¿La sola idea de hablar en público te hace querer sacar tu cabeza por la ventana luego de tomar una ducha con la esperanza de resfriarte? Si ese es tu caso, no eres el único. Muchas personas en el mundo sufren de timidez leve o extrema y luchan por superarla. Recuerda que salir de ese cascarón no es algo que sucede mágicamente de la noche a la mañana. Requiere tiempo, esfuerzo y, por supuesto, el deseo de cambiar. Con solo estar leyendo esta artículo ya te encuentras por el buen camino, ahora continuemos.
Parte 1 de 4:
Comprende el motivo de tu timidez1
Piensa en el origen de tu timidez. Ser tímido no es necesariamente lo mismo que ser introvertido o no agradarte. Simplemente significa que por alguna razón te avergüenzas cuando eres el centro de atención. ¿Cuál es el origen de tu timidez? Generalmente es el síntoma de un problema mayor. Estas son algunas posibilidades:
Tienes una débil imagen de ti mismo. Esto ocurre cuando nos evaluamos a nosotros mismos y nuestra voz interior es negativa. Es difícil dejar de escucharla, pero recuerda que es tu voz y puedes ordenarle qué decir.
Te cuesta creer en los cumplidos que la gente te hace. Ya sea que creas que te ves bien o no, alguien se dio cuenta y por eso te lo dijo. ¿Acaso es un mentiroso? Levanta la barbilla, agradécele y acéptalo. No trates de convencerle que está en un error.
Te preocupas por la manera en que te comportas. Esto sucede cuando nos concentramos demasiado en nosotros mismos. Debido a que pasamos todo el día supervisando nuestras acciones y asegurándonos de no cometer errores, asumimos que todos los demás también lo hacen. Si esto parece ser algo que harías, más adelante hablaremos acerca de enfocarnos en otras personas.
Los demás te etiquetan como alguien tímido. A veces, cuando somos pequeños nos comportamos con timidez. Desafortunadamente, la gente se aferra a ello y nos trata como tal, aun cuando nuestras personalidades se desarrollan mucho más. Es posible que otras personas te hayan agrupado en esta categoría y tú solo trates de adaptarte a ellas. ¿Las buenas noticias? Solo debes adaptarte a ti mismo.
Sea cual sea tu razón, es posible superar tu timidez. Todas esas razones son formas de pensar y eso es algo que tú puedes controlar. ¡Claro que sí!2
Acepta tu timidez. Uno de los primeros pasos para superar tu timidez es tratar de aceptarla y estar a gusto con ella. Mientras más te resistas a ella inconsciente o conscientemente, más tiempo se impondrá. Si eres tímido, entonces acéptalo y acógelo por completo. Para hacerlo, puedes decirte repetidas veces: “Sí, soy tímido y lo acepto”.3
Averigua cuáles son los factores desencadenantes de tu timidez. ¿Te siente tímido frente a nuevas personas?, ¿cuando aprendes algo nuevo?, ¿cuando te aventuras a una nueva situación?, ¿cuando estás rodeado por gente que conoces y admiras?, ¿cuando estás en un lugar en el que no conoces a nadie? Trata de precisar las ideas que pasan por tu mente justo antes de que la timidez te afecte.
Lo más probable es que no todas las situaciones te provoquen timidez. No tienes ningún problema cuando estás rodeado de tu familia, ¿cierto? ¿De qué manera son distintos de los desconocidos a tu alrededor? No lo son, la única diferencia es que los conoces mejor, y lo que es más, ellos te conocen a ti. No se trata de ti, se trata de las situaciones en las que te encuentras. Esto demuestra que no es algo que sucede todo el tiempo y en cualquier lugar. Genial.4
Haz una lista de las situaciones que te provocan ansiedad. Ordénalas para que las cosas que te causen menos ansiedad estén en primer lugar y las que te causen más estén al último. Al ponerlas en términos tangibles, te parecerá una tarea que puedes afrontar con éxito.
Hazlas lo más tangibles posible. “Hablar frente a las personas” puede ser un factor desencadenante de tu timidez, pero puedes ser más específico. Por ejemplo, ¿hablar frente a aquellos que tienen más autoridad que tú?, ¿hablarles a aquellas personas que te parecen atractivas? Mientras más específico seas, más fácil te será identificar la situación y encargarte de ella.