El "plan" era sencillo: obligar a Emma a decirle a Emily que no quería ser más su amiga y se acabó.
Fácil, ¿no? El problema es que costó una vida humana, todo por intentar ir en contra del destino.Maldito destino..
Gloria estaba mejor, había vuelto a casa sin problemas, aunque algunas marcas aún estaban en su piel. Por otro lado, Emily evitaba los espejos a toda costa, por lo que su hermana comenzó a vestirla y peinarla.
-No entiendo cómo de repente te dan miedo los espejos, Em..-dijo su hermana mientras la peinaba.
-Bueno..cada uno tiene sus miedos,¿no?-Se encogió de hombros, intentando quitarle importancia.
-Seh, tienes razón.-dijo y dejó el peine a un lado.-Ya estás, tan preciosa como siempre.-La miró con esa mirada más de madre que de hermana que tanto le gustaba a Emily.
Ella también sonrió y le rodeó la cintura, apoyando su cabeza en tu estómago.
-Te quiero, Stef.-Y cerró sus ojos.Tic tac, tic tac, tic tac...
El reloj de clase la estaba poniendo de los nervios, ¿de quién había sido la fantástica idea poner una antiguaya de esas en una clase de primaria? Era de locos. Loca estás tú. Emily cerró los ojos y se contuvo, sabía quien era, lo sabía de sobra, pero no podía permitir que saliese en mitad de la explicación de la maestra. ¿Qué diría? Uy, perdón, me he vuelto algo loca. Comenzó a dolerle la cabeza. ¿O era la espina dorsal? Qué más daba, lo importante es que era un dolor que quemaba, ardía en su intenrior de una forma inhumana. ¡Agua, agua! Pensó. ¿Agua para qué? ¿Acaso un cubo de agua pudo apagar el infierno? Claro que no, ¿por qué pensó que unas gotitas podrían con su fuego interior? Emma se estaba quemando, ella se estaba quemando. Ahora todos se quemarían, y todo por culpa suya, suya, suya. Nadie más era culpable, ¿no?
¿Quién había pactado con Emma?
Ella.
¿Quién se había convertido en su mejor amiga?
Ella.
¿Quién iba a morir tarde o temprano por su culpa?
El..Stef. Morirá Stef y no hay nada que puedas hacer.-¡NO!-Emily gritó en medio de la clase y salió despavorida. Pudo ver, por el rabillo del ojo, como la profesora la miraba atónita y que, por supuesto, sus palabras se habían quedado en el aire ya que escuchó algo como "¿a dónde vas?".
Emily corrió hasta casa, sin detenerse. Se había tropezado más de una vez con alguna que otra piedra pero, aunque sus rodillas sangrasen, ella continuó.
Se paró en seco delante de su puerta y respiró profundo. Pudo escuchar a Stef cantar a grito pelado como cada mañana, era un alivio ese "mal hábito" (así lo llamaba su vecina).
Iba a entrar a la casa cuando involuntariamente cerró los ojos. NO, NO, NOOOOOO. Era tarde. Muy tarde.
Volvió a abrirlos. Pero ya no era ella.
Entró a la casa lentamente, disfrutando de cada segundo. Stef estaba de espaldas a ella, escuchando la radio a medida que inventaba la letra de esa canción pop que tanto había escuchado. Emma tocó su hombro delicadamente y Stef dio un salto, dándose la vuelta.-Dios, Em, me has dado un susto muerte.-Dijo mientras su mano estaba en su pecho, respirando con dificultad.
-Lo siento.-Masculló.
-De todas formas, ¿qué haces aquí?
-Estoy de visita.
-¿Qué dices, Emily? Sabes que deberías estar en clase.-Replicó Stef a medida que su mano se acercaba a la frente de Emma.- ¡Estás helada!
-Lo sé.-Dijo ella, levantando su mano con ese cuchillo que cambiaría tanto su vida. De haberlo sabido...-En el infierno no hace tanto calor como dicen...
Y acto seguido hundió el puñal en el estómago de Stef.Y otra vez.
Y otra vez.
Y otra vez.
Y otra v...dejémoslo en cuarenta y seis puñaladas, ¿de acuerdo? Eso fue lo que dijeron las autoridades al encontrar el cadaver. Cuarenta y seis puñaladas...dijeron que había sido un psicópata, que habían entrado a robar pero, como Stef estaba en casa, la mataron y se fueron, presas del pánico. Una persona con pánico no apuñala a otra cuarenta y seis veces...¿o sí?
Aunque Emma no había entrado en pánico. Ella estaba en su habitación, sentada. Nadie la había escuchado, nadie. Escuchó cuando la policía entró a la casa, lo que tuvo que decir y cuando se marchó. También el llanto de su madre. Los mirones que murmuraban. Y la pregunta más recurrida "¿Dónde está Emily?".
Emily había muerto. No pudo soportar la pérdida de su hermana pero...¿para qué estaban las mejores amigas? Ella la sustituiría el tiempo que hiciera falta y, cada persona que preguntara por ella, se encontraría cara a cara con Emma.
Cuando no hubo nadie en la casa, se quitó la ropa y se bañó. Toda la casa se convirtió en una sauna ya que el vapor inundaba cada habitación. Salió del baño rodeada con una toalla y se dirigió a su cuarto a por ropa limpia. Cuando pasó el espejo, se detuvo y lo contempló. El vapor no dejaba ver bien pero...su reflejo se movía, golpeando con los puños ensangrentados el espejo. Lloraba, gimoteaba sin ser oída.-Adiós, Emily...-Dijo Emma y, acto seguido, partió el espejo en mil pedazos.
¡Hola a todos! ¿Qué les ha parecido? Este ha sido un poco más larguito, por la espera y tal jaja. Espero que os haya gustado y espero leeros en los comentarios. ¡Un beso grande a todos!
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¿Lo Sientes?
HorrorY cuando no haya más sitio en el infierno, los muertos caminarán por la tierra de los vivos. Dicen que en el hogar de Satanás, hace calor, mucho calor. ¿Y si es mentira? Según Emily, la oscuridad forma parte del decorado pero...Nadie estuvo tan cerc...