Los mortales siempre me habían parecido seres de un carácter tan insignificante y vacío, faltantes de intelecto... ciertamente criaturas patéticas.
Matándose por diversión los únicos seres que lo hacen por ello como si fuese un simple juego el cual deben ganar a base del sufrimiento de sus contrarios.
Son seres egoístas y que cuando queréis algo no les importa pasar por encima de sus contrarios, y así durante siglos guerras por religiones, creencias, simples mentiras.
Llega a ser triste pensar que durante siglos me he alimentado de aquellas almas que en algún grado bajo podía llamar alimentos pero entonces El llego a mí, un alma nueva que había sido ensuciada ante los pecados del mundo mortal simplemente perfecta.
Buscaba la luz en la oscuridad de la humanidad, ante sus ojos yo era su salvación y a la vez su perdición, pero para mí una simple comida más y con quien encontraría diversión por un tiempo.
Pero al final fui consumido por tu perfección, cumpliendo tus ordenes como un perro tal como te gustaba, no eras como otros humanos eras diferente. Mi Amo era peculiar, ni lo suficientemente indulgente como para permitir que otros pasaran por encima de sí, pero no suficientemente noble para dar su vida por otros.
Para limpiar su propia venganza utilizo mi poder, no por alguien más, si no que para sí mismo.
Renuncio a su futuro, sacrifico sus sueños, quedo marcado por una tremenda desesperación. Sin embargo, es capaz de romper contra el pasado. Luchando contra el presente sin perder su nobleza. Así es mi amo y esa es la alma que quiero devorar.
Le diste la espalda a la luz y te acercaste al infierno, que acto tan hermoso y tan estúpido a la vez, ciertamente eres demasiado atrayente.
Cuando lo perdí me di cuenta que había desperdiciado mucho tiempo y había perdido un poco de mi orgullo de demonio con ese humano, era libre de buscar un alma igual o mejor que la de aquel conde y no funciono, busque y busque, nada ningún alma llenaría el vacío que dejaste.
Y luego volviste una vez más, tu alma incluso parecía ser más perfecta que antes e incluso tu alma seguía entrelazada a mí por el contrato que ya creía invigente pero existía un problema tu no me recuerdas y yo no te conozco, tu pasado ciertamente es un misterio esta vez y aun peor esta vez...
Yo no fui tu salvación...
Sebastian miraba con frialdad a su amo sin darse cuenta aun de todo lo que dijo, había al fin liberado el enojo que se había formado con aquella alma después de que esta se le fuese arrebatada.
-Que soy sin ti... Pues lo soy todo- Respondió orgulloso el de mirada bicolor mientras daba un paso retador hacia su ex mayordomo.
-Si tal vez estuviste para el conde pero para mí no, tengo un pasado más allá de mi existencia como el lord Phantomhive... E vivido un montón de cosas, y donde estabas tú, ni siquiera sabias de mi paradero hace unos días, si tenemos un jodido contrato pero eso no te hace lo suficientemente importante como para venir a hablarme así- Grito con odio el ex conde mientras miraba con desprecio a su sirviente.
-Joder... tu no estabas y si estoy aquí ahora es por mis propios medios, yo y el conde somos la misma persona pero lo que él no perfeccionaba ahora lo hago yo-Continuo retador el menor dejando perplejo al ser de mirada carmesí.
-Esta vez... tu no fuiste mi salvación- Ante ello Sebastian quedo perplejo y tal como pensaba Ciel tenía razón, esta vez todo había sido diferente.
Todo sucedió rápido para el humano, no sabía en qué momento había llegado a estar bajo aquel demonio que le servía sus manos se hallaban sujetadas por el pelinegro por sobre su cabeza, el ex conde miraba con asombro a su sirviente quien lo miraba como una presa.
-Se_Sebastian...- Dijo entrecortado el menor mientras miraba con algo de asombro los ojos de su mayordomo y ante las posición en la que se encontraba, sus muñecas se hallaban sujetas por la criatura de mirada carmesí mientras que una de las piernas de este se encontraba entre las del menor y acerco sus labios al oído del ex conde
-No te volveré a perder...- Susurro el demonio en el oído de su amo haciendo que a este le recorriera un escalofrió por todo el cuerpo, Tu eres mío no te perderé, yo soy tu salvación aunque lo dudes yo puedo darte la eternidad y a la vez arrebatarte ella, oh mi hermoso amo, tu alma perfecta solo mía será, te comportas como un mocoso no me importa ya, grítame y sácame en cara que no estuve para ti en esta vida pero en las otras yo he sido aquel ángel que tu salvación y perdición ha llevado ya.
El ser de mirada carmesí no lo pensó ni le importaba en realidad si su amo se enojaba más, necesitaba probar a ese niño aunque fuese un poco, aquella alma era la que quería devorar y aquel cuerpo era el que deseaba que fuese suyo, necesitaba mostrar que él aunque no estuvo en el pasado no lo abandonaría en el presente y en la eternidad. Ciertamente él quería estar con ese humano ya que aquella alma le había hecho querer volver a probar el pecado carnal, aquel pecado tan deleitoso para los humanos y para las criaturas del plano celestial e inmortal.
Ciel torpemente trataba de zafarse del agarre de su sirviente quien de un momento a otro comenzó a besar el cuello del menor, el de mirada bicolor comenzó a respirar entrecortado ante los besos que su mayordomo daba por su cuello. El mayor con una alta mejor experiencia comenzó a pasar su lengua de manera deleitosa para el menor mientras daba una que otra mordida en el cuello de este. El ex conde aunque con experiencias pasadas ciertamente disfrutaba de como su sirviente le hacía sentir, le molestaba pero era algo extremadamente deleitoso.
-Sebastian- Gimió entrecortado el menor entonces fue cuando el ex mayordomo se retiró como si nada dejando aun jadeante Ciel mirándolo con total sorpresa, el de mirada carmesí solo sonrió cuando ya se encontraba en la entrada de la cocina.
-Preparare la cena mi amo- Dijo como si nada el pelinegro mientras entraba a la cocina y desaparecía de la vista del menor, por alguna razón el ex conde solo se quedó allí respirando aun entrecortado mientras tocaba donde había besado su sirviente.
-Maldito demonio...
ESTÁS LEYENDO
El Alma De La Perfeccion
FanfictionEl ser de mirada carmesí posaba su mirar en aquella oscura habitación la cual era iluminada por la luz de la luna, y en su pensar solo una pregunta permanecía y la cual llevaba años en su mente ¿Alguna vez encontrare un alma tan perfecta como la de...