Capítulo 1

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Parecía como si cada día corriera más rápido, como si en vez de tener 24 tuviera tan solo unas 5, acortando mis últimos días en el último lugar del mundo del que me quisiera ir. Hacía un año no hablaba con mi madre, no la llamaba ni ella a mí. Ni siquiera había asistido a mi graduación. Era como si se hubiera olvidado de mí o no le interesara en absoluto, pero de un día para otro llamó para preguntarme si quería viajar a Londres y vivir con ella mientras estudiara en la universidad. Saber que tan sólo en 4 horas estaría dentro de una lata viajando por sobre el norte del Océano Atlántico para llegar a Londres y vivir allí durante unos largos años, me hundía en una gran incertidubre. 

-¿Te has puesto a pensar que tendré veinticuatro cuando regrese? -le pregunté sintiendo un nudo en la garganta, siempre le decía que no quería hablar de nada que tuviera que ver con Londres y ahora era yo quien hacía hincapié en el tema.

-Sí, lo se. Y tal vez regreses con novio -rió, era insoportable que insistiera en que volveré con novio pero también era genial que pudiera hablar con él de cosas así. 

-Te he dicho que no, no te daré la razón sobre eso -golpeé levemente su brazo y él volvió a largar una corta risita-. ¿Me irás a ver para mi cumpleaños? 

-Depende. 

-¿De qué?

-Puedes venir tu -sonrió mostrando sus oyuelos, de los cuáles solo heredé uno.

-No lo creo -entrecerré mis ojos y arrugué mi nariz.

-¿Por qué?

-De seguro estaré ocupada estudiando, cierran las notas para esa época -respondí, cada vez sentía más miedo y menos ganas de ir a Londers, de estudiar, de comenzar la universidad, de reencontrarme con mi madre, de todo. 

-No será muy dificil para tí, has salido inteligente como tu padre.

-Ya, claro que sí -reímos. 

-Será mejor que vayamos.

-Te extrañaré -dije luego de un largo silencio en el cual ninguno de los dos se movió y comencé a hacer puchero-. 

-Yo igual, hija -respondió mi padre y se acercó a abrazarme-. 

***

Subí al avión y dejé mi pequeño bolso debajo de mis pies aunque no fuera lo correcto, mi suerte y yo obtuvimos el asiento justo en medio de un histérico empresario que no deja de mascar chicle y de un anciano que se queja de cada centímetro del lugar y, literalmente, del aire, según él se morirá en minutos si alguien no prende el aire acondicionado. Luego de que le pidiera a la tercera azafata que pasó y él frenó que encendieran el aire, eso sucedió y se tranquilizó, o al menos dejó de maldecir. 

-Soy Gregory -extendió su mano-.

-Juliette. 

-¿Habías viajado antes en avión? –me preguntó el anciano acomodando sus anteojos.

-Jamás –le respondí-.

-Parece que conservas la calma. En esa situación, cualquiera estaría masticando sus uñas.

-Los aviones están preparados exactamente para volar por los aires. Creo, y espero, no tener tanta suerte para que justo en este alguien haya colocado un cable en otro lugar.

-Eso sería mala suerte -me corrigió acomodando su dentadura. 

-Mala suerte sería en caso de que fuera a Hawaii y no pudiera visitar el lugar porque se estrelló el avión.

-¿Que tan malo crees que es Londres, americana?

-No es Londres, no del todo.

-¿Qué hay de malo en tu viaje entonces? –Él preguntó volviendo a subir sus lentes y acomodando su chaqueta, parecía como si no pudiera quedarse quieto.

I never told you - Louis Tomlinson fanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora