-Estefi, tú me gustas muchísimo-
-¿De verdad?- dije mirándolo a los ojos.
-Si, ya no puedo más, quise decírtelo ayer, pero no tuve el valor-
-¿Sabes?...igual tú me gustas mucho, eres diferente a todos los demás chavos, tu eres especial-
-Soy un drogadicto, que no sabe nada de la vida, que todos sus problemas los unde en el alcohol y en las drogas, en cambio tú-
-¿yo? yo soy igual a todas, una chica que no puede quererse a si misma, una chica a la cual nadie quiere, eso soy yo-
-ambos somos un terrible desastre, haríamos una hermosa pareja-
-JAJAJA- sonreí mientras guardaba el desastre
-Se mi novia estefany, por favor-
-Esta bien, seré tu novia-
Ambos deseábamos ser lo desde antes, pero nadie se atrevía a decir sus sentimientos. Me tomó de la cara y me beso en los labios, yo no sabia besar, por que cuando mi papá lo hacia yo apretaba los labios para no sentir, pero con Jesús, me deje llevar y creanme el me hizo llegar al cielo.
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Llevó una semana encerrada en este maldito lugar, no aguantó más, necesitó ducharme, salir a ver el sol,ya estoy harta "Dios Me Arrepiento De Haber Hecho Lo Que Hice". En las noches no puedo dormir por seguir imaginando me la cara que hizo cuando la apuñale, escuchó que me habla fuera de la casa, muero de desesperación. No quiero quedarme encerrada aquí toda la vida , tengo una vida y tengo que vivirla, pero si salgo, la justicia pondrá sus manos encima de mi y le temo.
Antes temía a la muerte y hoy quiero que entre en mi.
Busqué en el patio de la casa si había algun material asesino pero este estaba lleno de basura, hierva y matorrales.
La hierva me picaba pero eso no evitó que yo entrará,caminaba con cuidado para no hacer ruido y espantar a los vecinos. Me encontré con un cuchillo sin su agarradera, con una soga gruesa, grande y lo suficientemente resistente, los tomé a ambos y entre a la casa.
Escondí los objetos debajo del colchón para que Jesús no los encontrara, por que si lo hacia era capas de quitármelos y eso no era bueno para mis planes.Yo quiero buscar la salida a este maldito infierno, a la desesperación de que la policía me encuentre, a la mortificación de escuchar la voz de berta insultarme, harta de todos, hasta de mi.