Algunas heridas

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Caleb solto un gran bostezo, volteo a la cama que estaba a su lado y sonrió, su pequeña Alegría estaba acurrucada al cuerpo de su madre, Alysia, ambas dormidas.

Las amaba tanto, no sólo a ellas, su hijo Attis era un guerrero y se sentía muy orgulloso de él, aunque no fuera su hijo de sangre lo era de alma y corazón. Los amaba tanto a los tres que dar la espalda a los Nueva Especie le estaba resultando fácil.

Volvio su atención al monitor, donde podía ver lo que pasaba en una habitación blanca, como la piel de aquel macho se cubría de manchas, el proceso parecía ser doloroso, pero aún no sabía lo que esas manchas eran. Se parecían mucho a las de Roman, no había duda, pero ése macho a diferencia de Roman no había sobrevivido.

Varios de los dvd que había visto hasta ahora eran pruebas de que las mutaciones no fueron del todo acertadas al momento de quererlas mezclar en el cuerpo humano. Muchas pruebas fueron hechas con críos y el 20% o 30% sólo había sobrevivido.

También los de Marceli quisieron fecundar óvulos de forma invitro, si el bebé o cría no salía con vida, se dio el caso de aborto o la muerte de la misma madre, lo cual hacia pensar muchas veces a Caleb:

¿Mi abuela seguirá con vida?

Solto un suspiro, extrajo el disco y coloco otro, no podía creer tales pruebas. Cedrix le pidió, le rogó que las viera, ahora sabía el porqué... Ahora estaba de acuerdo en que esas pruebas se hicieran.

****

Roman alzó el brazo, deteniendo una potente patada de parte de Killer, quien al ver su ataque frenado uso sus puños. El felino rápidamente volvió a bloquearlo, golpeándolo está vez y tirándolo, aún así no se sentia mejor.

Ya eran las dos de la mañana, los animales nocturnos de la Reserva hacían daban sus peculiares llantos a la oscuridad y él aún no lograba conciliar el sueño. Después de que Killer y Orión lo llevaron al centro médico, Nuria le había dado otro cuadernillo después de haberlo revisado y viendo que todo estaba bien, pero para Roman nada lo estaba.

¿A quién le serviría ese cuadernillo? Después de haber ilustrado una que otra imagen, dando vida a destellos que sólo duraban unos segundos, eso no le ayudaba a nadie más que a los que querían ayudarlo a él, entonces ¿Por qué robarlos?

Gruño bajo, golpeando a Killer que apenas se habia levantado y lanzándolo contra una pared, se encontraban en el gimnasio de los Nueva Especie y Voraces, el cual le habían contado que fue hecho nuevamente y de doble tamaño.

— Vale, creo que estás mejor. — comento Killer, levantándose del suelo y sacudiendo sus pantalones, no parecía enojado. — ¿Recuerdas algo?

— No. — respondió sin más, dirigiéndose a los costales de pelea y dándole una patada al primero al que llegó, el ruido resonó en el lugar. — Es frustrante.

— Yo creo que es lo mejor. — Orión salió entre las sombras, con vendas en sus manos, dando cierta protección a su piel.

— ¿A qué te refieres? — Cuestionó Roman, volteándolo a ver de frente.

— Unas veces llegaste a comentarnos que odiabas tener buena memoria, que era estresante el ver tantos rostros y no tener ninguno a lado. — el macho solto un bostezo. — Supongo que el que perdieras la memoria fue por placer y beneficio tuyo.

No lo hará, realmente no. El perder la memoria no era bueno, él podía recordar las veces que estuvo fuera de Marceli en la isla, por eso reconocía a Nathaniel, también reconocía a Justice, Brass... ¿Por qué no podía recordar nada después de haber sido liberados de las empresas Marceli?

Roman (Nuevas Especies 10)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora