-Días grises-

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Después de días tuve que hacer un viaje de urgencia por lo de mi madre, cosas difíciles pasaban en casa. Mejor dicho en el hospital.

¡Odio los hospitales!

Seguían diciendo  que mi mamá tenía cáncer y  pues yo obviamente me seguía reusando a creer. Ya que todavía no había pruebas de eso. No podría pasarle a ella, no lo merecía. Le pregunte muchas a veces a Dios porque lo hacía, cuál era la razón si todo era tristeza. Aun no borro de mi mente aquellos recuerdos que me hacen llorar.

Decidieron llevarla a otra ciudad, donde podrían hacerle exámenes para saber qué es lo que en realidad tenia.

En estos momentos el chico de la red era mi motivador, le conté todo lo que pasaba y él me apoyaba bastante moralmente.
Llegue a Arequipa a casa de mi tío como siempre… mi mami se fue en la ambulancia hasta allá y yo por bus con mi papá, si, él nos estaba apoyando aunque mis padres ya se habían separado años atrás cuando era niña, él esos días nos ayudó en cierta parte.

En todo momento “el chico de la red” y yo hablábamos. Era mi fuerza como lo dije, me aferré tanto a él…
Las cosas no iban bien con lo de mi mamá, llegaron los resultados y fue lo que me mato por dentro.

La noticia que me rehusaba a creer llegó, la vida me dio un golpe. Fue tan difícil aceptarlo ¿sabes? Tan solo pensarlo el mundo se me venía abajo.
Los doctores buscaron solución, es decir el tratamiento para contrarrestar células cancerígenas.

Aún recuerdo cuando la transfirieron a un hospital en el cual había un señor que no merecía  llamarse médico, ya que para serlo hay que tener vocación, y él no la tenía.
En fin. Dijeron que no tenían lo que ella necesitaba, el departamento de Radioterapia no se había abierto aun y que habían muchos como ella esperando. Mi mamá no podía esperar, no podía.

Después de todo esto, puedo decir que estar en un ambulancia no es nada lindo, vez muchas cosas… artos aparatos los cuales ni me imaginaba para que servían, enfermeros y un(a) paciente.
La veía tan mal y eso me dolía bastante, confieso que comencé a ver cómo sería si ella no estuviera conmigo, una vida sin mi madre. Era dolorosa pero creía que era lo mejor, le pedí a Dios que si era su voluntad la soltaría… “Llévatela si es lo mejor, que no aguanto verla así”
Regresó al hospital al cual llegó primero, me despedí de ella y tuve que ir a casa de mi tío a descansar, mi papá venia conmigo.

Llegue y lo primero que hice fue revisar mi celular, si, para ver sus mensajes :’)

Y como siempre él estaba ahí, esperándome para hacerme sonreír. Así pasaron como dos días. Decía que me extrañaba, y pues yo de echo que también,  extrañaba verlo… ya que no hablaba con él.

Tuvieron que transferir a mi mamá a Lima(Capital de Perú) y mi padre fue el que la tenía que acompañar asi que tuve que quedarme en casa de mi tío. Me quedé con la preocupación de que pasaría con mi mami estando allá… era una "felitristeza" ya que me daba felicidad aquel jovencito.

Mi padre regresó,ya que tenía que llevarme a mi ciudad, pues estaba perdiendo muchos días de clase. Mientras tanto mi hermana viajaba hacia Lima para ayudarla en lo que necesitase mi mamá, lo bueno era que mi sobrina tenía casa allá y eso nos fue de gran ayuda.  

Regresé a la escuela donde me reencontré con mis amigos, todos preguntaba dónde había estado, si había tenido problemas. Si, tenía uno y muy grande. Mi mejor amigo en ese entonces Gabriel, no me dijo nada ni preguntó cómo me había ido, pensé que no le importaba lo que pase conmigo y nos distanciamos. Luego de unas semanas me pidió disculpas pero yo ya estaba algo resentida.

Preguntarás qué sucedió con el chico de la web, bueno… lo seguía viendo en el colegio pero como siempre, no nos dirigíamos la palabra, solo esperaba las tardes en las cuales podría hablar con él.
En una de esas conversaciones de siempre, tan amenas, llenas de bromas, él sabía como hacerme sentir bien, él lo tenía todo. Almenos lo que yo necesitaba en ese entonces.
Pero creo que nunca tuve la oportunidad de hacerle saber lo bien que me hacía.
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EDITANDO◇

Tú, en mi tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora