Aroma

V

Del frágil mundo de los aromas: cuando un lobo, aun no emparejado, quiere llamar la atención de su compañero puede alterar su ciclo de calor a su conveniencia.

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Jimin se dejó caer con todo su peso sobre la cama que compartía con YoonGi, su cuerpo rebotó en el colchón. La recámara de ambos era luminosa, con la cabecera de la cama orientada hacia el sur, lejos de la puerta y la ventana, las cortinas azules eran ligeras y se mecían con parsimonia al compas de las campanas de viento; tenían un librero rectangular y bajo, lleno de libros pertenecientes a YoonGi. 

Aunque era una de las habitaciones más pequeñas de la casa, JiMin estaba acostumbrado y encariñado a ese  que huequito al que podía llamar su nido de amor. La dulce emoción que lo embargaba al pensar en que finalmente tenía una familia lo hacía sonreír sinceramente. La recamara tenía el característico aroma a lavanda y musgo de roble de su alfa flotando en el ambiente, el pequeño lobo en su interior se regocijaba con la fragancia familiar, intenso y fresco pese a que ese sábado en particular Gi no estaba en casa. A veces JiMin se preguntaba cómo era posible que NamJoon y YoonGi no quisieran descansar cuando tenían la oportunidad. Toda esa semana había sido una masacre; desde interminables sesiones de fotografías en su boutique, o las exigencias de Taehyung sobre luces, enfoques y la presión constante sobre él y sus nuevos diseños; debía añadir la tensión creciente entre NamJoon y JungKook, ambos alfas, de manera inconsciente intentaban opacar el aroma del contrario en la casa, o acaparar la atención de SeokJin, ignorando deliberadamente que el delta no podía verse influenciado por sus esencias. Quizás, en su afán por derrotar al contrario, estaban simplemente pasando por alto que no debían ganar entre ellos, y que su cortejo burdo y territorial no funcionaba en alguien que no podía olerlos. 

¿Querían ganarse a Jin o construir una relación con él? 

Así pues, JiMin agradecía poder respirar el aire limpio de la casa o el aroma de su compañero. Su nariz necesitaba un descanso y sus pies un masaje. Sin embargo, ya se daba por bien servido al no estar destrozado por sus deberes.

¡Y, siendo sincero, él necesitaba una buena sesión de sexo! Descargar todo el cansancio cabalgando el duro miembro de su compañero. Pero no tenía esa suerte, el muy maldito había preferido quedarse con su líder trabajando.

Así que ese día se quedaría tumbado sobre la cama. Cogió uno de los libros que descansaba sobre la mesita de noche, el marcador de páginas era una fotografía de él, eso hizo que sus mejillas se encendieran. Estaba puesto en uno de los capítulos finales. No obstante, frunció el ceño al ver que el libro (en inglés) era sobre un pueblo y vampiros escrito por un tal Rey —¿los apellidos también se traducían?—.

Definitivamente no se atrevería a leer algo con ese tipo de trama escabrosa. Dejó el libro donde estaba y prefirió cerrar sus ojos. Si había algo en lo que su recamara era superior a cualquier otro lugar que JiMin hubiera conocido eso era la energía. YoonGi podía ser un diseñador de interiores pero su lado más sensible era especialmente bueno utilizando la energía que lo rodeaba. De modo que incluso dormir sería el doble de gratificante. Quizás eso sería lo mejor, pasar esa tarde durmiendo, esperando a que Jin cocinara o a que HoSeok pidiera pizza y sodas. Algo de comida rápida no estaba mal para variar.

Ya estaba en el limbo entre el sueño y la vigilia cuando sintió a alguien sentarse junto a él en la cama. Un inconfundible aroma semejante al viento que pasa a través de los pinos y arces aunado a bayas calientes golpeó su nariz resentida. Estornudó al tiempo que se frotaba la cara. 

—¿Qué hay Kookie? —masculló, aún con Sandman en sus parpados, haciendo que su voz saliera pastosa.

—Hyung necesito que me ayudes.