Capitulo 5

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-Sectumsempra –grito Scorpius.

El hechizo fue muy claro y bien ejecutado porque unos segundos después, Draco se desplomaba con profundos cortes apareciendo en distintas partes de su cuerpo, seguido del líquido carmesí escurriendo laboriosamamente.

Trato en vano levantarse pero los temblores involuntarios se lo impidieron, no lograría sujetar la varita y menos atraerla, necesitaba concentrarse y el daño que las heridas le causaban no hacía más que imposibilitarlo. Estaba mareado. Admitía haber bajado la guardia. Hermione y Scorpius no dejarían pasar la oportunidad cuando él diese la espalda, solo unos segundos fue lo suficiente para que las miradas se cruzaran en ángulos muy distintos; ella desde arriba y él...

Le fue difícil darse cuenta de lo que estaba pasando, se sintió en un estado de shock momentáneo, no se lo esperaba... o no tan pronto, a fin de cuenta era su hijo de quien se trataba, el odio que veía en sus ojos en ese momento se lo demostraba, él alimento ese rencor, talvez ni lo veía como padre si no como el monstruo que el espejo mismo le reflejaba a diario, no se molestó en preguntarle, ahora no le importaba. Para cuando proyecto hacer lo medianamente posible era demasiado tarde, ese ya no era su hijo y esa ya no era su mujer, eran dos victimas deseosos de escapar y él, el enemigo a derribar.

-Her...mione –logro articular, la lengua le pesaba.

Hermione se acercó hasta Scorpius, quien observaba a su padre y con la varita sujeta aun apuntando, inmóvil. Lo despojo de esta y sujetándolo de los hombros lo guió hasta el inicio de las escaleras.

-Scorpius, mírame.

-Madre yo... -intento hablar. Sus ojos se empañaron, Se encontraba impresionado y un poco asustado, después de todo solo era un niño.

-¡Todo esta bien! –Dijo con firmeza –Todo va a estar bien –aseguro, sonriéndole tranquilizadoramente.

Él asintió, creyendo fervientemente en sus palabras. Si su madre decía que todo iba a estar bien, es porque así seria.

-Sube a tu habitación, Cariño.

Scorpius dio una última mirada al cuerpo de su padre y sin cuestionar nada más, obedeció.

Ella se volvió para contemplar la imagen de su esposo en los que estaba segura eran sus últimos momentos de vida y con paso lento se acercó.

Verlo en ese estado la hacia sentir extrañamente tranquila, quizás con el obvio hecho de que él no se levantaría a devolverle el golpe con creces. Draco iba a morir y ella no movería ni un dedo para hacer lo contrario, era ese el resultado después de tanto daño. Él no podía exigir otra cosa... Hermione no se lo permitiría.

La tez de Draco estaba mortalmente pálida. La sangre ahora menos profusa seguía drenando y permitiría que así continuase, que emanara, que corriera, que fluyera, como muchas veces su llanto convertido en río*.

-No volverás a lastimarnos.

En todo momento consiente del mal causado, Draco no rebatiría aunque pudiese tal termino irrefutable, quería por el contrario dejarle en claro su obvia posición.

-No... no... lo...

-No, no lo aras –concluyo. No le era difícil entender las palabras ahogadas de Draco, menos aquellas que había escuchado con tanta regularidad. ¿No lo iba a hacer? Ella apostaría a que si, pero jamás tentaría a su suerte para certificar que no se equivocaba con respecto a sus mentiras. Sonrió burlonamente –Claro que no –objeto al final.

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