13

201 12 0
                                        

Eleanor

Dos meses y una semana han pasado.
Harry no ha llamado ni ha contestado mis llamados ni mensajes.
Lo entiendo, pero éso no significa que no me duela.
No tengo excusa. Estaba confundida. No estaba ebria. No.

He hablado con Max, mi mejor amigo, él me ha dicho que le diera tiempo, como siempre. Pero es que el tiempo es difuso. Te confunde.
Hoy puedes sentir todo el amor del mundo por una persona, y mañana quizás ya no. Yo no quiero que él me olvide. Sé que lo lastimé. Sé que fui una estúpida. Lo acepto. Eso merece algo de mérito.

Ahora estoy yendo a Starbucks. Necesito café.
En las mañanas, en las noches en que me pongo a pensar en Harry, siento mucho frío, y el café suele darme algo de alivio.

• • •

«No haré ningún esfuerzo más. Que te vaya bien.»
Ésa fue su respuesta después de tres horas que me pasé escribiéndole pidiéndole perdón, diciéndole en todos los idiomas habidos y por haber que me diera otra oportunidad, diciéndole de la mejor manera que lo amo. Ésa fue su respuesta.
Quise contestarle. Pero no sabía qué contestar.
Leí otra vez el mensaje, que me lo envió hace más de una hora atrás, y sigo sin tener respuesta.

Nunca nadie habló del momento en que los hechos y las mentiras se mezclan. Crean un huracán y se lo llevan todo. Lo desordenan todo. Lo arruinan todo.

Me duele aceptarlo, me duele no saber qué hacer.
Siento ganas de ir a su casa y decirle que lo necesito, que lo extraño, y que estos días sin él fueron los más largos.
Pero, ¿Cómo reaccionaría? Quizás se moleste. Quizás esté ocupado. Quizás esté con alguien. ¡Dios! Sólo de pensarlo mi corazón late más fuerte.

Pienso qué contestarle mientras bebo mi café.
Le dije que lo amo, pero no le dije que estaba enamorada de él.
Entonces, agarro mi celular y le escribo un simple «Te amo. Perdóname. ×Eleanor
Espero que se mande mientras bebo un último sorbo de café, y entonces ¡Joder!
«Su línea no dispone..
Sin crédito. Vaya. Hoy no es mi día.
Hace dos días terminó mi período, así que no estoy tan sensible. Pero es que...
Me levanto mientras seco las dos lágrimas traicioneras «Igual que tú», susurra una voz en mi cabeza.
Salgo de Starbucks y me dirijo a la casa de Harry. Sé que voy a arrepentirme. Pero no importa eso ahora.

• • •

Estaciono y, antes de que me arrepienta y salga huyendo, salgo del auto y me dirijo a la casa.
Toco el timbre. Espero. Nada.
Toco el timbre. Espero. Harry.
Luce como un vagabundo con clase. Si es que éso es posible. Se ha cortado el cabello, observo.
Me mira de una forma que no sabría explicar. Como si quisiera echarme y luego irme a buscar.
-¿Qué haces aquí? -Está bien. No es un buen comienzo. Pero todavía no me ha echado.
Yo me quedo en silencio. Ya no sé porqué he venido.
Él está parado en la puerta, mirándome como si fuera un mal chiste.
-Te necesito. -Digo. Él no mueve un músculo. Mi corazón se acelera.
-Yo no sé si te necesito. -Dice sin una pizca de sentimiento en su rostro.
Ya no aguanto más y empiezo a llorar desconsoladamente. Yo no quiero parecer estúpida frente a él, pero ahora estoy de rodillas tapándome el rostro al pie de su casa llorando.
Siento que se acerca, pero no puedo dejar de llorar.
-Eleanor... Tranquila...- murmura. Se arrodilla frente a mí y me soba la espalda.
Lo abrazo porque necesito hacerlo. Él no responde, sin embargo. Éso hace que llore más.
Entonces él me abraza. Nos quedamos allí por unos cuántos minutos. Dejo de llorar.
- Perdóname. -Le digo.
- Tranquila, ya pasó. -Responde Harry.
- No me dijiste que me perdonas. -Susurro.
- Es que no te perdoné.- Dice. -Sólo no quiero que llores.
Intenté retener las lágrimas que me quedaban, pero parecía imposible y salieron corriendo bajando por mi rostro, intentando buscar una cura para mi corazón roto.
Sé que es justo. Pero duele.
Yo lo engañé, todo ésto es mi culpa.
-Ven, vamos. -Me dice y se para. Me tiende la mano. Me sonríe. Me sonríe.
Agarro su mano y lo sigo a dentro.
Él me sonrió.

Una vez adentro, él me hace sentarme en el sofá. Me trae un café. Y sé sienta a mi lado. Lejos, pero a mi lado.
-Perdóname. -Repito. -Por favor.
-Eleanor, si no te perdono, ésto no cambiará. -Dice mirándome a los ojos. -Y si te perdono, ésto tampoco cambiará.
-Yo acepto que me equivoqué y que fui una imbécil, una idiota, una estúpida. Pero te amo. -Le digo, las lágrimas se arremolinan en mis ojos. -Te dije que te amo, pero no te dije que estaba enamorada de ti. Y yo estoy enamorada de ti, Harry.
-Yo... Ya no sé lo que siento. -Dice y deja de mirarme.- Estuve enamorado de ti desde hace tres años, y ahora ya no sé qué es, con exactitud, lo que siento por ti.
»Creo en este amor. Pero no creo en ti, Eleanor. El tiempo no espera a nadie. Y yo sigo esperándote. Pero no esperaré por siempre, esperaré hasta que entienda que se a acabado. Y creo que ya lo entendí.
-Harry, por favor. No me dejes. Te necesito, te amo.
-Tener una segunda oportunidad significa perder la primera, Ele. Y yo no sé si ésto funcione ahora. Si te perdono, y estamos juntos, yo nunca voy a olvidar que me traicionaste. Y quizás, cada vez que tengamos una discusión te lo eche en cara. ¿Entiendes?
- Sí...- Susurré. Él me mira a los ojos nuevamente. -Después de todo el tiempo que dijiste que me amabas, ¿Renunciaste a mí aún cuando me mirabas? ¿Aún cuando me amabas? ¿Aún cuando me abrazabas?
- Yo he renunciado a mí. No a ti. Porque yo he dejado de ser yo en el momento en que los dos construimos un principio de sueño. Un sueño que tengo que hacer terminar.
»He de despertar, Eleanor. Tú tienes que hacer lo mismo.
-Después de ti, ¿Qué puedo esperar, Harry?
-Todo.
-Pero yo no quiero esperar nada si no es contigo...- Digo, él baja la mirada, sonríe levemente, y vuelve a mirarme.
-Eres lo que más he querido en la vida, Eleanor. Pero con lo que queda de nosotros, ya no alcanza. No quiero comenzar de nuevo.
-¿Cómo tanto amor pudo hacernos tanto mal?
-El amor no siempre tiene que ser color de rosas. No siempre es perfecto. Pero siempre tiene que ser real.
Nos quedamos en silencio.
-Hazme el amor, Harry. -Murmuro mirando el suelo.
Él me mira, como si le hubiese dicho algo extraño. Lo es. Sí, lo es. -Si ésta es mi última noche contigo, hazme el amor. Mañana, sólo si tú quieres, saldré de tu vida. Te lo prometo. Pero quiero tener algo de ti, un recuerdo de nuestro amor. Quiero sentir que amas. Por última vez.
-Ya no te amo, Eleanor.
-Sólo finge hacerlo, Harry.
Él me mira. Sé levanta y me tiende su mano. Yo la tomo.
En silencio nos dirigimos a su habitación.
Me besa lentamente. Yo paso mis brazos por su cuello. Él tiene sus manos en mis caderas. El beso va en aumento y nos acercamos a la cama. Pero antes él habla.
- ¿Prometes marcharte de mi vida después de hoy?
-Si es lo que quieres.
-Sí, es lo que quiero. Promételo.
Termino de fabricar una falsa sonrisa para usarla y decirle en un susurro: «Te lo prometo»
Entonces volvemos a besarnos. Me respuesta en la cama y nos vamos sacando la ropa hasta ser sólo pieles. Él agarra un preservativo. Sé lo pone. Nos besamos y somos uno.
Cierro los ojos, y cuando los abro, lo miro a Harry. Luce tan hermoso. Escucho sus jadeos que se mezclan con mis gemidos. La melodía perfecta.
Él entra en mí con más fuerza. Cada embestida es como si me dijera «Me engañaste. Me engañaste. Me engañaste.»
Yo lo abrazo por debajo de sus brazos, que se encuentran a mis costados. Y me dejo ir. Él también. Y nos quedamos así. Uno arriba del otro.
Y entonces lloro.
Y no sé si será mi estúpida imaginación, pero siento que él también llora. Sigo abrazándolo y él también me abraza.
Los ojos me pesan de repente y siento que voy a dormirme. Pero antes de eso, siento que él me susurra. «No llores esta noche. Aún te amo, cariño
Y me quedo dormida.

El amor en sus ojos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora