Silencios. 2

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Silencios

by

Shiga san

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La puerta del baño está rota.

Abre, cierra, funciona perfectamente pero está rota.

Hace tiempo sufrió un "pequeño" accidente y al cambiarla, quedó un pequeño espacio entre la madera de la puerta y el marco exterior.

Apenas un centímetro, por el que se puede ver el interior del baño; solo si estás en el lugar adecuado del salón.

Nicolas lo descubrió hace tiempo, sin pretenderlo. Se sentó en el sofá, en el centro, y al ladear la cabeza se dio cuenta de que podía ver perfectamente el interior del baño desde ahí.

No le había dado importancia a ese hecho hasta que Alex empezó a vivir con ellos... y con ella la posibilidad de disfrutar de su intimidad en el pequeño espacio.

Disfruta del simple placer que consigue mirándola. Haga lo que haga le parece de lo mas interesante, digno de ser contemplado.

Descubre, de nuevo sin pretenderlo, que en la falsa soledad del cuarto de baño Alex es mucho mas hermosa. Es mas relajada, incluso podría jurar que mas feliz, aunque pueda parecer una gilipollez, a sus ojos es como una versión dulce de ella misma.

Aunque debe reconocer que las vistas de las que disfruta en ese momento son infinitamente mas interesantes que Worick rascándose los huevos cerca de la ventana, muchísimo mejores.

Por un momento se había olvidado de él y eso que siempre tiene especial atención con los detalles, pero la verdad es que no le importa que esté ahí, siempre que se mantenga lejos de su vista.

No está muy seguro de que ella sea consciente de que se mueve siguiendo un ritual establecido.

Va a salir, a buscar clientes.

Reconoce sin tener que mirarla su rutina.

Primero trata su piel, pasa la cuchilla para eliminar el vello, un masaje con jabón y crema.

El modo en el que seca su cuerpo es mas pesado, como si alargara el acto sin necesidad.

Nicolas arruga el entrecejo, molesto.

Sabe que no puede ni debe hacer nada. Ella no le pertenece, no es suya... y aunque lo fuera está seguro de que haría lo que le diera la gana sin contar con sus preferencias.

Aunque también tiene la estúpida creencia de que ella no disfruta de su "trabajo".

Y él opina que no lo necesita.

Podría vivir fácilmente con ellos sin aportar ni un céntimo. No tendría lujos de ningún tipo, pero no le faltaría lo mas básico; comida, cama, tranquilidad.

Pero no se le ocurriría decírselo. Quiere que ella decida que hacer, que en ningún caso se sienta propiedad de nadie, obligada a cumplir unos requisitos que no necesita.

Verla vestirse dejando de lado la ropa interior le arranca un diminuta sonrisa que se desvanece inmediatamente al recordar el motivo de su decisión.

Silencios. Gangsta fanfic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora