Silencios.4

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Silencios

by

Shiga san

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El concepto general de una boda implica escándalo.

Gritos, música, sonrisas, felicidad compartida.

Amigos, hermanos, familiares, conocidos, todos con la idea de acompañar a la pareja en su gran día.

Eso sería algo normal, la idea establecida de un acontecimiento especial desde que el rito del matrimonio es repetido por la humanidad generación tras generación.

Aunque para ellos todo eso parecía mas algo inalcanzable que normal.

Alex lo considera una tontería, innecesario en su existencia.

Como cualquier mujer ha fantaseado con el matrimonio de niña, pero la vida se ha encargado de ponerla en una situación en la que simple hecho de pensarlo para ella misma le parece una soberana tontería.

Y así sería si no fuera por el brillante anillo en su dedo.

Un anillo, de compromiso; en su mano.

Sonríe lánguidamente. Es feliz.

No sabe cuanto durará la sensación mientras su mirada se pierde mas allá de los cristales de la ventana.

Mira el cielo por encima del límite del edificio cercano, el callejón que tantos días le ha servido de escondite, incluso el marco de la ventana copa su atención durante unos cuantos segundos.

No sabe si está escaneando los alrededores por interés real o por alejar su mente de lo que está a punto de pasar.

Suspira al escuchar los pasos que suben a la segunda y se gira lo justo para ver a la persona que llega a su encuentro.

Nicolas avanza, paso casi, casi, inseguro. En sus manos un pequeño presente envuelto en una funda para telas negro.

Lo único que se escucha en ese momento son sus pasos, quizá la respiración de Alex y nada mas.

Deposita la funda sobre el espaldar del sofá y abre la tira que lo cierra para mostrar su contenido.

Es un vestido, blanco.

Blanco.

Un comentario se atasca en su garganta, pero Nicolas no la deja ni pensar.

A su espalda se afana en desvestirla como si su ropa actual estuviera en llamas.

Y ella no hace mas que sonreír ante la prisa que le ha entrado de repente.

Es una sensación nueva, tener a ese hombre a su espalda y no sentir temor alguno.

Siente sus dedos en el cuello, desplazando el cabello para dejarlo descansando a un lado. Y le gusta esa sensación.

No es la primera vez que un hombre la toca así, pero si que es la primera vez que a ella le agrada el contacto.

Puede ver el reflejo de Nicolas en el cristal de la ventana, como se afana, mirada fija, expresión completamente concentrada, en descifrar el complicado e intrincado broche trasero del sujetador.

Silencios. Gangsta fanfic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora