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Me dijiste que no lo harías, ¿por qué no iba a creerte? Si después de todo, eras mi familia. Mi única familia..

Cuando las sombras de la noche devoraban las últimas gotas de luz, las calles parecían proceder del mismísimo infierno. Emma se dirigía a su casa con el frío en su piel, pero sobre todo en su corazón. No temáis, no era una muchacha infeliz sólo que, de vez en cuando, una extraña sensación se apoderaba de ella, volviéndola un ser despiadado. Bipolar; la llamaban. No era más que un término estúpido, pensaba ella, no eran más que palabras que se adormecían en su interior, hasta despertar a su más profunda bestia.
Mientras pensaba en cómo habían cambiado las cosas, llegó a la puerta de su casa. Comenzó a buscar sus llaves, hasta que dio con ellas. Al abrir la puerta, no hubo más luz que fuera, ya que su madre había salido unos días, sin ella.
Entró a su habitación, tirando su desgastada mochila al suelo, para luego quitarse los zapatos y recostarse en la cama, mirando al techo, pensando en cómo su lado frío se había apoderado de ella unos años atrás, con el primer brote de agresividad.; Sólo han pasado unos años desde que obtuve el último aliento de Stef. Cómo pasa el tiempo.

¡Hey! Bueno, he comenzado esta historia y me gustaría saber qué os parece. Aún no sé cuándo publicaré aunque, tranquilos, serán capítulos largos (este no es más que un entrante, el primer plato viene luego). Un beso a todos y espero leeros por aquí.

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