó Snyder, el gobernador del estado de Michigan.
Ahí acababa ese pequeño reporte de hace unos años. Esa era la realidad de Detroit. Desde hace un par de años había olvidado esa realidad. Sabía perfectamente que la ciudad estaba en las ruinas, pero no lo veía de esa manera. Trabajaba con cientos de casos a diario. Contestaba miles de llamadas a diario. Y nunca lo había visto de esa manera; mejor dicho, había olvidado de verlo de esa manera. Olvidé porque entré a ser un policía. Por el bienestar de los ciudadanos, por la justicia.
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MERCURY El Destino de Detroit
AksiUn accidente lo cambiará todo. El destino de Alexander, un chico huérfano con aspiraciones a tener una gran empresa, y el destino de su ciudad, Detroit, una ciudad caída casi en el abandono y con deseos de revolucionar. Un inesperado poder que le pe...