El Alma De La Perfeccion

El Nuevo Conde

El chico de cabellera oscura y ojos cual zafiro posaba su vista en lo que se encontraba al otro lado de la ventana, la luz del alba iluminaba la habitación en la cual se encontraba su mirada era fría cual hielo.

Los días eran tan monocromáticos, tan aburridos, tan simples, tan repetitivos es tan frustrante. El chico de no tan gran estatura tomaba un par de cosas y las lanzaba a su mochila aunque siempre se mostraba frio y sin sentimientos, su cabeza en realidad era un caos pesadillas diarias las cuales solo mostraban sangre, cuerpos inertes y sin vida, y también a un hombre el cual tenía unos brillantes ojos cual sangre y una cabellera negra como una noche sin luna, también estaba su pasado y su soledad después de todo sus padres estaban muertos no tenía familiares vivos y solo pocas personas eran amables con el como el hombre que le mandaba dinero para que lograra sobrevivir, el abuelito que vivía en el departamento al frente del suyo llamado Tanaka y los pocos amigos que tenía y que aún no lograba entender cómo podía tenerlos ya él se sentía tan distinto a ellos a veces tan maduro siendo que aún se podía decir que era un niño .

Se colocó unos jean negros, una camisa a cuadros azul, unas convers del mismo tono de la camisa y sobre uno de sus ojos un parche, aquel ojo que escondía era de un tono distinto al otro este era de un tono morado\violeta además no le gustaba verlo cuando se miraba en el espejo y posaba su mirada en este se sentía mal y escenas extrañas comenzaban a recorrer su cabeza y un olor a sangre llenaba sus fosas nasales prefirió ignorar ello y salir del cuarto.

Comenzó a caminar por las calles de la ciudad bastante apurado ya que iba atrasado a clases y porque además sus amigos se preocupaban, a ratos disminuía la velocidad ya que su asma no le permitía correr demasiado o si no le daba un ataque de esta.

-Maldita sea... -Susurro para sí mismo con molestia y sin pensarlo dos veces comenzó a correr, chocaba con algunas personas pero continuo a las afueras de un gran edificio choco con un hombre y por lo cual cayó al suelo.

-Perdón voy atrasa... -Su mirada se encontró con la de aquel hombre el cual lo miraba asombrado y el por alguna razón lo sentía tan conocido, como si ya lo hubiese visto o más bien lo conociese.

-Bochan...- susurro el hombre mientras su mirada se tornaba carmesí y el ojo el cual llevaba tapado comenzó a doler, mientras que aquella palabra le sonaba tan familiar y la imagen de una mansión apareció ante sus ojos.

-Sebastian...- Susurro el chico de cabellera oscura aun en el suelo ¿Por qué dije eso? Yo no lo conozco, en el rostro del mayor se formó una sonrisa mientras la sorpresa en su rostro aún no se borraba, el chico movió su cabeza en negación ante sus palabras y ante aquella imagen, se levantó y arreglo sus prendas.

-Lamento eso... voy atrasado... adiós...- Dijo el menor mientras arreglaba su mochila y se despedía con un ademan antes de salir corriendo pero seguía sintiendo la mirada de aquel hombre sobre el mientras que su ojo comenzaba a doler ¿Mierda, porque duele? Dijo mientras se tocaba, siguió corriendo hasta que finalmente llego al instituto corrió hasta la sala y golpeo la puerta.

-Adelante – Escucho a su profesor de literatura dejarle entrar, abrió la puerta y la mirada de toda la clase se posó en él.

-Phantomhive otra vez llegando tarde- Dijo el hombre mientras el de ojos zafiro caminaba hasta su lugar.

-Perdone usted... anoche estuve hasta tarde estudiando para un examen y pues me quede dormido...- Excuso aunque en realidad era porque se había distraído pensando en aquellas pesadillas que siempre inundaban su sueños y las cuales se veían tan reales que llegaban a parecer recuerdos.

-Ciel en serio de nuevo llegas tarde...- Susurro con un falso enojo finnian un chico ojos claros y cabellera de un tono amarillento.

-Si...- Pronuncio el nombrado mientras seguía recordando la mirada de aquel hombre.

-Ciel sabes que eso está mal...- Susurro Elizabeth una chica con dos coletas rubias y ojos claros, el de ojos zafiro giro sus ojos en desacuerdo.

-Ellos tienen razón Ciel- Dijo Soma un chico con una cabellera de un tono morado bastante particular.

-Okey ya entendí... -Menciono con su típica frustración el nombrado.

-El grupito de allá se me separa...- Menciono el profesor con enojo mientras su mirada se posaba en los amigos de él joven phantomhive, todos comenzaron a ir a sus puertos correspondientes.

-Además estaban cambiados de puesto...- Dijo el hombre mientras miraba que los chicos se cambiasen y el resto de los alumnos los miraba divertidos.

Son unos idiotas, Pensó Ciel mientras miraba el libro de literatura algo aburrido. El día transcurrió rápido había estado la mayor parte del día junto a sus únicos amigos y los cuales sentía que conocía hace años como a Elizabeth, Bard, Finnian, Soma, Agni y Meirin posiblemente las únicas personas que soportaban su mal carácter.

Cuando ya era hora de ir a casa Elizabeth le pidió que la acompañase ya que ella vivía a unas cuantas cuadras del colegio a lo cual el menor simplemente acepto, Ciel no era de hablar mucho con ella más bien solo la conocía porque sus padres ya muertos eran amigos de los padres de ella pero a veces la alegría que ella mostraba hacia que una pequeña sonrisa apareciera en sus labios.

-ciel... ¿tu porque no sonríes tan seguido?- Pregunto la pelirrubia mirando aquellos ojos zafiro.

-De algún modo yo... El sonreír... Sonreír felizmente lo he olvidado... - Pronuncio de manera fría sin mirarle mientras que un sentimiento extraño lo consumía, sentía que aquellas palabras ya las había pronunciado una vez.

-Bueno lizzy me voy a casa... nos vemos mañana ... -Dijo Ciel con su típica falsa sonrisa mientras la dejaba en la puerta de su casa y se marchó, dejando a la chica con una mirada triste El Ciel alegre tal parece que solo es un recuerdo Pensó la niña antes de entrar a su casa.

Ciel camino en silenció hasta su departamento, estaba oscuro y no tenía ganas de comer, su cabeza dolía al igual que su ojo por lo cual simplemente se fue a acostar.

Sebastian es una orden, tú serás mi espada y mi escudo, y me concederás la victoria

Yes, my lord

El menor despertó agitado y pensando en aquel nombre que hace unas horas le había dicho aun extraño, un gran dolor en su ojo se hizo presente y por lo cual fue al baño y se quitó el parche entonces noto que este poseía marcas de sangre con temor miro el reflejo de este y el cual mostraba una lagrima de sangre correr por ese pero eso no era lo que más le sorprendía, lo que lo dejo espantado fue el hecho que ese ojo ahora poseía una notoria imagen de un pentagrama.

-Mierda...- Musito mientras quitaba la sangre con papel higiénico.

-Eso no es un pentagrama solo es mi imaginación... maldito ojo cada vez estas más cagado –Dijo enfadado y no prestándole atención a aquello para luego ir a acostarse una vez más.