Capítulo diez: "Buenos abuelos"

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—Bien, Bieber, te di exactamente veinticuatro horas para tu preparación mental. ¿Estás listo? —pregunta Violett, cruzando sus brazos.

Solté un gran y profundo suspiro, para luego cerrar mis ojos, aquí vamos.

—Preparado —afirmé, dejándola entrar.

Ella sonrío, besando mi mejilla, para ingresar a mi casa. Lamentablemente, Jaxon volvió a casa con papá hoy en la mañana, me hizo prometer que él sería el padrino de los hijos de Esther, que debía enviarle una foto de ellos y casarme con Violett. Irónico.

Sir Donald olfateó mi pantalón, para luego morder de él. El amor es mutuo, compañero.

—Ha estado así todo el día, creo que aún puede sentir el olor de Esther y está algo desesperado —explica Violett, tomando a su perro y golpeando suavemente su hocico.

—Bueno, Esther ha estado llorando todo el día.

Violett abrió los ojos al máximo, seguido de eso, golpeó mi brazo.

—¿Dónde rayos la tienes? —preguntó, moviendo su cabeza.

—Encerrada, tú dijiste que la mantuviera allí —contesté.

—¡Pero que idiota saliste! Solo tenías que encerrarla si algún canino estaba cerca —suspiró, haciendo un adorable puchero—. Pobre Esther.

—¡Pero ella estaba manchando toda la casa! Y no es nada bonito limpiar sangre. ¿Sabes de donde sale esa sangre? ¡De su vagina, Violett! —exclamé, alzando mis brazos.

—Tú quisiste una cachorrita, asume las consecuencias.

—Pensé que era lo mismo tener una hembra que un macho.

—Jesús —dejó nuevamente a Sir Donald en el suelo—. Obviamente es distinto, zopenco. Los hombres tienen pene, y las mujeres vaginas.

—Bien, dejando el tema a un lado —comencé a caminar hasta las escaleras, para comenzar a subirlas. Ella me siguió—. ¿Vamos a encerrarlos ahora?

—Sí quieres y estás preparado, sí.

¡Ay, Jesús! Nuevamente Esther estará abriendo sus piernas para un depravado animal. Luego de esto, realmente tomaré en cuenta enviarla a la iglesia para que se vuelva monja.

—¿Sabes qué?  Porque mejor no esperado una hora más, no le hará mal a nadie, vamos abajo y... —me interrumpió, poniendo una mano en mi boca.

—Lo siento, Bieber. Ya dijiste que sí.

Y luego de eso, tomó a Sir Donald en sus manos y abrió la puerta, Esther se encontraba allí, buscando alguna salida, pero antes de que ella lograra escapar, Violett dejó a Sir Donald en la habitación y cerró la puerta. Sonrío y golpeó sus manos.

No pude reaccionar, hasta que escuché un pequeño grito. ¿Qué? Hace apenas tres segundos que Sir Donald ingresó, ¿y ya están teniendo relaciones sexuales? Esther es rápida, igual que su papi.

Esperen, no. Ella sigue siendo una bebé, mi bebé.

—¿No puedo entrar y separarlos? —pregunté esperanzado.

—No, lo siento.

Is it too late to say I'm sorry now? —susurré, bajando mi cabeza—. Creo que algún día me arrepentiré de haber escrito esa canción, me persigue.

Violett río, para luego negar con su cabeza y tomar mi mano, arrastrándome hasta abajo.

—Se me olvida que eres cantante. ¿Cuándo tendré un show privado? —se sentó en el sofá, también lo hice.

Puppy's AccidentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora