Me llevaron a rastras a mi celda y ahí estaba un hombre de la raza negra.
El me daba miedo por que era gigante, traía unos brazos inmensos, las piernas gordas, la cabeza super grande y las manos pfff, ni hablar. Cuando entré, él tronó sus dedos y suspiró con furia.
Tenía miedo de él, era agresivo, golpeaba a todos los demás cuando salíamos al patio, varías veces me amenazó con matarme...
-¿qué pasa asesino? Preguntó acurrucandome en las rejas
aléjate baje el mentón
-Uuuy, ¿vas a llorar?-
-que te importe poco lo que voy a hacer ¿No?-
-Pues no, porque estas invadiendo mi celda muchacho y este es mi espacio-
-Pues ese no es mi problema, reclamale a los policías, no a mi-
-mejor te mató y ya no hay problema- Me tomó del cuello y comenzó a apretar fuerte hasta dejarme sin aire -Sueltame- musite llorando- pide que te cambien de celda hoy o te juro que mañana en la mañana no despertaras,¿escuchaste?- aún con la mano en mi cuello, solo medio moví la cabeza y cerré los ojos asintiendo...
Al paso del día suplique a los guardias que me cambiaran de celda, incluso enseñe las marcas que mark habia dejado en mi cuello, pero aun así no quisieron cambiarme.
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Llegó la noche, temeroso entré a mi celda, sabía lo que me esperaba, por suerte mark no había entrado aún y con una cuerda que el guardaba debajo de su litera, la amarré de la ventana y la ate a mi cuello
-por no seguir sintiendo la culpa de haberte perdido estefi, por no haberte cuidado, ahora estaremos juntos para siempre, sin que nadie nos separe nunca amor, mamá no me llores, no valgo la pena- me dejé caer con la cuerda en mi cuello, cerrando la garganta y dejándome sin aire...