No respondí, él tenía razón.
Luego de una hora más allí, durante la cúal creí que Louis terminaría caminando por los techos, un doctor preguntó quién era familiar de la señora Jane Taylor. Louis se paró y le dijo que era su hijo. El médico lo miró por unos segundos y luego prosiguió:
-Ella está delicada, más ahora. Ha perdido una gran cantidad de sangre -dicho y hecho-. Necesitamos donaciones, perdió demasiada y si no le hacemos una transfución rápidamente... podría perder la vida -Louis estaba inmóvil frente a él-. Con permiso.
El doctor caminó lejos de la habitación con una planilla en su mano. Louis volvió a sentarse junto a mí sin ni siquiera dirigirme la mirada.
-Sabías que esto pasaría -susurró-. ¿Por qué no lo dijiste?
-Tenía miedo.
-¿Miedo? ¿Tú? ¿Y cómo crees que yo me siento ahora mismo? ¿Cómo crees que me he sentido durante estas dos horas?
-Lo siento, Louis. No tenía idea de qué debía hacer. Lo siento mucho -repetí-.
-Está bien. ¿Puedes dejarme sólo?
-Claro -me levanté de allí-. Cuénta conmigo para la donación de sangre, ¿sí? -él asintió aún sin mirarme y caminé fuera de allí-
Sentía como si le hubiese fallado. Sentía como si le hubiese mentido.
Y era así.
Le había fallado y le había mentido. Le había ocultado que su madre podía correr riesgo en la operación. ¿Qué si sucedía algo peor que esto? Le habría quitado la oportunidad de despedirse de ella, o de al menos no que la noticia no le fuera tan bruscamente golpeadora. ¿Qué si ahora su madre empeoraba? Yo no le habría dejado que él la disfrutara, no como quisiera, pero... No quería pensar más. No quería que nada de todas esas absurdas opciones aparecieran nuevamente en mi mente. Me destrozaba saber que le había fallado.
Permanecí en el bufé del hospital toda la tarde, esperando tal vez cruzar a Louis, tomé tres tés. Mi estómago contenía tan sólo agua. Mis ojos me pesaban, la culpa me destrozaba, me sentía una maldita mala persona. Me sentía mal conmigo misma. Louis se había dado cuenta de la razón por la que cancelé mi vuelo, seguramente pensara que era una basura. Lo sabía desde el principio y jamás se lo había dicho.
Volvieron a pasar otros tantos y tantos minutos, hasta que la figura de Louis atravezó la puerta vaivén del bufé. Mi vista se conectó con la suya y luego de unas milésimas de segundos bajé la mía. Al subir nuevamente mi cabeza, Louis estaba frente a mí. Preguntándome si podía sentarse conmigo.
-Claro -me senté bien en mi asiento-.
-Lo siento -recitamos al mismo tiempo-.
-Está bien, no tienes que sentirlo -le dije-. Tú no has hecho nada malo.
-Tú menos. Ahora te comprendo, no querías lastimarme. No querías hacerme sentir peor desde antes de que algo sucediera -me tomó la mano que descansaba en la mesa entre las suyas-. Y te lo agradezco.
Le sonreí de lado. Me alegraba que él sacara algo bueno de dónde yo no había encontrado. Tan sólo creía que él se molestaría conmigo, y tenía todo el derecho del mundo en hacerlo, y lo comprendería si lo hacía.
-¿Te has quedado toda la tarde aquí? -preguntó al no obtener respuesta alguna de mi parte-.
-Sí.
-Vaya... -soltó mi mano y se recostó en su asiento igual que como yo lo había hecho un rato atrás- ¿Estabas esperándome?
-Algo así -admití con una leve risita y él achinó sus bellos ojos-.
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I never told you - Louis Tomlinson fanfiction
FanfictionJuliette no se había imaginado que una persona con una vida completamente diferente a la suya sería quien más la entendiera. Louis jamás había pensado que alguien con tan buena vida podría ser tan vulnerable. Ninguno de ellos imaginó que la cosa m...