Stoll brothers.

¿Cómo te llamas?

Hoy Connor estaba solo, Travis había enfermado así que le tocaba andar por el campamento sin compañía esperando que su hermano mejore pronto.

A los Stoll siempre les habían encantado las fresas desde que llegaron. Travis siempre cortaba muy de madrugada antes de que todos cosecharan para tener las mejores solo para él y Connor. Esta temporada hubo demasiadas fresas, así que no necesitaban hacerlo, llegaban a las cabañas por montones, Connor pensó que sería una buena idea cortar unas para su hermano, unas frescas para que él supiera que lo extrañaba y daría todo porque estuviera mejor. 

En el campo de fresas después de cortar algunas decidió ir al lago para lavarlas y de una vez darse un baño, que por Hermes que ya le hacia falta. Cuando llegó ahí se encontró con algo muy peculiar. 

Había un niño, bueno, un niño no, sería muy pervertido si Connor se permitiera pensar así sobre un niño, pero es que era hermoso, estaba dándose un baño un joven de unos 15 años, era delgado, pelinegro, de muy buen culo. Connor se maldecía por estar pensando en él de esa manera, ni siquiera lo conocía y rogaba porque no estuviera con alguien. 

En el campamento era bien sabido que Connor no ocultaba su bisexualidad, había salido con chicos y chicas de todas las cabañas, cabe mencionar que cuando terminó a Jack, uno de los hermanos menores de Clarisse tuvo un brazo roto, pero había valido la pena, ese niño era muy celoso y no convenía una relación de ese tipo.

Lo observó nadar por un tiempo, como se movía tan delicado, pero se dijo a sí mismo que era un niño demasiado hermoso para él. Pero de un momento a otro estaba frente a sus ropas lavando las fresas fingiendo desinterés. 

X: ¡Hey! ¡Hola! ¿podrías pasarme mi ropa? es que digamos que perdí mi ropa interior en el agua.

Un montón de pensamientos sucios pasaron por la mente de Connor. 

C: Claro, te la pasaré si me dices cuál es tu nombre.

X: Me llamo ComoPutasNoTeImportaTengoNovio 

C: que lastima, tu nombre es muy largo, así que mejor te llamarás Paquito.

X: Está bien, espera, ¿de dónde carajo sacaste eso de Paquito?

C: No importa Paquito, ahora, ¿quieres tu ropa?

X: Depende, ¿qué quieres a cambio de ella? 

C: Ponértela.

X: Eres un asqueroso pervertido. Tú, tú, ¿cuál es tu nombre imbécil?

C: Connor, pero, me gusta más daddy, o amo, tal vez amor, el que tú elijas.

X: Imbécil Connor, dame mi ropa o juro por mi madre que te arrepentirás.

C: ¡AY SI! ¡AY SI! TENGO MUCHISIMO MIEDO.

X: Deberías.

Entonces unas ramas se juntaron al rededor de la cintura de aquel niño extraño, lo cubrieron lo suficiente como para poder salir sin sentir vergüenza. Connor tenía razón, su culo estaba de infarto, pero no le duró mucho el gusto. Pequeñas ramas salieron del piso y cuando cobraron grosor lo tiraron al suelo envolviéndolo con rudeza. El chico extraño tomo su ropa y un poco exhausto se vistió. Cuando regresó se sentó a horcajadas en Connor, traía sus fresas y mientras comía una de ellas le dijo:

X: Me llamo Dean, no Paquito, y tal vez si hubieras sido más inteligente y no me hubieras hecho enojar ahorita podrías acompañarme a mi cabaña que es la 4 por cierto, aunque creo que ya lo habías notado. 

C: ¿y tu novio no se molestaría por eso?

Fue en lo único que Connor pudo pensar. El chico era realmente lindo, tenía pecas y lunares, ojos grises casi azules, y su voz, joder, su inocente voz hacía que Connor perdiera la cordura. 

D: Estoy seguro que no le importaría ya que voy de camino a terminar con él.

C: ¿podrías desatarme antes de irte?

D: pierden su poder en una hora. Quédate aquí a reflexionar cómo vas a coquetearme de nuevo sin que tenga que hacer eso.

C: ¡Cuenta con ello!   

Y Dean se paró, llevándose las fresas y un poco de la dignidad de Connor.

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