01 | El punto débil.

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Capítulo uno: El punto débil.

Annabeth permanecía perturbada con el hecho de que debía asesinar a una inocente persona. Se vería obligada a mirar a sus ojos, y tras presionar el gatillo, pocos segundos despues terminaría presenciando como de sus labios se escapa su último aliento. La simple idea de corromper su inocencia y bondad de semejante manera la aterroriza, porque una vez que tus manos se sumergen en sangre inocente, no hay manera de limpiarlas.

Pero a pesar de lo que todos a su alrededor suponen, ella no es débil. Annabeth está más que dispuesta a confrontar las múltiples pruebas que Luciano pondrá en su camino, pues para ella su meta es muy clara. Tiene que permanecer junto a su hermano, sin importar que tan difícil aquella decisión resulte.

—Anna. —Susurró su hermano en modo de saludo, mientras tomaba asiento junto a ella.

Para Nicholas fue fácil percatarse del terror que lentamente corrompe el cuerpo de su inocente hermana menor, y de la preocupante manera en la que su presión lentamente aumenta, al igual que los latidos de su corazón. Ella estaba sumida en el miedo y la desesperación, y observarla de esa manera lo torturaba. Lamentablemente Nicholas estaba consiente de que él era el único motivo que ella tenia para adentrarse a este infierno, y lo destrozaba saber que él era el intensivo que tanto daño le provocaría.

—Ya me extrañaba que no hubieras venido a verme. —Admitió risueña, mientras se dejaba envolver por sus imponentes brazos, sintiendo como una abrasadora oleada de su característico olor tan familiar corrompía sus fosas nasales.

—Es difícil escaparse en este lugar. —Comento con voz gruesa, aumentando la presión en su agarre. Él no quería dejarla ir nunca, pero muy en su interior sabia que era inevitable.

Annabeth simplemente asintió, insegura en lo que debía decir o hacer. Todo en este lugar era territorio inexplorado para ella, por lo que no sabia como desenvolverse estando en el.

—Es hermosa Nicholas. —Opinó, cuando el silencio se volvió insoportable para ella. —Es lo suficientemente grande como para perderte en ella. Nunca había visto tantos cuartos en una casa, juro que por un momento imaginé que se trataba de un hotel.

Nicholas la observó melancólico, presenciando con nostalgia el brillo en su mirada al hablar de un tema que la emociona o apasiona. Annabeth es la reencarnación pura de la inocencia, y pensar que en pocas semanas dejaría de serlo realmente lo destroza. ¡Maldición, ella es su punto débil! Y no hay nada que él pueda hacer para protegerla de este escalofriante mundo.

—Muchas personas viven en ella, es por eso que es tan grande.

Annabeth se sorprendió ante su seriedad. Él nunca se comportaba de esa manera cuando de ella se trataba, por lo que al percatarse de la actitud que adoptó se sintió confundida y estresada.

—¿Qué tienes Nicholas?

—Es que tú aún no lo entiendes Annabeth. —Escupió, alejándose levemente de ella. —Esto no es un hotel, esto es una mafia. ¡Aquí viven asesinos, los peores y más buscados asesinos del país! Y las cosas que te veras obligada a hacer, son cosas terribles.

Sus palabras nuevamente la tomaron por sorpresa, y mientras intentaba disimular su miedo, se dispuso a reunir coraje para parecer decidida y segura.

—Ya lo se, y créeme que si lo entiendo.

—¡No, no lo haces! —Gritó frustrado, despeinando desesperadamente su cabello en un vago intento por apaciguar sus nervios. —Si realmente lo hicieras, saldrías corriendo de esta habitación en este preciso segundo.

La castaña ya no estaba segura de nada. Horas atrás, su único propósito era permanecer junto a su hermano a toda costa, pero el panorama había cambiado por completo, y ella no se esperaba aquello. Su hermano no la quería en aquel lugar.

Amor Bestial.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora