You Are My Last Hope

Capítulo 4

N/A: La época de vacaciones para mis primos aquí ha terminado y han vuelto a su hogar, por lo que yo puedo seguir escribiendo. A mí aun me quedan dos semanas de vacaciones e intentaré escribir lo más posible.

Este capítulo esta algo larguito, espero no se les haga pesado. No he tenido tiempo de revisarlo y dado que no cuento con un beta pues perdonen si hay errores.

Agradezco sus comentarios

Disfruten!

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Sus manos volaban sobre el teclado. El sonido de las teclas llenaba el casi silencio de la habitación blanca y limpia con ese olor característico que nadie podía definir. Ni él mismo; ni por ser escritor. La página en blanco era llenada con letras formando palabras; palabras formando oraciones; oraciones formado párrafos; y párrafos llenando una historia que él consideraba como su historia. La de él y la de ella. O quizá la historia que le hubiese gustado que fuese.

Escribir era su bálsamo, su momento para poder imaginar cualquier tipo de relación con Katherine Beckett bajo la identidad de un personaje ficticio al que había nombrado Nikki Heat. Y claro, no podía faltar el ruggedly handsome escritor Jameson Rook, ¿basado en él? Era posible. Muy posible. No es que le costara admitirlo, pero quizá sí le daba algo de vergüenza tener que esconderse bajo el mato de la imaginación simplemente porque le era indiferente a la mujer de la que estaba enamorado. No Nikki, tan solo Kate.

Habían pasado tres semanas desde que los doctores le habían inducido el coma a Kate. Tres largas semanas de visitas diarias al hospital, de sentarse en una silla junto a la camilla y tranquilizarse con los latidos cada vez más fuertes del corazón de su musa. Castle sabía que la recuperación de Kate iba viento en popa; sus signos vitales eran cada vez más fuertes. El único problema era su respiración. Aún debía permanecer conectada a un respirador que le brindaba de oxígeno suficiente para que su cerebro trabajara con normalidad. Los doctores Lehmann y Lee habían puesto al tanto a Castle de los riesgos del coma. Una persona no podía permanecer en ese estado mucho tiempo sin consecuencias. Había personas que nunca llegaban a despertar, o sus funciones vitales nunca mejoraban. Mientras el lapso en coma de Kate no pasara los tres meses, ella estaría a salvo. Sin embargo, en caso contrario, si el coma duraba más de tres meses y no lograba respirar por si sola, Castle se vería obligado a tomar una decisión que lo superaría en todos los aspectos.

Una decisión tan macabra para un hombre enamorado como el hecho de tener que mandar a su chica a con el resto de su familia.

No, Castle no se iba a poner a pensar en esa posibilidad. Ella se iba a recuperar y despertaría pronto. Tenía la esperanza de que eso pasaría.

Gran parte de las enfermeras del hospital se habían hecho amigas de Castle, muchas de ellas presentándose como fans de sus libros. Y todas ellas con la creencia de que Kate era la novia de él. Y a Rick no le molestaba ese punto. Más que eso le agradaba, porque se permitía un poquito de eso que tanto quería. Una relación con Kate.

Los últimos días había recibido la presión de Gina con los capítulos del libro y se decidió por llevarse su laptop al hospital y poner su empeño en escribir para no tener problemas con la editorial. En realidad le había funcionado bien, pues tenerla cerca le daba la inspiración que necesitaba y Frozen Heat podía realizarse sin problemas.

Y es que la historia completa de los libros había sido más imaginación que realidad, pues él no conocía prácticamente nada del pasado de Kate. Durante el primer caso juntos él supo que algo tuvo que haberle pasado a alguien a quien ella amaba para que terminara siendo policía. Semanas después él había intuido que el señor Beckett había muerto, puesto que ella usaba un reloj de hombre todos los días. Y de ahí nació la historia de Heat. Una policía cuyo padre había muerto trágicamente cuando ella era una adolecente y de ahí su interés por introducirse en la policía para dar con quien lo hizo. Venganza y justicia en un mismo platillo.