- Ciudad Central -

498 22 1
                                    

8 de agosto

Estoy sentado donde lo que antes era un puesto de refrescos, mirando la destrozada ciudad. Pero ¿Estamos a salvo, no?

Supongo que la falta de ruido y la poca población parece mantenerlos alejados. El muro parece también estar haciendo su trabajo, o eso creo.

Los cielos grises y la destrozada ciudad tienen cierto encanto, está algo polvosa y descuidada, pero realmente no creo que exista alguien que quiera hacer algo en un lugar tan desolado como ahí afuera, y menos si tienen la posibilidad de venir con nosotros aquí.

<<Sentí un pequeño respirar detrás de mi oreja, giré la cabeza un poco desconcertado, hasta que me di cuenta que solo era Ivonne.>>

-¿Qué haces solo, explorador? -preguntó ella sonriendo.

-uhm... Oye, ¿no has pensado cómo hubiera sido las cosas si no hubiese existido esa guerra?

-No realmente, pero en la biblioteca encontré algunos libros que cuentan cómo era antes. No pasabas tantos peligros. Bueno, al menos no como ahora, o como todo lo que pasa -dijo ligeramente cabizbaja.

-Vivirlo hubiese sido genial, imagina por un momento el no tener que correr de esas criaturas o escondernos de esas luces en el cielo todo el tiempo...- dije.

-Ah, bueno, siempre y cuando no tuviera que dejar todo lo bueno que he vivido con ustedes- me miró, y su sonrisa se transformó a una más divertida, más como las que solía hacer ella todos los días.

Aunque me reí levemente y a parte de alguna que otra estupidez propia de nosotros, no había muchas cosas buenas en esta vida, estaba más que de acuerdo en que no la cambiaría a ella ni a sus compañeros por nada, pero le encantaría que la vida que llevaban fuera diferente.

-Mi abuelo dice que su padre le contaba sobre lugares llamados playas, en los que la arena no era como aquí, si no que era blanca y muy suave, que podías nadar a placer, y en lugares llamados parques podías disfrutar todo el día recostado en el pasto verde, sin temor a que esas cosas te atrapen.

-Esa"muralla" cambió por completo a la ciudad, o lo poco que queda de ella, ¿crees que existan ese tipo de lugares todavía?

-No lo sé, pero por la forma en la que mi abuelo lo cuenta, lo dudo mucho.

-Que mala suerte, esperaba llegar a conocer alguno de esos lugares.

-Je, al igual que yo... Oye está anocheciendo creo que deberíamos volver- dijo ella dando media vuelta y comenzando a caminar.

En cuanto bajamos empezamos a ver "las luces" de inmediato, nos escondimos dentro del puesto abandonado. En uno de los huecos del estante se reflejaba como un rayo de luz caía sobre su rostro... En ese momento se veía muy linda, y aunque no dije una sola palabra creo que igual se dio cuenta de lo que pensé.

Después de que "las luces" se fueran, corrimos mientras le decía en voz baja:

-Corre, corre, antes de que vuelvan.

-claro, vamos- dijo concentrada. A pesar de que ella me respondió con firmeza pude notar el temor en sus ojos.

Sigilosamente entramos a la biblioteca, el lugar más seguro y resistente de Ciudad Central.

***

Al llegar nos encontramos con Oliver en la puerta. Sabíamos que nos regañaría por haber llegado tarde, quiero decir, éramos dos adolescentes idiotas llegando de noche, seguramente ya estaban construyendo los ataúdes para nosotros. Además, el era algo represivo con los dos y ninguno entendía porqué.

-¿Por qué tan tarde, chicos?- cuestionó Oliver. Hablaba entre jadeos, estaba exhausto, trabajaba duro todo el día y su cansancio era monumental, aunque claro, eso no le impedía el regañarnos cuando haciamos algo malo.

Comencé a buscar en mi mente una excusa o explicación que no incluyera a la criatura que habíamos visto, no queríamos alarmar a la gente y agregar aún más miedo del que ya había en el ambiente. Comencé a balbucear sin control, mezclando palabras y formando tonterías que nadie entendió, hasta que Ivonne habló por mi.

-Max se quedó viendo el atardecer, ya lo conoces, sabes que no regresaría si no tuviese hambre.

-Solo imaginaba qué hubiera sido de este lugar y de la vida de todos nosotros si no existiese la guerra- mencioné, tratando de excusarme.

-Sin duda eso cambió todo y a todos, ya no podemos hacer nada más que intentar remediarlo- dijo Oliver un tanto resignado.

Oliver hablaba como si tuviera parte de la culpa en el asunto y, de alguna manera, tratara de redimirse con esas palabras. Sacudió la cabeza y nos miró, hablando con normalidad.

-Dejando ese tema de lado, ya es algo tarde, deberían ir a dormir, si quieren pueden quedarse aquí por esta noche, hay un par de camas por allá, los dormitorios están algo lejos y ya no tengo gasolina para el Jeep- Una voz interrumpió a Oliver, voz proveniente de un hombre castaño, aproximadamente de 37 años de edad, alto y bien formado en comparación a muchos otros.

-No te preocupes Oliver, mañana iré a buscar algo de gasolina.

-¿Huh?, ¡Allan!- alcé la voz sorprendido.

Allan ha querido asumir el papel de jefe desde que tengo memoria, es una buena persona, y su instinto de protección y fraternidad nos hacían sentir seguros a todos, eso era bueno para nosotros, aún más por nuestra situación actual.

-Espera Allan, es peligroso allá afuera, ¡no vayas!

-Descuida Ivonne, estaré bien, tu preocúpate por dormir. Debes estar cansada, ¿no es así?

-Supongo que sí...

-Descuida, estará bien, al fin y al cabo es Allan, ¿no?- dije, intentando animarla.

Nos dirigimos hacía las camas que nos había permitido usar Oliver, y aunque no lo habíamos admitido, Allan tenía razón, estábamos tan cansados que nos quedamos dormidos en cuanto nuestra cabeza tocó la almohada.

***

Me puse a pensar en cosas que aún no entiendo, ¿por qué Ivonne dijo que su bisabuelo había contado tales cosas, si la guerra tenía al menos unos 1000 años? ¿Me había mentido Ivonne? ¿O pasaba algo más...?

Central City (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora