CAPITULO 13.

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CAPITULO 13.

VEN A BUSCARME

Comienzo a toser, mi cabeza duele.

¿Dónde estoy?

Levanto mi cabeza, comienza a dar vueltas y vueltas.

Mierda, mierda.

Mala idea.

El mundo esta boca arriba.

La señorita Reynolds se ha ido, lo siento mucho.

Mi cabeza se siente como si alguien hubiera estallado una bomba, siento como si el aire se me escapara sin poder retener el mínimo dentro de mí.

Entiende, no quiero que me veas. Vete.

Abrazo mis piernas y me tiro al suelo, el césped se siente frio bajo mi piel.

Toco mi bolsillo derecho y llamo a la única persona a la que le puedo pedir ayuda.

Suena un bup, bup. Otro bup.

-¡Tonny!, son las dos y media de la madrugada.

Hola voz sexy.

-Hola, hola. ¿Me vienes a buscar, Lux? No sé dónde estoy.

-¿Estás ebrio?

-Yo no diría ebrio, estoy ligeramente alcoholizado.

-Necesito que me mandes tu ubicación con el teléfono, Tonny, ¿puedes hacer eso?

-Sí, sí, sí, sí, sí. Ven a buscarme.





Las personas tratan de calmar sus sollozos, lloran incluso desconocidos.

Qué tontería.

¿Para que vinieron los de la facultad?

La madre de Jessie me mira como si sintiera lo que yo, pero ya quisiera yo poder llorar.

En algún momento del camino me sequé, en el momento en el que ella me necesitaba, no estuve, no porque no quise, ella no me quería a su lado.

Quizá después de todo no era tan indispensable.

Quizá ella no me quería lo suficiente para dejarme estar a su lado.

Lo más seguro es que yo era el único que creía en una tonta historia de amor para niñas, y ella solo me veía como otro más de su lista.

Solo soy un maldito niño, que creció con ideales demasiado femeninos de sus padres.

Las ilusiones en mi cabeza fueron reales, pero se fueron con ella.

La mano de la señora Pía se posa en mi hombro, doy varios pasos adelante y coloco la rosa en mi mano sobre el ataúd. Es naranja, su color favorito.

O quizá no era su color favorito, quizá solo era otra respuesta que dio al azar para complacerme, como cuando dijo: "siempre"





El amargo en mi boca es horrible, se siente como si hubiera tragado gasolina. Siento el asco venir a mí.

Mi cabeza ha sido estrellada contra el pavimento, lo sé, alguien me está matando.

Miro a mí alrededor, no hay torturador. No hay asesino.

Es mi casa.

Puff, la profecía del elegido, Harry me ha transportado a casa tipo Dumbledore.

Wow, Ravenclaw manda.

¿Lux?, le dije que me buscara. Ella debe estar en ese frío césped.

Busco mi teléfono en mi bolsillo, llamo a la chica.

-Hola, hola, hola. Lux, ya no tienes que buscarme, aparecí en mi casa.

Algo golpea mi cabeza.

-Lo sé, tonto. Estoy frente a ti.

Abro mis ojos bien, la silueta borrosa de Lux es indudable.

-¡Ah, hola!-le digo.

Wow, ahora está junto a mí.

-¿Qué te pasó?, ¿Por qué llorabas en el césped?

Siento otro golpe en mi pecho.

Por un momento todo se había ido, solo un segundo.

-Perdóname, Lux. Yo solo no quería estar solo hoy.-siento mis ojos ponerse calientes y las lágrimas saladas concentrarse en salir, pero nunca salieron, era como si se hubieran evaporado.

-¿Por qué?-ella coloca su mano sobre la mía.

-Hoy, son cuatro años desde que se fue. Me dejo con esta mierda dentro de mí, no siento nada. Todo se ha ido a la mierda.

-Vas a estar bien, Tonny.

Siento sus brazos a mí alrededor, me hace sentir como un niño solo, sin hogar. Me recargo en ella. Me enredo en ella, y hundo mi rostro en su vientre.

-¿Te quedas conmigo?-le pregunto, siento sus dedos pasar por mi cabello, intenta reconfortarme.

-Sí.- susurra, dejándome sumido en el intento de no llegar a ningún recuerdo.





Alguien murmura, mis ojos pesados comienzan a abrirse.

Siento el peso de la pasada noche.

Mi cabeza es diez veces más pesada de lo que recuerdo, pero me siento en el lugar donde estoy, es mi sofá, las mismas paredes que veo cada día pálidas y blancas, me rodean.

-Por favor, Weasley. Solo un poquito.-la voz de lux se escucha desde mi habitación, me levanto y olvido lo que me cuesta andar.

Comienzo a dar pasos directo a la voz.

Me detengo en la puerta, miro la escena frente a mí.

Junto a la inmensa cajeta donde se suponía debía dormir Weasley estaba Lux, con el cachorro en sus manos y tratando de alimentarlo con un biberón. ¿Dónde consiguió esas cosas?

Consigo arrodillarme junto a ella, veo que lleva uno de mis suéteres de una de mis series favoritas que llega hasta más abajo de la mitad de sus muslos, su cabello está recogido de manera ordinaria.

Miro al pequeño cachorro y su desesperanza, lo acabo de defraudar.

Lo dejé solo en su primera noche en casa.

Los chillidos que comienzan no son naturales, Weasley comienza a retorcerse, esta perturbado. Lux deja el biberón y le comienza acariciar la cabeza, los sostiene como si fuera un bebé frágil.

Su comportamiento solo parecía venir de un animalito que solo ha conocido el maltrato y es lo que sigue esperando.

-Está bien, Weasley.-le susurra.-Lo sé, mi amor. Pero ya nadie va hacerte daño.

Suspiro. Tomo eso como una promesa, nadie le va a hacer daño a Weasley, ni siquiera yo.

Comienzo a acariciar sus orejas, empieza a relajarse y sus ojos comienzan a examinarme. No puedo dejarlo solo, ¿Cómo voy a hacer cuando vaya a trabajar?, Lux tenía razón, no puedo cuidar a un perro.

¿Qué voy a hacer?

Los ojos del cachorro comienzan a cerrarse hasta que queda completamente dormido en el regazo de Lux.

De alguna manera solucionaría el caso de Weasley, porque ahora es mi familia y donde yo vaya él va.

Pero para ayudarlo a él debo comenzar por ayudarme a mí.

Miro a la chica junto a mí, quien está algo perdida en lo que sea que pasa por su cabeza, noto que nuestras manos casi se juntan sobre el pelaje rojizo de Weasley.

-Lux.-llamo su atención.-Estoy listo.

Ella frunce el ceño. Luego levanta una ceja como si preguntara "¿para qué?"

-Para contarte lo que pasó.-le respondo, ella suspira mientras yo intento poner mis pensamientos en orden.

Desde El EdénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora