Capítulo 5

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CAPÍTLO 5

Tras haberme llevado a la fuerza, me pusieron un calmante dejandome dormida completamente aunque yo haya luchado por que mis ojos no cerraran.

(...)

Al cabo de un tiempo algo roza mi nariz, es algo suave como un peluche pero con un aroma a rosas.

-Venga Trisha...Tenemos que irnos...- Escuchaba la voz de Daimond a lo lejos como si solo fuera un susurro pero mi oido comenzo a persivir el escandalo cada vez mas.

Gritos y pasos apresurados se escuchaban para un lado y para otro, un humo comenzaba a impedirme respirar produciendome tos.

-¡Abre los ojos! ¡No podemos quedarnos ni un momento mas!- Su voz estaba temblorosa pero tenía algo de odio.

Mis intentos de abrir los ojos eran en vano ya que varias llamas me estaban rodeando deseando quemar todo a su paso.

-Venga... solo necesito una señal de que eres consciente...- Una gota de agua cae en mi antebrazo produciendome un escalofrío.

No tenía ni la mas mínima idea de que señal podía hacerle asi que le sujete de la camisa con la mano temblorosa.

-Vale, escucha... te voy a sacar de aquí cueste lo que cueste y cuando lo haga, te daré todas las respuestas a tus dudas.- Mi corazón se aceleró desenfrenadamente.

Por fin tenía la oportunidad de saber sobre el y sobre lo que está sucediendo.

Sus brazos rodean mis piernas y mi espalda levantandome de la camilla y sintiendo una brisa fría como el hielo arrancandome la poca sensibilidad que me quedaba.

No me sentía la piel asi que inconcientemente me aferré al cuello de Daimond respirando su colonia para después creer que mi sangre fluía con mas rapidez, pero no era eso.

Él se tiró por la ventana conmigo en brazos pero nunca llegué a sentir en duro, asqueroso y rugoso suelo.

Mis pulmones respiraban aire limpio, mi piel se acostumbró al ambiente, ya no tenía calor y lo mas importante es que podía divisar la gente, las casas, los animales desde una altura de 100 metros.

-¡¿Que está sucediendo?!- Mis ojos estaban asombrados y mi boca abierta con una leve sonrisa.

-Estamos volando Trisha...- Su voz estaba aún nerviosa.

-¿Tienes alas de metal fabricadas en algún lugar?- Creía que la tecnología había avanzado pero su respuesta me dejó en blanco...

-No, yo soy un ángel...- Me miró de reojo disimuladamente pero llegué a percatarme.

Me reía como una descarada.

-¡¡Tu de santo no tienes nada!!- Seguía riendome sin apartar los ojos de los suyos.

-Trish... soy un ángel... un ángel del cielo, de los que todos tomaron una vez como leyenda de Dios...- Él analizaba mi expresión esperando una señal de admisión

-¿Que?- Fue lo único que logré vocalizar.

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Siento la tardanza pero tuve que viajar a Madrid durante un tiempo cosa que impidió publicar el cap.

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