Silencios. 3

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Silencios

by

Shiga san

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El eco de sus pasos resuena una y otra vez por el callejón.

Nicolas espera, como un león enjaulado a que la mujer salga y le de una respuesta.

La que sea. Se conformará incluso con una negativa, pero que le diga algo de una maldita vez.

Mira la puerta trasera del local casi con odio. Mas pasos perdidos, otra vuelta... otra mas.

Está nervioso sin saber muy bien por qué.

Le duele la mandíbula de apretar los dientes y siente que ya no le queda saliva que tragar, que su garganta es un espacio árido por el que no pasará ni una pizca de aire hasta que esa mujer salga y le diga si puede conseguirlo.

Por fin, gracias a quien sea, Big mama aparece.

A sus ojos casi parece fastidiada, enfadada y al mismo tiempo compresiva con él... con los dos.

Para él esa mujer es lo mas cercano a una madre que ha tenido. Conoce su pasado, sus demonios y aún así nunca ha hecho nada por hacerle sentir mal; al contrario, se ha limitado a darle las armas para vivir junto a ellos con dignidad.

Jamás los trató como a niños aunque lo fueran cuando sin pretenderlo acabaron en la puerta de su negocio.

Trabaja, esfuérzate y sigue adelante, siempre.

Sus palabras quedaron a fuego en los dos, y así han vivido desde entonces.

Sin reproches, sin remordimientos, ganando día a día lo necesario para el día siguiente, y el siguiente... y el siguiente.

La mujer suspira a su lado, niega. Posa su mano enjoyada en su mejilla y le acaricia como si a sus ojos siguiera siendo el pequeño enclenque y frío que vio aquella primera vez, y no el hombre curtido y lleno de cicatrices que espera frente a ella.

Hay un pequeño deje de alegría, de orgullo en su mirada. Sonríe con una mueca altiva, asiente.

Pone en su mano una pequeña cajita de terciopelo negro y se excusa. Tiene trabajo, obligaciones; lo de siempre.

Nicolas asiente, camina en dirección contraria y se aleja del lugar con paso firme. Agradece, por supuesto, la ayuda de la mujer, aunque sabe que las lisonjerías no son buena recompensa para ella.

Los pasos que le separan de su hogar sirven para que piense en lo que está a punto de hacer. Bueno quizá no ahora mismo, no ese día en concreto, pero ya siente que ha dado un primer paso para conseguirlo.

Suspira.

Sus pasos se ralentizan y aprieta con cierta fuerza la pequeña caja en su mano.

En circunstancias normales todo habría sido distinto.

Alex y él se habrían conocido, quizá de un modo casual, presentados por amigos en común... o por cualquier jugarreta del destino.

Habrían salido unas cuantas veces; a divertirse, a cenar, al cine, a un acuario... una cita.

Tomaría su mano de manera despistada después de un largo paseo, incluso se aventuraría a besarla, solo un beso pequeño, corto, breve. Un sonrojo, una disculpa... un inicio.

Silencios. Gangsta fanfic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora