Oler

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— Sigue mi dedo, por favor.

Roman obedeció la petición de la humana que hacía frente suyo, estaba embarazada y no parecía mala persona, su nombre: Nuria. Los ojos de ella eran más oscuros que los de Lluvia, la mujer que lo había acompañado desde la puerta al centro médico y que desde le habían empezado a hacer diferentes pruebas no le quitaba la mirada de encima, ¿sería acaso que estaba pensando en su propuesta?

Nuria asintió en aprobación, se dio la vuelta en su silla y apunto algo en una libreta, ¿bitácoras? No sé sentía mal, no le dolía ya la cabeza ni el cuerpo, sólo sentís escozor en una parte baja de la espalda.
— Bien, Roman, acabamos. —Nuria se giró a él y le sonrió. — parece ser que te han dado un golpe fuerte justo aquí. —ella se tocó la nuca, mostrándole el lugar, él asintió. — Eso posiblemente te ocasionó pérdida de memoria temporal.

— ¿Y por qué reconoce a Justice y Torrent? —pregunto Lluvia, sentándose a lado de él, muy cerca.

— Posiblemente porque fue a determinados lapsos, de un tiempo a otro, el cerebro es un tanto difícil de comprender. —sonrio hacia él. — pero, dime: ¿cómo te encuentras?

— Confundido es la palabra correcta, supongo. —observo sus manos, abriéndolas y cerrando, formando puños fuertemente apretados. — hay destellos de diferentes cosas, no se quedan por mucho tiempo, sólo aparecen y se van... odio eso.

— Es normal. —la doctora se levantó con dificultad de la silla giratoria, su hermana se acercó a ella y la acompañó hasta un estante, donde tomó un cuaderno y un lápiz. — Hagamos algo, ¿si? Esto nos ayudará a todos.

— ¿Y qué es eso que nos ayudará? —arqueo una ceja.

— Cada vez que tengas uno de esos destellos, trataras de hacer todo lo posible por retenerlo, hasta el punto que puedas dibujarlo o describirlo en este cuaderno.

— No sé escribir, eso no nos lo enseñaron en Marcely.

— Pero se les enseño aquí, aún así no hay de que preocuparse, se te puede volver a mostrar cómo hacerlo. —le entregó los materiales a su hermana, después volvió a tomar asiento frente de él. — Tomate las cosas con calma, ¿si? Solamente queremos saber que fue lo que te hicieron y así ayudarte.

— De acuerdo. —se bajo de la camilla de un salto y sin más salió de aquel lugar. Escuho pasos tras de él, pero aún así siguió caminando, era obvio por el quisquilloso aroma que se trataba de Lluvia.

— Roman, esperame, mis piernas son cortas a comparación de las tuyas.

— Entonces, corre.

— Traigo tacones, ¿tu quieres que muera?

Soltando un suspiró fastidiado se detuvo, giro sobre sus talones y la vio ir hacia él, su cabello moviéndose a cada paso. La piel parecía frágil bajo la luz que se filtraba de las ventanas, sus labios rosados y esos ojos tormenta que lo devoraban, era una mujer realmente hermosa.

Un destello de memoria lo hicieron jadear, una escena similar a la que ahí se presentaba, pero con fuego y gritos al rededor, ¿por qué ella estaba en medio de tanto caos? Gruño bajo, sosteniéndose la cabeza ante el dolor que lo había asaltado.

— Roman, ¿estás bien? ¿Te duele? —pregunto pasando la mano por el cabello de él, se sentía tan bien la dulce caricia, pero aún así no podía dejar de pensar en aquello que había visto o ¿vivido?

— Estoy bien... ¿Dónde vivo? —pregunto, deseando tener un poco de soledad para él y su pérdida memoria.

— En la zona salvaje. —la volteo a ver ofendido, ¿salvaje? ¿Cómo si se tratase de un animal? — Oye, no me veas así. Se le dio ese nombre porque varios Nuevas Especies, incluyéndote, no se llevaban del todo bien con los humanos, así que se les dio un área lo suficientemente grande y acondicionada.

Roman (Nuevas Especies 10)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora