La señorita "fuerte"

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Llegó el campamento de verano de mi iglesia a la cual asistía desde pequeña, me pidieron que entregue mi celular, pero obviamente no lo haría, les di mi IPod. Camuflé mi móvil entre mis cosas y en las noches lo sacaba para mensajear con él. Eran tres días y lo extrañaría. Creo que me volví dependiente.

En ese lugar nos hablaban sobre lo importante que era esperar, esperar a es apersona con la que te casarás, la persona que Dios tenía para ti.


"No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?"-2 Corintios 6:14

Él no iba a la iglesia que yo, él tenía un concepto diferente de como adorar a Dios.


Dentro de mi estaban muchas dudas, sobre qué hacer... Yo realmente lo amaba, ¿debía dejarlo solo por lo que me dijeron? Él no era mala persona.


Tenía todo eso en mente y no sabía qué hacer.


Los días pasaban y nos peleábamos por cualquier cosa, él decía que yo era poco expresiva, que antes era más cariñosa y ahora no. No entendía muy bien en qué había cambiado, nunca lo noté.


Mucho más antes cuando aún estábamos en el colegio, sí habíamos tenido discusiones pero siempre terminaba llamándolo para que conversemos y arreglemos y así era terminábamos caminando de la mano, ambos aceptábamos nuestro error y seguíamos.

Yo creo que si nos hubiésemos visto más a menudo las cosas hubiesen también sido diferentes pero lamentablemente no pudo ser así... mi padre no me dejaba salir y es más me preguntaba con quién, y temía decirle que tenía novio. *era una niña*

Todo esto llevó a que un 11 de Febrero termináramos. A mí no se me vino el mundo abajo, ya que ya me había dolido bastante la primera vez que terminamos cuando estaba en Lima y porque también seguía en mi cabeza el pensamiento de que debería esperar, que aún no era mi tiempo y que solo tenía 14 años.

Él explico que era porque esto no estaba funcionando, yo no era la misma y parábamos peleando y era mejor dejarlo ahí. Yo lo entendí muy fríamente, y le dije que fuera feliz.

No entiendo hasta ahora como pude ser tan cruel, ¡qué era lo que me pasaba! Aun no comprendo.


Era 14 de Febrero, día del amor y la amistad. No lo tenía conmigo así que decidí salir con mi amiga Diana, la conozco desde que tengo 8 años prácticamente. Me divertí, vimos una película y comimos. La pase bien pero me hubiese gustado pasar ese día con la persona que aun amaba.

Al día siguiente ya no pude, lo extrañaba un montón. Lo llamé... eran las 7 de la noche y quería verlo. Nos encontramos en el parque cerca de donde yo estaba viviendo.


Compramos algodón dulce se me pegó en el mentón por un descuido y se río de mí, y quién no lo hubiese hecho. Hasta yo me reí de mi misma.


Siempre fue como algo que deseaba, el caminar de noche... comiendo un algodón dulce o una manzana acaramelada, como un par de niños en la fría noche bajo la luna y lo estaba viviendo con él...

Nos sentamos en una banca y comenzamos a reír y jugar.


-Ándate pues ándate-Dijo retándome a hacerlo.


-Me voy pues, me voy-Dije asumiendo que él vendría tras de mi.

Me paré y me dirigí hacia arriba, hacía la primera pileta del paseo de las aguas. Al no sentir sus pasos me asusté. Dije dentro de mí: ¿Así va terminar nuestra salida? Quise regresar pero el orgullo siempre está ahí diciéndote que no.

Luego de dar una buena cantidad de pasos, lo escucho corriendo detrás de mí y me tranquilicé. Sabía que no me dejaría así.

*No saben como sentí que me volvía el alma al cuerpo 😂*

Seguimos caminando y ya estábamos cansados y decidimos sentarnos. Una señora pasaba con su cochecito de bebé pero dentro de él había jugos, galletas, golosinas en general y nos pregunta si quisiéramos comprarle algo. Me miró mi guapo acompañante con la esperanza de que le pidiera algo pero a mi realmente me incomoda pedir algo a alguien, y no respondí. Así que él asumió mi respuesta.


-Deme dos jugos, uno para mí y otro para mi novia.-Le dijo a la señora.


Yo me quedé con una sonrisa en el rostro, nosotros ya no estábamos pero sonó tan bello lo que mencionó. Al retirarse la señora vendedora, tocó el tema de nuestra ruptura. Él quería volver conmigo, dijo que lo había pensado bien y me extrañaba mucho, que lo perdonara.


Yo moría por regresar con él, pero me cerré en mi papel de fuerte, de que debía esperar y tenía todas las cosas que la iglesia me había hecho pensar.



Fue muy duro para mí el decirle que no, sabía que el de verdad me amaba, me despedí y se fue.

Tú, en mi tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora