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Eleanor.

Me despierto y no hay nadie a mi lado.
Harry no está.
Me levanto, me pongo mi pantalón y remera, y voy al baño. Me lavo el rostro, y uso mis dedos como cepillo de dientes.
Voy hacia el living y ahí está. Tomando un té, por lo que pude ver.
-Buenos días. -Le digo.
-Buenos días.
Siento que ya todo está bien entre nosotros, que ayer logramos olvidar nuestros errores, los míos, mejor dicho.
-¿Cómo dormiste? -Le pregunto con una sonrisa mientras me acerco a darle un beso.
Y él... Se aleja.
Esquiva el beso que iba hacia sus labios. Me esquiva a mí. Y mi corazón se acelera.
-¿Qué haces? -Pregunta.
-Sólo te iba a dar un beso. -Digo confundida.
-Lo sé, a lo que me refiero es... -Se calló. -¿Puedo pedirte algo y me lo cumples, Eleanor?
-Claro.
-¿Podrías ser fiel con tu promesa de ayer?
-¿Cuál?
-La de salir para siempre de mi vida.
Me quedo petrificada frente a él. ¿Qué? ¿De qué está hablando?
-Pero...
-Lo prometiste.
-Pero yo pensé que ayer...
-Te dije que ya no te amaba, Eleanor.
-Pero éso no es cierto, Harry. -Murmuro. Luego algo estalla dentro de mí. -¡Dime que no es cierto! ¡Tú me amas como yo te amo a ti! -Empiezo a gritar moviendo los brazos, con lágrimas cayendo. -¡No puedes hacer ésto! ¡Yo te amo!
-¡Yo no! ¡Ya no, Eleanor! -Gritó Harry. -Nuestra historia terminó, no podemos fingir. El sexo o un beso no va a marcar la diferencia. Veo las piezas de lo que fuimos o de lo podríamos haber sido en el piso.- Mi corazón se aflige. Y Dijo en un tono más calmado. -Si perdono tu error, una mentira es la única cosa que no podría borrar. No lo negaré más. -Respiró,y luego añadió. -Ya no te amo, Eleanor.
Sus palabras se clavaban en mí como cuchillas. Y ahora estaba intentando reprimir las lágrimas pero obviamente era imposible. Había renunciado a mí. Ya no me amaba.
No le dije nada. Sólo lo miré por última vez, y me fui mientras sentía que mi corazón no podía estar más roto.
Y me fui recordando sus palabras, me subí a mi auto y con la vista nublada y sin mirar atrás seguí mi camino.
A medida que avanzaba lejos de su casa, notaba como los pedazos de mi pobre corazón volvía a rehacerse, para luego romperse aún más en trozos más pequeños.
Me había sentido tan feliz cuando me desperté y ahora tenía un vacío en el alma entera. Me sentía sola, vacía y rota. No quería ir a mi departamento. No quería ir a ningún lado.
Nunca lo des todo por una persona.
Aunque ese todo no sea nada.
Tenía que haberme aferrado a esas palabras que había escuchado. Tenía que haber hecho tantas cosas, no haber hecho tantas otras.
Se acabó. Se había acabado.
Manejé hacia un lugar desierto, era lejos, como unas montañas, sólo había árboles, pasto y nada más.
Estacioné bajo un árbol, me fijé la hora: 14:01 P.M.
Sequé mis lágrimas, agarré mi celular, una cajetilla de cigarros, fuego y bajé.
Caminé un poco y me senté con los pies colgando abajo, como en la punta de la montaña.
Agarré un cigarro y fumé. No lo hacia hace mucho tiempo.
Agarro mi celular, para ver si tenía algún mensaje. Nada. Nadie.
Es increíble la forma en que el mundo desaparece cuando más se lo necesita. ¡Qué bien me haría un mensaje de la compañía de mi celular! Un mensaje de alguien...

• • •

Me quedé toda la tarde sentada aquí, colgando del precipicio. De los veinte cigarros que tenía sólo me quedan tres.
Y mientras los fumaba, quise sentir que podía quedar todo el dolor, el dolor, el dolor... Pero no. En el humo se armaba su sonrisa. Sé que no era su sonrisa, que sólo era una nube de humo, pero tengo tan presente su hermosa sonrisa que la veo en todos lados.
Me duele tanto, no sé como explicarlo, no sé...
Me duele tanto que el silencio que se sumió a mi alrededor tiene todas las palabras que él me dijo...
«Yo no.» Dice el silencio.
«Ya no, Eleanor.» Dice la oscuridad.
«Ya no te amo, Eleanor.» Dice el viento que me trae de regreso en sus palabras.
En silencio pierdo la noción de mí. Y me pierdo.
Yo lo amo con locura desmedida.
Era tan real cuando dijo que no me amaba más, que ya no sentía nada.
Pero ayer, cuando me hizo el amor, no me si cuenta que sólo era sexo.
No sé si estaba pensando, mientras me lo hacía, si me amaba o no. Quizás sólo lo hacía. Mientras que yo lo amaba. Mientras que yo me enamoraba de él un poco más si tan sólo éso fuera posible.
Me fijo la hora nuevamente. 21:58 P.M.
El tiempo pasó lento, pero la hora pasó rápido.
Creo que ya es hora de irme a mi departamento.

El amor en sus ojos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora