Han pasado ya dos meses desde que trabajo en la mansion Greenwood, el tener a Connor como jefe era lo peor que me pudo pasar en la vida, el "Señor" no es capaz de pararse ni por la mas mínima cosa simplemente pide que se los de, su arrogancia y desdén hacia los sentimientos de los demás, me hizo sentir por primera vez en mi vida lo que es el odio puro, me sentía impotente el saber que mi trabajo ahora depende de el, en la mañana dormía hasta el medio día y cuando el duerme no puedo entrar a arreglar su habitación, sin embargo tengo que tenerle listo el almuerzo, en la noche llevaba a una chica distinta a la cama, eran las chicas huele billetes, sin embargo ellas siempre querían quedarse mas tiempo y como no, si Connor tenia lo que nadie en su sano juicio creería.
-Aidana- llamo desde su mueble de la habitación color negro, donde siempre se sienta a observar atravez de la ventana, no se que mira, esa ventana solo le estorba la vista por las hojas de arboles,desde que trabajo para el mi horario cambio y ahora entro a las nueve de la mañana y salgo a las doce, creo si sabe lo que es la explotación de laboral y le encanta verme sufrir y enojarme, su habitación es tan amplia, parecía ser el tamaño justo de todo mi departamento, una cama matrimonial de color blanco y cojines negros al igual que la colcha, mas aparte una alfombra color gris que solo cubre el piso que ocupa la cama y a su alrededor, sus mesas de noche son negras, de lado izquierdo esta su baño y su armario que ambos son unas puertas que llevan a otra habitación, enfrente de su cama esta la televisión de Bang & Olufsen, BeoVision, o eso es lo que el presume, después de la televisión queda de espalda de los muebles.
-¿Que quieres?- respondí bruscamente se que el sacarme de quicio es lo que más disfruta hacer Connor, soltó una risa burlona y me miro.
-Creo que deberías empezar a decirme amo señor Connor- me miro con su sonrisa traviesa que tanto lo identifica.
-Ni en tus sueños lo hare- el arrugó levemente la frente, se levantó lentamente y camino con pasó seguro hacia mi.
-Dile a Mackenzie que necesito hablar con ella- rodé los ojos e hice una mueca con la boca.
-Búscala tu- solté, y regrese a acomodar su ropa, sentí como su mirada se clavaba en mi espalda.
-Aidana- repitió y yo lo ignore completamente, una de las sirvientas entró con uno de los cafés y pastel para Connor, el la miro divertido, mientras la chica caminaba con pasó tembloroso, todo lo sentí como si fuera cámara lente, de repente vi como el café caía al igual que el pastel y ambos manchando la playera blanca y pantalón negro de vestir de etiqueta de Connor, el se quedo atónito y empezó a quejarse de lo caliente del líquido, yo solo solté una risa poderosa, mientras la chica avergonzada se disculpaba una y otra vez e intentaba limpiar la mancha.
-¡CÁLLATE!- Me grito, ni siquiera la primera vez que nos vimos me había gritado con tal intensidad.
-Oye tranquilo viejo- esa frase la había escuchado en una serie hace poco llamada Drake & Josh y siempre quise decirla, el me miro con obvia irritación y regreso a la joven que derramó el café.
-En verdad lo siento, lo siento tanto, me tropecé y..y- se veía totalmente afectada.
-¿En verdad crees que con un lo siento se va a arreglar?- la miro con severidad, en ese momento mi sentido de humor desapareció.
-En serio, no fue mi intención - susurro -Haré lo que me pida, solo no me eché por favor- rogó sus ojos anunciaban la llegada de las lágrimas.
-¿Harás lo que sea?- la miro cuestionandola, ella asintió dejando claro, sus ojos soltaban cada lágrima que incluso sentí pena por ella.
-Vas a lamerlo- extendió su zapato mostrando la mancha de pastel, ella lo miro atónita al igual que yo, el solo sonrió y mostró su perfecta dentadura.
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Corazón de Hielo
DiversosLas miradas las risas los sueños es algo que comparto con todos excepto mi pasado eso simplemente lo callare y seguiré caminando.